pamplona. No exponía desde 2004, cuando lo hizo también en el Polvorín de la Ciudadela. ¿Qué supone este regreso?

Es una alegría, es volver a estar en lo que me gusta hacer. También he sentido los nervios de la primera vez, los días anteriores a la inauguración estaba como una moto...

Después de más de cincuenta años pintando, siguen atrayéndole los paisajes de Navarra...

Sí, aunque he pintado de todo a lo largo de mi trayectoria, tengo un gran cariño a Pamplona, Navarra y sus paisajes, y siempre he pensado que no es necesario irse lejos de aquí para encontrar un paisaje especial, para captar un verde húmedo o un bonito ocre. Navarra es la tierra de los mil colores.

Y en todo este tiempo ha visto cambiar ese paisaje.

La ciudad ha cambiado muchísimo, con las peatonalizaciones, la plaza del Castillo y todo eso... ahora es mejor para el ciudadano. Pero a la hora de pintar, es verdad que muchas veces es más bonita una iglesia vieja que una con las paredes lisas y brillantes.

¿Sigue saliendo al campo a pintar?

Muy excepcionalmente, porque es un trabajo pesado, tienes que llevar cuarenta mil bártulos encima. Me baso más en fotografías que, eso sí, yo mismo hago. Busco el paisaje y luego lo interpreto.

Se le considera "el pintor de la nieve"...

Sí, aunque en eso he cambiado, ya no quiero tanto a la nieve ni al invierno, será cosa de la edad... Ahora me reconozco más en la definición que hizo una vez de mí Francis Bartolozzi. Me dijo: Para mí eres el pintor de la luz.

¿Y qué luz prefiere para pintar?

El sol radiante es muy bonito, y me gustan más los amaneceres que los atardeceres, porque es cuando comienza el día.

¿Cómo se lleva ser un pintor "clásico", realista, en un tiempo en que predomina lo conceptual, lo abstracto?

Bueno, yo respeto a todo el que hace algo con ilusión y con esfuerzo, pero a mí me gusta más una cosa en la que ves lo que es que otra en la que tienes que adivinarlo. Recuerdo algo muy curioso que me dijo Salvador Dalí, al que me presentó un amigo periodista catalán en el año 69. Yo estaba un poco nervioso, no sabía muy bien qué decirle, y le pregunté: Maestro, ¿qué hay de nuevo en el arte?, pensando que iba a contarme sus nuevas tendencias artísticas... Dalí me miró serio pero con esa cara de loco que ponía y me dijo: ¿De nuevo y de bueno? Velázquez. Fíjate tú.

Además de a la pintura, ha dedicado 35 años de su vida al periodismo, sobre todo deportivo, en "La Gaceta del Norte", "El País", "La Vanguardia"...

Sí, el periodismo fue lo que me distrajo absolutamente de la pintura.

Dos oficios muy diferentes, el de periodista y el de pintor: uno requiere inmediatez y el otro reflexión, técnica pausada, paciencia...

Sí, pero los dos son creativos. Pintar es compartir paisajes con los demás. Y el periodismo es comunicar, también una forma de crear y compartir. Recuerdo con nostalgia aquellos años en que me tocó hacer de todo...

¿Qué recuerda especialmente?

Experiencias con personajes a los que entrevisté, como el boxeador Urtain, Antonio Ordóñez, El Cordobés, Salvador Allende o la Reina de España, con la que conseguí hablar después de una final de Copa en la que jugaba el Athletic de Bilbao y a la que le traté de Alteza en vez de Su Majestad, degradándole a princesa... Esas anécdotas son las que recuerdas con el paso de los años.