pamplona. Fernando Pagola ha despojado a la pelota vasca de aquellos elementos accesorios "que a veces molestan y le quitan fuerza y entidad", como es la publicidad y todo lo que conlleva ese lado comercial "por el que tantos deportes están hoy viciados", dice el arquitecto y artista donostiarra. Él se ha quedado con lo esencial. Con la fuerza y la belleza plásticas, la técnica y el movimiento del cuerpo del pelotari, las líneas puras y geométricas del frontón. Ha plasmado el aspecto más heroico-mitológico del juego y su carácter cultural, en lo que representa una vuelta al origen y la esencia.
El resultado de ese proceso de reflexión y creación nos lo ofrece Pagola en la exposición que, hasta el 12 de marzo, protagoniza en la galería de Pamplona Moisés Pérez de Albéniz (Larrabide, 21). Bajo el título Perkainen Itzalean (A la sombra de Perkain), la muestra parte de la pasión del artista por el juego de pelota para abordar un tema que "siempre" le ha interesado: la relación entre figuración y abstracción. "En realidad, el motivo es una excusa para tratar la mezcla entre ese mundo geométrico y arquitectónico que quizá por mi formación tanto me llama, y el mundo más figurativo, sobre el que la pelota tiene muchas posibilidades", cuenta el autor, que se sirve aquí de lenguajes muy diversos -pintura, fotografía, collage, instalación y proyección audiovisual- para llevar al terreno del arte un mundo que compara con el de los toros y el boxeo, en el sentido de que "las tres son manifestaciones culturales más que deportivas y tienen mucha potencia, mucha fuerza plástica y una belleza extraordinaria".
La exposición, cuyo título alude al que se considera la primera gran figura -y figura mitificada- de la pelota vasca, Perkain, jugador de finales del siglo XVIII, se estructura en tres partes. Una muy abstracta que se compone de pinturas inspiradas en la geometría del frontón, que, dice Pagola, "es la arquitectura más elemental que existe, me atrevería a decir que en el mundo, y a pesar de su extraordinaria belleza ha sido poco utilizado en nuestra iconografía". Otra parte figurativa, "enfrentada a la anterior por la luz y por el tratamiento", que acerca al público collages y dibujos. Y en medio, la escultura o instalación del frontón, sobre el que se proyecta la imagen de un pelotari dándole a la pelota. La exposición se completa con un audiovisual que rinde homenaje a pioneros del cine y la fotografía como Edweard Muybridge o Étienne-Jules Marey, y en el que a través del movimiento, el artista juega con las distorsiones anatómicas creando un efecto plástico de gran lirismo y contundencia visual -y auditiva, por el sonido constante que traslada al espectador a un frontón en pleno juego-. Además, Pagola exhibe en la biblioteca de la galería un collage realizado con fotografías de prensa en el que ha despojado al pelotari Sebastien González de todas las marcas, tanto del frontón como de la ropa, "convirtiéndolo en un personaje sin referencias".
La idea que ha dado lugar a esta exposición le rondaba al artista donostiarra "desde hacía mucho tiempo", y hace algo más de un año que comenzó a trabajar sobre la pelota vasca, según él "una manifestación con raíces culturales importantes pero que ha sido muy poco aprovechada en el terreno artístico, no se le ha sabido sacar partido y es una pena". Pone como ejemplo contrario el boxeo. "Desde que lo descubrieron, los americanos lo han explotado tanto en la pintura como en la fotografía y la música". Para Pagola, la cita que propone ahora en Pérez de Albéniz "es una primera exposición sobre un tema que me gustaría desarrollar más, porque permite una ampliación. Sería muy bonito hacer un proyecto más institucional, pero eso ya no depende de mí", dice.