“Desde que he ganado ‘Pasapalabra’ soy más famoso que el pequeño Nicolás”
Luis Esteban, cuyos padres viven en Estella, superó cada una de las 25 definiciones del programa de televisión, un viaje de esfuerzo, tensión y sobre todo muchas palabras
PAmplona - El teléfono de Luis Esteban no deja de sonar ni un momento, recibe decenas de llamadas a diario y la gente le para por la calle para felicitarle. La vida de este inspector de Policía de Manacor, de 42 años, ha cambiado radicalmente desde que completara el famoso rosco del programa de Telecinco Pasapalabra.
“Está ya el móvil que lo tengo que cambiar, tengo un callo en la oreja de usarlo tanto”, asegura entre carcajadas Luis que, además, afirma que ahora mismo es “más famoso que el pequeño Nicolás”. Sin embargo, es consciente de que la fama televisiva es momentánea. “Sé que es un tipo de fama, afortunadamente, muy efímera, al cabo de tres o cuatro semanas no se acuerda nadie de ti”, recalca el flamante ganador. Tras alzarse con el premio asegura que sólo sintió “alivio” porque “el programa es muy divertido, la experiencia impagable, pero pasas tensión, es estresante. Nada más conseguir el premio no pensé ni en el dinero, sino en el alivio de haber superado mi reto y poder descansar”, declara con total sinceridad Luis, que ahora solo piensa en tomarse un tiempo para asimilar su precipitada fama y poder disfrutar con su familia.
El ganador tiene muy claro cómo administrar los 354.000 euros de bote que consiguió en el popular concurso. “La mitad del premio es para Hacienda. Con el resto, pagaré el piso, haré una contribución para Cáritas, iré de crucero y lo que quede ahorraré para la educación de los hijos en un futuro”, declara con una mezcla de ilusión y alivio.
raíces navarras El árbol genealógico de Luis Esteban Lezáun es muy variado. Tres de sus cuatro abuelos son navarros y el otro es aragonés, una mezcla, según él, “muy explosiva”. La conexión con Navarra no termina ahí. Sus padres viven en la actualidad en Estella. “Yo me crié en Zaragoza, pero con mucha vinculación con Navarra. Íbamos todos los veranos a Villanueva de Yerri”. Esta pequeña localidad se encuentra a pocos kilómetros del pantano de Alloz de donde Luis tiene muchos recuerdos de sus periodos vacacionales durante la infancia. Además, asegura que en la zona de Tierra Estella tiene “muchos familiares, tíos, primos y amigos”.
A la tercera fue la vencida. El maño se había presentado en un par de ocasiones al concurso, acumulando una buena cantidad en premios. Sin embargo, su siguiente paso era el rosco. “Las dos primeras veces que fui no estudié nada, pasaba programas, pero sabía que no podía completar el rosco. Pero a la tercera me pegué la empollada”, confiesa el concursante.
En sus ratos libres comenzó a estudiar, siempre pegado a un diccionario con el único objetivo de dar un salto en su evolución. Luis confiesa que no es fácil, que no basta con ser aficionado a la lectura, ganar Pasapalabra requiere trabajo. “Yo tenía esperanza de ganar el rosco esta última vez, había estudiado mucho y viendo desde casa sabía que lo podía hacer. Estuve a punto de perder con un tal César, un arquitecto de Andosilla, un tío muy majo y le gané porque tuve un fallo menos que él. Entre navarros estaba el juego”, declara sobre su periplo por el concurso. Un camino de más de 80 programas donde fue superando rivales hasta alcanzar el premio más deseado.
claves y anécdotas Para ir superando programas “hay que tener un léxico amplio, tener el hábito de la lectura con un diccionario al lado”. Sin embargo, para completar el rosco “hay que buscar palabras raras, inverosímiles que no usa nadie, aprender nombres de científicos, literatos y directores de cine. Con una buena cultura general y buen léxico sólo puedes ir pasando programas.”, asegura Luis sobre su clave del éxito.
Las anécdotas durante tantas horas de televisión son inevitables y Luis no se olvida de su otro gran aliado: la suerte. “El primer programa lo gané por los pelos y cuando acabé de responder la última pregunta pensaba que estaba eliminado. Me podía haber ido a casa, pero así es la vida, hay un componente de suerte importante”.
La clave que marca la diferencia en el programa es el control de los nervios y de las emociones. “Con la última respuesta no me puse nervioso porque estaba muy concentrado. Intentaba dar el 100% de mí mismo, no pensaba en si me llevaba el dinero o no, sólo pensaba en la definición y en la palabras”. Definiciones, palabras y mucho esfuerzo es la receta de Luis para pegar un bocado al rosco.