El arte navarro se hace presente en todo su esplendor en la nueva temporada expositiva del Centro Huarte, con propuestas conceptuales que invitan al deleite de la mirada (y el oído, en algunos casos de propuestas audiovisuales), a la reflexión, el descubrimiento y la sorpresa. Javier Muro, Dick Rekalde, Greta Alfaro y Paco Polán centran las muestras inauguradas ayer, los tres primeros en el marco de las Ayudas a la Creación del Gobierno de Navarra 2010 (que incluyen también la edición de los catálogos). Mientras que Pedro Marco es el artista invitado, con una obra en el hall del centro.
En este caso, el mural que recibe al visitante, al que Marco ha denominado Kaos ordenado, plantea un acercamiento a los ritmos y pulsiones de la ciencia y la naturaleza a través del color y la línea. La obra, que hace referencia a teorías matemáticas, se configura como un universo estético en dos planos, uno formado por bandas de color y otro con estructuras abstractas "dibujadas de una manera totalmente improvisada, irracional", cuenta el artista, que reflexiona en esta propuesta sobre "el caos del mundo y el caos interno del hombre que éste siempre está intentando ordenar".
dick rekalde y greta alfaro
"Desorden estético" y "Elogio de la bestia"
Dick Rekalde y Greta Alfaro comparten la Sala 1 del Centro Huarte con sendas propuestas que reúnen fotografía, escultura y vídeo. En Desorden estético, Rekalde juega con los conceptos de reproducción, reorientación y desorientación en el arte. Así, en sus fotografías sobre iglesias rococó alemanas, parte de un minucioso detalle documental, pero invalida las obras como mera reproducción de arte al haber incluido en ellas la fecha de la construcción del edificio en caracteres desproporcionadamente grandes, ironizando sobre la actualidad de la toma fotográfica. Junto a estas obras, muestra un trabajo de reproducción de cajas metafísicas de Oteiza, que aquí, por la manera en que se han fotografiado, evocan siluetas de perros; así como varias imágenes de paisajes románticos y una escultura que recuerda a las formas de Brancusi, "tan decorativas y golosas", dice Rekalde, y que evoca una máquina de pesas de un gimnasio que irónicamente no se puede utilizar porque el artista ha cercado con sal el espacio que la rodea para que nadie entre.
Esa parte primitiva e irracional que el ser humano oculta o quizá muchas veces reprime inspira a Greta Alfaro (Pamplona, 1977) para reflexionar sobre "la obsesión que tenemos hoy en día por controlarlo todo, cuando al final eso no es posible". Y esa reflexión la materializa en el tema de la comida y los animales. Estos, en concreto jabalíes y buitres, protagonizan dos vídeos sorprendentes y de una belleza arrebatadora por lo que tiene de primitiva y de real, que la artista ha grabado en Fitero, en plena naturaleza, y cuyo proceso ha documentado a través de fotografías que también exhibe en Huarte en el marco de su exposición Elogio de la bestia. De los vídeos es mejor no adelantar nada, más allá de que muestran en tiempo real el comportamiento animal ante una situación extraordinaria e inesperada: el hallazgo de suculentas comidas en pleno bosque. El resto hay que verlo.
paco polán y javier muro
Recuerdos y el paso del tiempo
El viaje constituye el hilo conductor de la exposición de Paco Polán, que se presenta como proyecto de producción propia del Centro Huarte. Allí, en la Sala 2, el creador navarro reflexiona mediante fotografías sobre el pasado como elemento abstracto, que convierte a la obra en un recuerdo cada vez más difuso y un objeto físico con el que recrearlo, y sobre el tránsito entre países, entre fronteras, a través de piezas, en este caso alfombras únicas y singulares, que han sido importadas.
"No me gusta la palabra memoria, prefiero decir recuerdo o souvenir", dice Polán (Pamplona, 1963), quien recrea en su serie fotográfica Mundos terapéuticos paisajes o planetas a su medida, partiendo de maquetas construidas por él mismo "en un metro cuadrado sobre un cristal, echando harina de trigo sobre la mesa". Junto a estas imágenes, otras de Seres muestran presencias fantasmagóricas, como si fueran extraterrestres de esos planetas inventados y fotografiados. Por último, en Made in Morocco el artista exhibe seis alfombras tejidas en Marruecos cuyos motivos decorativos reproducen trazados de ciudades reconocibles en sus planos: Bilbao, Ciudad del Vaticano, Washington, Estocolmo, Amsterdam y Manhattan.
En lo más alto del Centro Huarte (Sala 3), Javier Muro propone al visitante detenerse a mirar de frente dos realidades inevitables de la existencia humana: el paso del tiempo y la mortalidad, como última consecuencia de la primera. En su exposición Nos mudamos, el artista navarro crea a partir de desechos de la estética del consumo y los detritus domésticos y urbanos, configurando un nuevo mobiliario, una nueva arquitectura. Una docena de propuestas, entre piezas de carácter escultórico y objectual, vídeo, fotografía e instalación, se presentan ante el visitante como un peculiar canto a la vida -y a la muerte como parte indisoluble de ésta- con todos sus ingredientes: drama, ironía, alegría de color, reflexión, sorpresa, juego. Aquí, juego con el espacio y el tiempo. Valga como ejemplo el que Muro (1968) establece en la pieza Tránsito, una camilla de gabinete médico que contiene una amalgama de envases comerciales, etiquetas publicitarias y restos domésticos y urbanos "de productos que hemos consumido en familia en nuestro día a día", dice el artista. Junto a la camilla, una serie de tres fotografías muestra dicho mueble-escultura en la sala de laparoscopia del Hospital Virgen del Camino, cobrando otro significado.