pamplona. Las lágrimas de Korta en El conquistador del Fin del Mundo han sido y son el comentario de muchos espectadores del programa. Se han cotizado con unos índices de audiencia impresionantes. No es un hombre que abandone las empresas que acomete, pero se vio sobrepasado y decidió marcharse. No sabe si volverá a La Patagonia en próximas ediciones, aunque si le hacen la oferta le va a ser difícil decir que no. En esta entrevista se despoja de la coraza de hombre duro y muestra su lado más sensible, y también lo que opina del programa a día de hoy.
No pensaba que usted era tan sentimental.
Soy duro, pero tengo corazón. No podía más…
Lo de llorar ante el público nos ha dejado un poco descolocados.
No me acuerdo cuándo había llorado antes. Sí que soy un tío duro y se ha visto una faceta mía que nadie conocía. El programa buscaba que yo me cabrease…
Sus lágrimas ante las cámaras causaron sensación.
Habíamos perdido dos pruebas, una de ellas ilegalmente. Pasé muy mala noche y quería preguntar a los del programa si me podía marchar. Me pusieron un cámara delante y allí tuve un bajonazo. Fue una cosa nueva, para que me salga una lágrima a mí, ni con una cebolla en los ojos. Fue un bajonazo terrible y decidí que lo mejor para el equipo es que me marchara.
Usted no es de los que abandona de buenas a primeras.
Es lo que no he hecho nunca, hasta ahora: abandonar. Abandoné por el bien de mi equipo. Quería llevarlo como si fuera un campeonato del mundo, pero el reality es otra cosa, yo le llamo Salsa rosa.
¿Se ha enfadado con el programa?
No, no me he enfadado con ellos. Ha habido momentos de tensión, pero estoy bien con los que hacen el programa. Está claro que lo que buscan es que haya follón, que haya salsa. Lo que buscan es que yo salte, eso vende.
¿Se acuerda de la última vez que había llorado?
Quizá alguna vez con la tripulación, en alguna regata, pero no se me ha visto ante las cámaras y no ha sido lo mismo que ahora. De esa manera, como en la tele, nunca. Cuando fui a recoger la mochila tuve otro bajonazo importante.
¿Qué dicen en su casa?
Les he prohibido que vean nada del programa, no me gusta que lo hagan.
¿Le hacen caso?
No sé, a medias.
¿Qué cree que puede pensar la gente después de verle llorar?
Muchos a lo mejor no se lo creen, a lo mejor creen que está manipulado. Pues no, salió de dentro. Fue algo verdadero.
¿Piensa volver en próximas ediciones?
No lo sé, este mes hago ya 40+23…
¿63 años? No los aparenta.
Pues sí, maja, 63 años voy a hacer (25 de abril). Me gusta hacer un poquito de aventura. Pero cada programa es más cerrado, estamos más en la cárcel.
¿Cárcel?
No nos dan para hacer una cabaña. Me gustaría que nos dieran algo para poder pescar o cazar, que fuera más de supervivencia.
¿No le parece un programa de supervivencia?
Es más un reality, lo que interesa es que alguien hable mal de otro, que haya follón, eso es lo que se vende. Con eso tiene una audiencia buena y a la gente le gusta. En casa no gusta que vaya. Pero yo lo paso bien el mes que estoy allí.
¿No dice que es más 'reality' que supervivencia?
Sí. A mí me gustaría ayudar más al equipo. Hay pruebas que las puedo hacer yo y ponen a otro, por ejemplo las de agua… A mí me queman mucho las injusticias y entonces salto. Los que hacen el programa dan más valor a que yo reviente…
Cuando usted salta hay que tener cuidado, ¿no?
Exacto, cuando reviento no salen de mi boca las palabras adecuadas. Pero pedir perdón a mí no me cuesta nada.
Pero si se pide perdón demasiadas veces…
Ya, es que me caliento, lo sé. Me pierde la boca, pero pido perdón.
¿Cómo se ha portado con usted su equipo?
No se ha portado mal, yo no puedo hablar mal de ellos. Pero dicen que están mejor sin mí, como que yo no peleaba, y eso duele. He saltado, me he cabreado, pero eso es lo que se busca, eso es lo que vende. Ni bueno, ni malo, es lo que vende. A la gente le gusta eso y los que lo organizan van por el camino que la gente quiere.
Sus lágrimas se cotizaron muy bien en los índices de audiencias.
Claro, es una cosa nueva. Korta con todo lo bruto y malvado que parece, también llora y eso la gente lo ve. Que aparezca tan derrotado atrae a la gente. Estaba mal, ya te he comentado que pasé toda la noche pensando qué hacía allí. Sabía que el equipo desconfiaba de mí.
¿Le consideraban un mal capitán?
Creo que no, pero no estábamos ganando ninguna prueba. No es que yo sea el peor capitán, pero a mí no me pasan una y a otra gente sí. A unos les pillan robando y no pasa nada; a mí me pillan haciendo fuego y si pasa. Es normal, pero lo que pido es que las normas sean iguales para todos, no porque sea Korta o porque sea otro. Ellos saben por dónde me pueden agarrar.
¿Tan transparente es usted?
Sí. Ellos saben por dónde puedo saltar. Muchas ideas se las he dado yo. Me dicen que estoy viejo, que estoy cansado, tranquilo, que no hago nada… Y cuando salto, me dicen que me he pasado.
¿Qué tal con Juanito Oiarzabal?
Me cae muy bien. También él salta rápido. Los dos saltamos rápido. Somos pistoleros muy rápidos, pero sin sacar la pistola se nos va el tiro.
¿No sería mejor callarse un poco?
Parece que la gente que se calla es la buena, hay que decir lo que se siente. Siempre digo lo mismo, para mí todo el mundo es bueno mientras no se metan conmigo. Si se meten conmigo y tengo argumentos es que tengo más ejército que los rusos, los americanos y los chinos juntos: entonces no me para nadie.
Así que se plantea no volver a La Patagonia.
Igual no me llaman, creo que buscarán gente nueva. Está Maritxalar, que este año se ha quedado fuera y últimamente me ataca bastante. Si me llaman será muy difícil decirles que no. Cada vez me gusta más aquello.
¿Le ha parado mucha gente por la calle?
Sí, pero también hay gente que no se atreve, como me ha visto tan mal... A los que conozco, a mis amigos, les decía que no vieran ese día el programa. No me han hecho caso y me han dicho que han acabado todos llorando.