pamplona. Una apuesta arriesgada pero triunfadora. El queso ahumado presentado por Ricardo Remiro, de Eulate, obtuvo ayer el primer premio del Concurso de Quesos Idiazabal, que tuvo como escenario la plaza del Castillo.
Una placa esculpida de la fachada del Ayuntamiento de Pamplona y 300 euros constituyeron el galardón del primer puesto. El segundo clasificado, a un sólo punto de diferencia con el ganador, fue J. Aranburu Elkartea, de Idiazabal, que recibió también una placa y 200 euros y el tercer puesto correspondió a la quesería La Leze, de Ilarduia (una placa y 100 euros). Además, el mejor stand ecológico, La corraliza de Don Pablo, también fue premiado con un trofeo y 300 euros, así como el ganador del concurso celebrado en la gastroquedada de Baluarte el pasado viernes, Puy Arrieta.
Sin embargo, los pastores valoraron también el reconocimiento y la oportunidad de atraer a la gente hacia sus productos. "Las ferias ayudan mucho, especialmente ahora que el sector ganadero está en una situación muy difícil", comentó Remiro, quien, además, se mostró muy sorprendido del premio. "Este año parecía que se nos resistía, pero mira. Siempre presentamos ahumado, es muy arriesgado porque es difícil coger el punto idóneo de este tipo de queso, pero, bien dado, tiene un sabor y un regusto muy especial", explicó Remiro, que lleva diez años en el mundo de la producción de quesos.
lo fundamental El sabor y el regusto son fundamentales, pero parámetros como la textura y los ojos también se valoran. En cuanto al proceso, los productores resaltan por encima de todo, la calidad de la materia prima, la leche. "Es lo básico, que le leche sea de muy buena calidad", afirmó Isabel Balda, de Quesos Beriáin.
Uno de los 12 miembros del jurado, el catador Iñaki Idoate reconoció que la elección fue muy complicada por el alto nivel de los 16 quesos participantes. Gastronomía y comunicación estuvieron presentes en la elección del ganador, ya que, además de expertos gastronómicos, restauradores, jefes de cocina o miembros del comité de cata, varios profesionales de la comunicación formaron parte del jurado.
Mientras discurría la cata de los concursantes, en la plaza del Castillo el bullicio era constante. A pesar de la lluvia, que apenas dio tregua a lo largo de la mañana, decenas de personas se pasearon por la veintena de puestos instalados que no sólo ofrecían queso. Embutidos, pan, pastas, vino o aceite fueron algunos de los productos que acompañaron al protagonista de la jornada.
Con cierto fin didáctico y de entretenimiento, Isabel Balda y Fortunato Marchatu Magaña, situados cada uno en un extremo de la feria, dedicaron la mañana realizar una demostración de su trabajo: Balda exhibió el proceso de elaboración de queso y Marchatu Magaña, de Murchante, construyó una barrica.
Sin olvidar a los txikis, el grupo de animación La Canica Roja repartió alrededor de 50 kilos de patatas, zanahorias, apio, peras y manzanas, así como lanas, tijeras y pegamento para que los niños (y algunos de los padres) creasen marionetas. "Los niños salen encantados y los padres acaban ayudando a sus hijos", explicó Fernando Moreno, uno de los encargados.