pamplona. Entre los 66 cómics creados por mujeres que acaban de enriquecer la Biblioteca de IPES hay 18 obras descatalogadas que Josune Muñoz ha encontrado "a través de Internet, comprando a particulares", cuenta. Obras del pasado -las más antiguas son de los años 80- pero, sobre todo, ejemplares actuales que reflejan el buen momento que vive el cómic escrito e ilustrado por mujeres. La bilbaína lo sabe bien. De hecho, va camino de formar parte del primer dúo de autoras que crea una novela gráfica en euskera, junto con la navarra Manolita Thunder. Muñoz es especialista en crítica literaria feminista y directora de Skolastika, una iniciativa cultural que fomenta y divulga en Bilbao la literatura creada por mujeres.
¿Cómo describiría la nueva colección de cómics de la Biblioteca de IPES?
Intenta ser una mirada a la variedad de géneros, títulos y trazos que hay en la actualidad y a la cantidad de mujeres autoras y estilos que se pueden encontrar ahora en el cómic.
¿Es bueno el panorama actual para las mujeres que quieren abrirse camino como autoras de este género?
La verdad es que en Euskal Herria hay en este momento un número muy importante de ilustradoras que, aunque están sobre todo centradas en la ilustración de libro infantil y juvenil, muestran mucho interés hacia el cómic. Yo misma tenía una historia que quería que fuera un cómic y la segunda ilustradora a la que se lo propuse aceptó, y precisamente es una ilustradora de Navarra, Manolita Thunder, que viene del mundo de los dibujos animados y de la ilustración en fanzines. Estamos intentando sacar adelante la primera novela gráfica en euskera.
¿De qué trata la historia?
De recuerdos de infancia, de la magia del mar. Es un cuento que se sitúa en la costa de Vizcaya y que habla sobre la magia del mar y la dificultad para sobrellevar a veces ciertos recuerdos.
¿Se puede hablar hoy en día de tendencias, a nivel de temática, en los cómics creados por mujeres?
Sí. Aunque las mujeres están en todos los ámbitos del cómic, la minoría son la que están en aventuras, ciencia ficción, superhéroes... Las mujeres están mayoritariamente haciendo cómic social y cómic autobiográfico. Y luego siempre hay un número variable de mujeres haciendo cómic feminista. Son obras con mucha personalidad, muy de mundos propios, con trazos muy variados, algunos muy sencillos y esquemáticos, otros mucho más elaborados...
¿Qué preocupaciones reflejan las mujeres autoras en el cómic social? Las que tienen que ver con la mujer y con lo invisibilizada que ha estado en el cómic masculino. Hay cómic de denuncia de abusos sexuales, de maltrato, de explotación sexual; hay cómic con una tendencia ya más marcadamente feminista que denuncian lo arduo que es salir adelante siendo mujer, teniendo dobles y hasta cuatriples jornadas... Las heroínas de los cómics feministas no son catwoman, son amas de casa, mujeres trabajadoras intentando compaginar todas sus facetas.
¿A qué autoras recomienda leer a quien se quiera iniciar en el género?
Hay una autora que ha sido absolutamente fundamental, que nos ha reconciliado a muchas de las personas que siempre habíamos leído cómics pero que nos habíamos alejado un poco por los contenidos sexistas, que es Marjane Satrapi. Su novela gráfica Persépolis es la obra de la década, la que todo el mundo debería leer para cogerle el pulso al nuevo cómic. Después hay muchas obras adonde ir, la oferta es riquísima y, por suerte, da para todos los gustos. Yo siempre recomiendo pasar al cómic de humor, al cómic ligero de tema muy femenino de una autora que se llama Aude Picault, que tiene dos tomos titulados Rollos míos que son muy recomendables. Y hay un cómic español que va a dar mucho que hablar: Alicia en un mundo real, sobre el cáncer de mama. Es de dos mujeres españolas, de una ya consagrada, Isabel Franc, y de otra que se estrena con esta pieza pero con un nivel impresionante, Susanna Martín. Es el cómic del año, y ya está empezando a batir récords de ventas.
¿Hay público lector masculino de este tipo de obras?
Es mayoritariamente femenino, aunque hay autoras, pocas, como Ana Miralles, que han tenido un eco y un éxito entre el público masculino. Miralles tiene una obra, Djinn, que es muy del gusto de las aventuras de los lectores chicos. Pero hay autoras para todos los gustos. El prejuicio en contra del cómic como un material sexista que cuenta historias de poco calado, de ocio y poco más, tiene que acabarse. En las últimas décadas el cómic ha cogido una envergadura narrativa notable, y es importante impulsar actividades como ésta de IPES para acercar a la gente a esta realidad. Sobre todo a las mujeres que se fueron hartas de tanto sexismo, decirles que el cómic ha cambiado, que ahora es muy muy atractivo y tiene unos contenidos sociales y femeninos muy destacables.
Y lo que es importante, ha cambiado la visión de la mujer como protagonista del cómic, como personaje.
Por supuesto, esa es la grandísima aportación de las mujeres. Ellas tienden a crear cuerpos más reales, lejos del estereotipo de la pechugona hiperdesarrollada y musculinizada. Crean mujeres reales a las que les pasan cosas normales, que sufren cánceres de pecho o maternidades, soledad, que viajan por el mundo, que tienen relaciones sexuales deseadas... Esta mirada que no sólo es hacia los cuerpos, también hacia las temáticas, es un aire fresco a este género que estaba tan masculinizado.