Más de un centenar de jóvenes acudieron ayer al polideportivo Hermanos Induráin a la Funky Master Class de luxe, cuya estrella invitada era la bailarina Vicky Gómez, la ganadora del reality show Fama en la edición de 2008.

Un fin de semana dedicado al baile funk. Con profesores y alumnos de Fama, más la bailarina navarra Diana Casas. El éxito estaba asegurado. Y el pronóstico se cumplió. El frontón, abarrotado sobre todo de chicas jóvenes (adolescentes y veinteañeras) disfrutó de 11 a 13 horas de una clase de dos horas impartida por la bailarina Vicky Gómez. Pero también había chicos. Los menos, eso sí. En una proporción de 1 a 9. Pero los había. Y bailaban tan bien como las chicas. Aunque como dijo Gómez, "lo importante es disfrutar con el baile". A la tarde, a las 4.30, la Master Class corría a cargo de Gsus Villau. Hoy domingo, por la mañana, más. Con Gala Robles y Rafa Méndez.

La jornada empezó a las 10 de la mañana, con un calentamiento llevado por Diana Casas. Visto el ritmo que luego llevó la clase, el calentamiento era algo indispensable. Pero la sesión empezó a las 11. Fue entonces cuando Vicky Gómez se subió a la plataforma improvisada al final del frontón. También habían instalados unos espejos para que la monitora pudiera observar el desarrollo de la clase. El frontón se había transformado en una improvisada sala de baile. Allí, a falta de pelotaris, había cientos de bailarinas de todas partes del Estado.

Es el caso de una cuadrilla de adolescentes venida de Vitoria. Dos chicas, Itziar Samaniego y Fátima Miguel, y un chico, Javier Fernández. Han venido para participar en las clases tanto del sábado como del domingo. Son seguidores de Fama y les ha encantado. "Se nos ha hecho muy corto", afirmaba Itziar Samaniego. "Eso es que hemos disfrutado", añadía. Los tres dan clases de baile en Vitoria de hip hop y locking (un estilo de danza funk y baile callejero) y la clase, probablemente por esto, no se les ha hecho nada difícil. "Un nivel estándar", coinciden los tres. No obstante, estaban algo cansados. No es para menos. Dos horas de baile cansan a cualquiera.

Las gradas del frontón, en oposición a los bailarines, estaban compuestas por personas adultas que miraban a sus hijas bailar. También había niñas pequeñas. Seis chiquillas miraban fijamente a Vicky y sus alumnas. Con envidia y lástima por no tener la edad mínima para poder participar.

Mientras tanto, Vicky Gómez seguía con su clase. Sus explicaciones seguían un patrón sencillo. En primer lugar explicaba un movimiento y las bailarinas lo imitaban. Una vez asimilado, abordaba un segundo paso de la misma forma. Lo mostraba y lo imitaban. Así hasta sumar cuatro o cinco pasos que formaban ya un movimiento completo. Entonces era cuando ensayaban el movimiento. Primero sin música y luego con música. Repetía las veces que hiciera falta y siempre animando a sus pupilos. "Muy bien, así", "Guay, guay". Entonces, cuando un movimiento completo quedaba asimilado, volvía a empezar con los pasos, uno a uno, hasta completar otro movimiento. Al final de la clase, todo junto formaba ya un auténtico baile que requería de dos canciones diferentes, aunque ninguna de las dos sonaba entera.

Gómez, siempre enérgica, guiaba a sus alumnos. Vestida con un pantalón de chandal gris, una camiseta blanca con un dibujo y una chaqueta morada desabrochada, se movía al ritmo de la música agitando su melena negra. Desde el frontón, las bailarinas la imitaban de la mejor forma que podían. En general, se notaba que había mucha gente a la que le gusta el baile y da clases.

No es de extrañar. Entre los asistentes había también profesionales. Eva Ruiz-Alejos y Ana Belén Ladrón son profesoras de funky jazz. Jóvenes también, no llegan a los treinta años, han disfrutado mucho con la clase. "Ha sido genial", dice Ruiz-Alejos. "El nivel ha sido asequible", según ellas, aunque reconocen que para las niñas ha sido un podo difícil. Lo único malo que los espejos, al estar más altos por la plataforma, no te reflejaban bien. Tal vez por eso, Vicky Gómez decidió bajar de la plataforma para un baile. Para observar desde abajo el rendimiento de sus chicas. "Está muy bien, de verdad", concluyó satisfecha.

La tónica general de las clases eran las alabanzas. Yasmina El Gusbi y María Fano son dos chicas de Bilbao que también vinieron para disfrutar del fin de semana completo. Bailan en un grupo llamado Ale hop formado por ellas y otras seis chicas. Dicen que la clase ha sido "genial" y que les encanta Fama pero no se presentarían al concurso. "Hay gente muy buena en España", dice Yasmina El Gusbi, "nosotras somos más como aficionadas y además ya tenemos un grupo en el que estamos muy bien".

De esta forma, la clase llegaba a su fin y tocaba hacer el baile entero mientras Vicky se despedía con besos de sus alumnos. "Ha sido un placer estar aquí con vosotros, seguid bailando y disfrutando". Con pena acabó la clase. Pero no hai que preocuparse. En unas horas, clase con Gala Robles y Rafa Méndez.