pamplona. Se dice de "Lluvia" que es un espectáculo especial. ¿Hay más de Eva Yerbabuena aquí que en espectáculos anteriores?

Yo no creo que sea así. La gente dice que éste no tiene nada que ver con los otros y a mí me alegra, porque lo que más me gusta del mundo es que un espectáculo no tenga nada que ver con otro. Y siempre tiene que ver, este niño, como yo digo, viene del mismo padre y de la misma madre (ríe). Sí es verdad que cuando celebramos el décimo aniversario de la compañía, yo sabía que era una etapa que se cerraba y otra que empezaba, y así ha sido. Y la gente cuando ve el espectáculo dice me encanta porque es totalmente diferente a los demás, tiene algo especial... En fin, eso el que lo tiene que ver es el público.

En "Lluvia" no has escatimado en melancolía... ¿Veías necesario dar rienda suelta a este sentimiento, en una sociedad en la que se tiende a maquillar el desamor, la insensibilidad, la soledad o la incomunicación, todo aquello a lo que homenajeas en este espectáculo?

Exacto. Es que miras día a día a tu alrededor y te das cuenta de que ¿por qué tengo yo que ocultar esto si es lo que está pasando? Para mí la melancolía es muy especial porque es la que provoca verdaderas maravillas, tanto en poemas como en pinturas, en música, en danza... en todo. Ahora, ¿qué provoca la melancolía? Ahí hay que empezar a analizar: el desamor, o no sé... Este espectáculo es un homenaje a la melancolía, al desamor, a la incomunicación, al querer comunicarte y no poder, o al creer que tienes todos tus sentidos perfectos y te das cuenta que aun así no los utilizas, o a lo que se puede descubrir aun careciendo de alguno de ellos.

¿Cuál ha sido el mayor reto a la hora de expresar con el flamenco tantas sensaciones?

Hay un momento en que dices: tengo que utilizar todas las armas que pueda, toda la información posible... Lo difícil es quitar. Después de encerrarte en el estudio y trabajar y trabajar, dices: madre mía, ¿con qué me quedo? Pero bueno, yo creo que cuando se trabaja en equipo, es un poco menos difícil. Te vas dando cuenta de que le explicas a la gente qué quieres en cada momento y la gente sola ya sabe hasta dónde tiene que llegar. Y si hay algo que falta te lo dicen. Eso es trabajo en equipo. Yo le cuento una idea a Paco Jarana, le digo lo que necesito en ese momento y él se encierra con la guitarra a plasmarlo. Lo mismo a nivel de escenografía, coreografía, de luces... todo influye.

La escenografía por la que apuesta "Lluvia" es muy cotidiana...

Sí, es gracioso porque tú dices Lluvia y la gente se imagina agua por todos lados (ríe). Pero el título tiene muchísimas lecturas. Es una lluvia de muchísimas emociones y de sentimientos, y la escenografía es muy muy cotidiana. Es una calle donde se ve un muro, una puerta, una mesa y poco más. Son cosas muy cotidianas a las que a veces ya ni miramos de tan cerca que las tenemos.

En este espectáculo recuperas sonidos antiguos, cantes de otras épocas combinados con palos clásicos y ritmos diferentes. Esa riqueza, ¿responde a la diversidad de sentimientos que le asaltan a uno ante un día gris de pura melancolía?

Yo creo que sí. Mira, yo era una persona que odiaba el color gris, te lo digo sinceramente; y ahora si miras mi armario es el color que más utilizo... Pero miraba un día triste y decía: dios mío, odio estos días. Pero te das cuenta y dices, ¿odio por qué? ¿qué me pasa a mí con estos días, adónde me llevan, qué me hacen pensar? Y te paras y te das cuenta de que es un poco de miedo a enfrentarte a un día gris, de lluvia, que te echa abajo. ¿Por qué? Te sientas, reflexionas, piensas, ¿qué me apetece a mí hacer o escuchar en un día gris? Y te das cuenta de que te vas a las cosas que más melancolía te provocan.

Pero que no tienen por qué ser todas negativas.

Exactamente. Es el miedo a descubrir algo a lo que te tienes que enfrentar. Es lo que nos pasa día a día, que hay cosas que las vamos dejando y no es cansancio, es miedo a enfrentarnos a ellas.

Para la creación de "Lluvia" has trabajado con niños invidentes y también con el lenguaje de signos. ¿Qué te han aportado estas experiencias?

Los niños son maravillosos. Yo entré un poquito agobiada porque pensé que me iba a afectar o me iba a ir triste, y salí contentísima. Fue gracioso, lo primero que hicieron cuando entramos al aula y me presentaron como Eva, bailaora, fue cantarme todos a coro Eva María se fue buscando el sol en la playa (ríe). Yo no me lo pude pasar mejor con ellos. Te das cuenta de que son muy felices con lo que tienen. Que ven a través de las manos, del tacto, del olfato... lo ven todo. Luego descubres muchas cosas cuando hablas con el psicólogo: cómo ellos, cuando ríen, ríen de corazón, porque no imitan la sonrisa que es un gesto que nosotros vamos aprendiendo con el tiempo.

Para la mayor parte de los entendidos, "Lluvia" es tu mejor espectáculo hasta ahora. Pero imagino que un artista lo que quiere es pensar que lo mejor está siempre por venir...

Exactamente, yo siempre lo digo. Terminas un espectáculo y acabas de empezar, tienes más miedo que cuando lo empiezas, porque dices ¿cómo voy a hacer yo otro ahora, que sea como mínimo diferente, que la gente no se aburra, que llegue a sentir, que vea otras cosas nuevas?... El miedo no está en empezar una creación sino cuando la terminas y tiene tanto éxito. Ahí viene el miedo.

Ahora rueda con Saura la segunda parte de la película "Flamenco"...

Sí, acabamos de grabar dos coreografías: la primera con mi compañero Miguel Poveda, que canta una nana preciosa con la letra de Horacio García y el arreglo musical de Paco Jarana, en homenaje a Pina; y la segunda coreografía es la Soleá.

Ya que menciona a Pina Bausch, en tu página web le dedicas unas hermosas palabras, diciéndole que siempre ha sido "como agua fresca para esta garganta sedienta". ¿De qué tiene sed Eva Yerbabuena?

Yo tengo sed de todo lo que ella me daba. Porque aun siendo como artista para mí un punto y aparte, todavía era más especial como persona. Muy humana. Tengo sed de eso. De personas que son grandes artistas y de poder conocerlas y darme cuenta de que si grandes son como artistas, a nivel humano son impresionantes.