Fecha: sábado, 20 de febrero. Lugar: pabellón Anaitasuna, Iruñea. Intérpretes: Estopa, dúo integrado por David Muñoz a la voz y José Muñoz a la guitarra española, a la voz, y a los coros; acompañados por Luis Dulzaides, a la percusión; Angie Bao, a la batería; A. Ramos, al bajo, y L. Vagnone y Juan Maya, a las guitarras eléctrica y flamenca. Incidencias: concierto de presentación de X Anniversarivm, enmarcado en la Gira X, conmemorativa del 10º cumpleaños de Estopa. 2 horas de duración. Llenazo, público joven y de sexo femenino principalmente que se mostró muy entregado.

DIEZ años después de que hoyaran el escenario del Anaitasuna por primera vez, los hermanos Muñoz volvieron a pisar sus tablas nuevamente, ofreciendo un apoteósico concierto. Bueno, como siempre que han visitado Iruñea desde entonces. Con buena parte del gentío (notoria presencia de adolescentes incluida, desbordando nerviosismo y avidez ante su primera vez con la música en directo), copando con antelación el vetusto pabellón; en medio de una indisimulada euforia, similar a la que la pamplonesa plaza del Ayuntamiento vive el 6 de julio cuando se acercan las doce, el chupinazo con forma de canción, en medio de una tremenda algarabía, estalló con Cacho a cacho, del antológico primer CD de la banda, continuando la recién estrenada fiesta con los temas de Voces de ultrarumba, Vacaciones y, todo un guiño a las tremendistas rumbas de Los Chichos, No quiero verla más: al igual que el resto de los que sonaron esta noche, cantados por los presentes en su totalidad. Perfectamente pertrechados tras un sobresaliente montaje luminotécnico (espectaculares luminosos en el arranque de Esto es Estopa y de la X del décimo aniversario de la banda, y socarrón aviso de posibles consecuencias del concierto incluidas), la actuación deparó pronto Poquito a poco o Nasío pa la alegría, con ambos hermanos, principalmente David, derrochando desparpajo y naturalidad entre continuas muestras de admiración por parte del público. Hacia el ecuador del concierto, éste encontró su epicentro en un set de raigambre acústica que, genuinamente rumbero, con los músicos en semicírculo, se tradujo en interpretaciones de pesos pesados como La raja de tu falda, El del medio de Los Chichos ("vamos, Iruña", en vez del conocido "vamos, Jose" incluido) o Tan solo, ofrecida por ambos hermanos tan solo? suponiendo dicho sábado el descenso hasta el último peldaño en lo que a desnudar las canciones hizo referencia. Acto seguido, el repaso de lo por ellos hecho desde 1999 retomó la primitiva senda con Fuente de energía, logrando las más altas cotas de participación con Tu calorro y un popurrí de hits, al igual que el citado, extraídos del primer CD -con permiso de Vino tinto-, antes de terminar en falso con la vitamínica Cuando amanece. ¿En falso? Sí, pues ofrecieron dos bises, uno, integrado por El yonki, Lunes (entre mares ya, de palmitas, ya de cuernos, expresiva representación de las dos caras de Estopa, la rumbera y la rockera) y Pastillas de freno, dedicada a los parados de la ciudad, sin olvidarse sin ningún tipo de paño caliente de los amos del sistema, y un segundo y definitivo rematado a petición popular (qué gritos de "Camarón", "Camarón"), por Como Camarón, definitivo detonante del bombazo, del fenómeno estopa diez años atrás.

Estandartes por excelencia de la cara más rumbera de la Cataluña del siglo XXI, Estopa destapó el tarro de sus esencias demostrando que siguen siendo ellos. Que esto, lo visto, sigue siendo Estopa. Y lo hizo en clave de rumba. De ultrarumba, demostrando asimismo que la calle, la banda sonora de las mismas, sigue siendo suya. O en clave de Allenrok, de rumba de Cornellá? con k. Con k de rock, uno de sus más importantes matices. Y así lo entendieron los presentes, quienes, con el alma directamente, cantaron cual orfeón, abandonando satisfechos el recinto, sonrisas en ristre. Una vez más, muy bien los Muñoz.