Paco de Lucía: "Cuando oí cantar a Camarón fue como si llegara el Mesías"
El pabellón Anaitasuna de Pamplona se vestirá mañana con sus mejores galas para recibir al maestro de maestros, al que para muchos es Dios cuando posa sus dedos sobre las seis cuerdas. El concierto, patrocinado por DIARIO DE NOTICIAS, comenzará a las 21.00 horas
pamplona. "Mi nombre es Francisco Sánchez Gómez, alias Paco de Lucía, y soy guitarrista". Así se presenta oficialmente el maestro, cuya voz, al otro lado del ya inexistente hilo telefónico, suena cercana, amable, confiada... Casi parece la de un ser humano.
¿Qué le debe el flamenco a Paco de Lucía?
No lo sé, ya la historia lo dirá. Yo estoy tan inmerso dentro de mí mismo... Tan preocupado por seguir creciendo, evolucionando y aprendiendo que ni tengo perspectiva para saber quién soy ni lo que he hecho ni su trascendencia.
En tiempos en los que la evolución, el progreso, en la música y en el flamenco, parecen estar marcados por la fusión, tanto de géneros como de instrumentos, Paco de Lucía se desmarca y busca la esencia, ¿por qué?
Yo no creo que lo importante sea la fusión... La fusión es algo atractivo, simpático... Es agradable tocar con otros músicos y tomar influencias de otras músicas, pero yo creo que la música de raíz, sobre todo la que tiene carácter, como el flamenco, es una música que se conserva pura a pesar de la evolución. La evolución no se le admite a todo el mundo, ya que tiene que ser muy bien matizada, con mucho tiento y tacto, para no salirse de lo que es el lenguaje de nuestra música. Y es eso lo que yo he intentado hacer desde que era niño, crecer sin perder las raíces... Algo muy complejo y complicado porque, ¿hasta dónde llega la raíz? ¿Hasta dónde no debes o sí debes tocar según qué notas, armonías o ideas? Y en eso estamos, tratando de no equivocarnos y de continuar hacia delante, intentando crear alguna sorpresa... Para eso es para lo que vivo cada día, para intentar sorprender a los demás.
¿Cuál es la fórmula para liderar sobre el escenario a una conjunción de estrellas entre las que figura Duquende, el Piraña, el Farru...?
Darles confianza y libertad. Yo no soy un líder que impone, a mí no me gusta imponer; sí marco unas pautas básicas, lógicas y coherentes... Pero a partir de ahí le doy a cada uno su parcela para que se luzca y sienta que el concierto es suyo; esa es la única manera de que todos colaboren para que aquello suene como suena realmente. Si yo tuviera a la gente obligada a acompañarme, como hacen muchas estrellas, líderes o figuras, pues no sería igual.
Cuando uno es Paco de Lucía, todo a su alrededor son halagos y palabras como maestro, genio... ¿Dónde busca usted la sinceridad, la honestidad o la crítica constructiva a su trabajo?
A mí no me engaña ninguna crítica ni ningún halago. Yo, desde que era niño, estoy recibiendo halagos... A lo largo de toda mi carrera como músico, desde que empezaba, recuerdo oír a la gente decir que era un monstruo, que cómo tocaba, que qué barbaridad... Y estoy acostumbrado a eso. Pero hay una cosa que está muy clara, yo sé muy bien quién soy porque tú no te puedes engañar a ti mismo; tú te miras al espejo y sabes quién eres. Un halago que yo considero interesante es el que hace referencia a esas cosas que no halaga nadie, que precisamente son las que a mí me gustan; esos halagos sí los aprecio. Pero todos esos piropos que están motivados solamente por mi técnica o por mi velocidad para mí tienen el mismo valor que cuando yo toco tres notas con el corazón y la gente no reacciona... Muy poca gente reacciona con esas tres notas, pero el que realmente siente con ellas, ese es el halago que a mí me satisface; pero son poquísimos. Por eso digo que a mí no me afecta en cuanto que me pueda perjudicar o creer que de verdad soy un genio o un fenómeno. No tengo ninguna preocupación porque yo sé muy bien quién soy.
