Las tramas de corrupción se reciclan y se adaptan a los cambios que trae el paso del tiempo, pero mantienen un modus operandi común. Hace poco más de 35 años y de un día para otro apareció en el escenario de las portadas el caso Urralburu –presidió el Gobierno de Navarra hasta 1991–, también una trama de cobro de comisiones a la constructora Huarte por la adjudicación de obras públicas. Desde entonces, ha habido a una reiteración sistemática de fenómenos ilegales similares. Un apartado paranormal de la política española que emerge cada vez con menos periodicidad. Siempre hay denominadores comunes. Nadie aparenta estar cometiendo ese tipos de fechorías y delitos claro, asumen un papel de total normalidad ya sea en un vida institucional o en su vida personal, transmiten con desparpajo, discursos y claridad la idea a la sociedad de que esos comportamientos no es posible que tengan que ver con ellos. También aparecen , por supuesto, las grandes empresas de la construcción, desde siempre dispuestas a pagar la mordida que sea necesaria para acceder a contratos millonarios pagados con dinero público, porque esas cantidades entre sus enormes beneficios anuales son irrelevantes y fáciles de difuminar entre las grandes cifras. Han sido apercibidas y multadas ya por esas prácticas, pero el coste es muy residual. Tampoco es un listado interminable, pero su poder económico es enorme, y el poder económico es el poder real hoy. Por eso siguen como si tal cosa. En estel informe de la UCO, Acciona es la gran beneficiada de las adjudicaciones que están en cuestión, pero la mirada está centrada en otras empresas mucho menores con las que ha trabajado en UTE en esos proyectos. El juez ha imputado a cinco empresarios, entre ellos el propietario de Servinabar, la empresa que ocupa el foco de las investigaciones en Navarra. También ha imputado a Cerdán y ha ordenado el clonado de sus ordenadores en Ferraz y los que pudo utilizar Ábalos en el Ministerio de Transportes. Es el tiempo de las estrategias de defensa de cada uno de los señalados y Ábalos y Koldo ya han anunciado su disposición, como arma negociadora, a tirar de la manta, encender el ventilador y extender la mierda para todos los lados. El baúl del que se han incorporado los audios que decoran el informe de la OCU no tiene fondo al parecer. Solo Koldo debe guarda más de 30.000 archivos. Quizá sea este volumen de información y la facilidad con la que una investigación puede acceder a años de las comunicaciones de una persona lo que ha cambiado sustancialmente el relato político y mediático de esta causa respecto a las anteriores, ahora con sorpresas, giros inesperados y aparición de invitados estelares casi cada día. Es cierto que una parte importante de lo conocido en esos audios son infumables conversaciones de tono casposo, machista y tabernario, pero todo indica que también todo está por llegar. Una larga instrucción judicial –la Gürtel del PP se destapó hace más de una década y el juicio aún está pendiente–, comparecencias, testigos, nuevas informaciones, más encausados, acusaciones y reproches entre unos y otros... Tampoco hay tanta diferencia entre don Vito, el Bigotes o el Albondiguilla con Ábalos y Koldo. El tiempo de sálvese quien pueda. El lunes comienza el paseo por los juzgados.