LONDRES. La espectacular subasta por más de 104 millones de dólares de su icónica escultura "L'Homme qui marche I" ha convertido a Alberto Giacometti en el nuevo rey del mercado del arte, destronando inesperadamente al hasta ahora intocable Picasso.

El mundo artístico aún intenta interpretar hoy lo ocurrido el miércoles en la casa Sotheby's, cuando el bronce de 1,83 metros del artista suizo pulverizó su precio máximo estimado de 18 millones de libras para adjudicarse a un postor anónimo por 65 millones (74,1 millones de euros o 104,3 millones de dólares), la mayor cifra jamás pagada en una puja.

La impresionante escultura, la única de esta serie fundida en vida del artista en salir a subasta, superó así el récord mundial que ostentaba hasta ahora "Garçon à la pipe" ("Muchacho con pipa") del español Pablo Picasso, que se adjudicó en el 2004 en Sotheby's de Nueva York por 104,1 millones de dólares.

La obra de Giacometti (1901-1966), que salió con un cauteloso precio inicial de 12 millones de libras, se remató en apenas ocho minutos tras una acalorada puja en la que llegaron a participar diez ofertantes.

"Aunque esperábamos que superara su valor estimado, el récord mundial nos pilló por sorpresa", admitió en conversación con EFE el director del departamento de arte impresionista y moderno de Sotheby's, Alexander Platon.

Según Platon, el precio alcanzado sugiere que "el público supo apreciar lo extraordinario de esta figura icónica, que recoge la esencia del artista y de la escultura del siglo XX".

El experto apuntó también que se observa una tendencia general al encarecimiento de las obras, como demuestra el total de 147 millones de libras (167 millones de euros, 235 millones de dólares) recaudado en la subasta de ayer, la mayor cantidad registrada en una puja celebrada en Londres.

Georgina Adam, columnista de la prestigiosa publicación de arte británica "The Art newspaper", considera "interesante" que la nueva obra más cara jamás subastada sea por primera vez una escultura, lo que, en su opinión, "refleja un nuevo movimiento en el mercado más en sintonía con la diversidad de medios que utiliza el arte moderno".

"Apártate, Picasso: aquí viene Giacometti", espeta la experta, como si fuera un titular de prensa, para resumir la nueva situación.

La razón por la que la lánguida estatua suscitó tanto interés es, según ella, porque al haber sido fundida en 1961, cuando el artista aún vivía, "es una pieza única, que permite conectar con el propio creador, que tal vez la tuvo en sus manos".

Otras obras póstumas del mismo autor, o fundidas en vida pero más pequeñas, no son tan valiosas, apunta.

El pasado 9 de noviembre, en Sotheby's de Nueva York, otra obra de Giacometti, titulada "L'Homme qui chavire", se adjudicó por 19,3 millones de dólares (14 millones de euros), también por encima del precio estimado, que era de entre 8 y 12 millones.

"L'Homme qui marche", que representa el punto culminante de la experimntación del escultor suizo con la figura humana y pertenece a su etapa de madurez, debía ser parte de un proyecto público encargado a Giacometti para la Chase Manhattan Plaza neoyorquina.

El artista creó entonces varias esculturas, de las que sólo unas pocas subsisten: Entre ellas, "L'Homme qui marche" I y II.

Al darse cuenta de que tardaría muchos años en llevar a cabo el proyecto, Giacometti terminó abandonándolo. Sin embargo, aquella escultura se convirtió en una obra icónica por derecho propio.

La estatua del "hombre que camina", observa Adam, se incluye en la categoría de "obras maestras", de las que no salen tan a menudo al mercado.

La experta subraya no obstante que, pese a la relevancia del caso, no hay que confundirse: "Que sea el artista más caro, no quiere decir que sea el más importante".

"El mercado del arte se ve determinado por la oferta. Hay muchas piezas únicas, que quizás alcanzarían un precio muchísimo más alto, que nunca saldrán a subasta, como de Rafael, Miguel Ángel o el propio Picasso", explica.

"Lo más caro no es necesariamente lo más valioso", prosigue la columnista, sin dejar de reconocer la "excepcionalidad" de la obra de uno de los escultores más importantes de la historia del arte.

Asumido el astronómico precio, ahora la pregunta que planea en todos los corros del mundillo es ¿quién compró el Giacometti?

En Sotheby's no sueltan prenda, pero Adam, basándose en su experiencia y sus contactos, tiene una teoría.

No fueron conocidos coleccionistas como Paul Allen de Microsoft, Steve Cohen de SAC Capital o el empresario de casinos Steve Wynn, asegura, lo que deja como principales opciones al oligarca ruso Roman Abramóvich o a alguna familia del Golfo.

"Mi apuesta sería por la familia Al-Thani de Qatar (gobernante) o la familia real de Abu Dhabi, que tal vez haya adquirido la estatua para uno de sus museos", concluye.