"Mi sueño siempre fue ser cantaor y el de Camarón ser guitarrista", ¿esa fue la clave de su perfecta conjunción?
Puede ser así, exactamente. Había una compenetración y una admiración mutua porque él era un guitarrista frustrao, por así decirlo, a él encantaba tocar la guitarra; y yo, pues lo mismo. A mí lo que me había gustao desde el principio era cantar, lo que pasa es que me daba timidez y nunca lo intenté... Bueno, sí, lo intenté a solas, en casa; hay veces que me tiro horas cantando solo en mi estudio. Por eso, cuando yo le oí cantar a él fue como si llegara el Mesías, y se convirtió en mi héroe para toda la vida.
Sorprende que en su propia página web se apunte, como curiosidad, que a Paco de Lucía no hay que hablarle de la guitarra, "porque es su pesadilla".
(Risas) Es que la guitarra es un instrumento muy difícil de tocar y de controlar... Nunca la controlas tú a ella, siempre ella te controla a ti. Como tengas una única milésima más corta que otra... No sabes muy bien qué esta pasando pero empiezas a fallar, y te preguntas cómo es posible, si está en tus manos y estás preparado para tocar. Pero es que son tantos y tan pequeños los matices que deciden si ese día vas a tocar bien o mal, que te desesperas. Te desesperas y hay veces que la detestas... Es que es un instrumento, sobre todo la guitarra flamenca, que tiene tanta velocidad y necesita tanta atención... No es como una guitarra clásica, que es tranquila y se toca relajao; no, el flamenco es una técnica muy complicada, muy complicada.
Haciendo bueno su dicho de que "los conciertos se los lleva el viento", tras la salida de su último disco de estudio, "Cositas buenas" (2004), apuntó que esa gira iba a ser la última... A día de hoy, ¿está inmerso en una nueva gira o, como Bob Dylan, la de Paco de Lucía es una gira sin fin?
Simplemente se ha alargado. En aquel momento dije que me apetecía menos girar, pero en ningún momento afirmé que iba a ser la última gira, como he leído por ahí. Yo nunca decidí lo que iba a hacer en mi vida; en mi vida todo ha sido una improvisación. Decir a priori algo como ya no toco más no va con mi carácter, ni con mi manera de ser. Yo lo que dije es que no me apetecían tanto las grandes giras. De hecho, la gira actual sólo es por Europa y España, no he ido ni a Estados Unidos ni a Japón ni a lugares a los que para llegar tuviera que pasar muchas horas en un avión. En cuanto a lo de dejar la guitarra... No lo sé, el propio cuerpo será el que me diga hasta aquí llegamos; no lo voy a decidir yo, el cuerpo será quien me lo diga.
Maestro, ¿componer o tocar?
Son complementarias. Es mucho más agradecido tocar porque la gente te demuestra lo que quiere y disfruta con lo que haces; y eso, de alguna manera, te da satisfacción o por lo menos tranquilidad, paz, seguridad... Cuando estás en un estudio componiendo, todo es incertidumbre, inseguridad, desasosiego, miedo... Porque es muy difícil, y a veces, uno no sabe bien... Te gusta algo que has compuesto, lo grabas en el casete o en el disco y, al día siguiente, cuando lo vuelves a oír, ya no te gusta. Y no te gusta hasta el punto de preguntarte cómo es posible que eso te gustara ayer, si es desastroso de feo. Eso es lo que me da miedo a mí de la composición, esa incertidumbre de que lo que un día te parece maravilloso, al siguiente te parece una mierda. Y eso es muy angustioso, a veces... Pero, bueno, la verdad es que me gusta mucho componer porque es la única forma constatarte a ti mismo y a los demás que sigues creciendo y sigues teniendo algo que decir.