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La tierra no está sorda Concierto de Barricada

Fecha: Sábado, 12 de diciembre. Lugar: Pabellón Anaitasuna, Iruñea. Incidencias: Concierto de presentación de "La tierra está sorda", organizado bajo la denominación de I Woodstock Pamplona por Palestina. Localidades agotadas. 3 horas y 40 minutos de duración, bises incluidos. Público absolutamente volcado con la banda.

TRAS triunfar en Londres la última semana de noviembre, los incombustibles Barricada, cuatro años después de comparecer por última vez solos en el Anaitasuna, volvieron a pisar su escenario de referencia nuevamente, superando con buenísima nota dicha reválida y rubricando con un nuevo llenazo su nueva cita con su público: con su multigeneracional -si se nos permite- legión de seguidores; y, ¿con qué motivo? Con el de la presentación de La tierra está sorda, su ambiciosísimo nuevo CD, trabajo cuyo contenido está calando totalmente en nuestra sociedad: sí, y hasta el punto de hacernos pensar su título justamente lo contrario, que, afortunadamente, la misma no lo está. Que la sociedad, después de años de oír, ver y callar (es más, hasta en los tiempos que corren parece ser ésa la consigna), no está sorda del todo. Ni dispuesta a permanecer ciega y muda por más tiempo ante hechos reales como los que motivaron (más que inspiraron) el presente disco. Que, parte de ella al menos, tal y como demostraron los Barricada y su vanguardia de seguidores el pasado sábado, parece dispuesta a abrir los ojos ante ciertas realidades. Incluso a pensar, oír, ver y no callar; a contar dichos hechos, a reflexionar sobre los mismos y a cantarlos a los cuatro vientos? al pie de la letra y de escenario. La actuación, como no va a poder ser de otro modo en esta gira, se articuló en torno a dos partes claramente diferenciadas? incluso en la iluminación, deparando dos conciertos en uno: un primer pase más sobrio en lo que a juegos de luces respecta que, centrado en el emocionante repaso de los 18 nuevos temas, vino a ser una especie de concierto didáctico, con el Drogas presentando cada canción y su trasfondo (seguido este tramo por el gentío, aun cantándoselas todas, con una mezcla de respeto por las letras y de admiración contenida hacia la banda, no sonando los primeros gritos de "Barricada, Barricada" hasta los primeros 40 minutos de bolo) y un segundo tramo de 2 horas de duración, con las luces ya a pleno rendimiento y desarrollado en clave de genuino concierto de la banda. Y es que así van a tener que ser en esta ocasión los conciertos, toda vez que a nuestro juicio, a tenor del dramatismo que encierran y siguen encerrando las historias que han dado vida a las canciones, resultaría inconcebible mezclar las nuevas con las viejas. Pasar de Lentejuelas o La hora del carnaval (dos de las más coreadas de la segunda parte) a Pétalos o La carta; ¿que por qué hemos incidido en la iluminación? Por eso mismo, porque estando ante un trabajo como éste, más allá de su presentación? creemos que poco hay nada que celebrar. ¿Más cosas a destacar de la emotiva primera parte? El trabajo de Iker Piedrafita en escena respaldando a la banda, mostrándose como un consumado multiinstrumentista todo el tiempo, y que el Drogas, sin bajo en ristre en varios temas, dedicara uno a Aminetu Haidar, Matilde Landa: luchadora republicana ésta última cuyo nombre, al igual que el de Tensi o los de las trece rosas, no conocemos por los callejeros, ¿por qué será?

A continuación, como si de un bis gigante se tratara, la segunda parte deparó una noche de rock & roll en toda regla, actuación que, a la vista de los temas que sonaron, legendarios casi todos, nos llevó por momentos a 1990, año en el que la banda presentó en este mismo marco su laureadísimo primer trabajo en directo; ¿los más destacados? Los de la impresionante propina final, Balas blancas, No hay tregua (cantada con el corazón, incluso sin música, por los presentes), Esta noche no es? y La silla eléctrica, coreadas en su totalidad por un agradecido y volcado público que, cantando y jaleando al grupo, aplaudiendo y dando palmas, se dejó la voz y las manos dicho sábado? llevándose a cambio lo siguiente: la seguridad de haber asistido nuevamente a una cita histórica. La constatación de ello, más que de haberlo hecho a un concierto de Barricada. Una vez más, como siempre, muy bien los citados.