Sin complejos
DESDE el escaparate, uno no puede hacer más que mirar los gestos de TVE. Enciende la tele con la idea de que Los Desayunos los esté presentando Isabel San Sebastian en lugar de Ana Pastor, a la que habían vaticinado el destierro. Afortunadamente, la información y los análisis se siguen sucediendo con normalidad en el Ente, da igual que sea la Primera, la Segunda o el canal 24 Horas, que es el paraíso de los tertulianos a cualquier hora. Eso sí, en el entretenimiento parece que hay cambios. Me refiero a que apenas ha comenzado el año y ya fuimos testigos de uno de esos programas recurrentes que llevan el sello de José Luis Moreno y que contó con la presencia de, átense los machos, Lina Morgan y Ana Obregón. Ni su título, Reyes y Estrellas, hacía presagiar que no fuera una pesadilla navideña de esas de Atrapados en el tiempo de la que uno necesitaba despertar. Es posible que los cambios en TVE vengan por ahí. Por la puerta de atrás del espectáculo, que es en realidad uno de los lobbys inamovibles del medio. Es posible que cambie todo en la televisión pública: informativos, servicio público, incluso ciertas concesiones a la cultura. Pero ojo con cambiar la fórmula del programa musical porque ahí te esperan. Pues eso, que nada mejor que comenzar el año con la actuación de los mismos invitados musicales de siempre y presentados por Anita Obregón. Si alguien se despertó esa noche seguramente pensó que había viajado hacia atrás 30 años en el tiempo. No sé si el resto de los cambios que se avecinan en TVE serán una inquietante vuelta al pasado. No estaría mal que si van a cambiar, que por lo menos innoven un poco. Qué se yo. Que no sean maricomplejines. ¿Para cuándo un programa de debates moderado por Carlos Dávila y José María Aznar? Tiempo al tiempo.