pamplona. El próximo 24 de junio, el equipo de la película Baztan pondrán fin a un rodaje complejo que se ha extendido a lo largo de nueve semanas repartidas en dos años. Y lo celebrará como se merece esta aventura que estará terminada en otoño, pero esperará unos meses para optar a participar en el Festival de Berlín, en febrero de 2012. Poco después, en primavera, llegará el estreno en salas comerciales.
Unas 150 de las 400 personas que, de un modo u otro, han colaborado en la realización compartirán mesa el 25 de junio en el Trinquete Antxitonea de Elizondo, que ha servido de base de operaciones para el equipo encabezado por Iñaki Elizalde, satisfecho de cómo están yendo las cosas en esta segunda fase del rodaje, del que apenas restan un par de días en Guipúzcoa y otros dos de nuevo en Navarra. La primera fase se desarrolló entre febrero y marzo de 2010.
El proyecto arrancó sin disponer de la financiación necesaria para llevarlo a término. Sin embargo, la parte de época rodada el año pasado convenció, así que a Lazo Films, formada por Mikel y Javier Pruaño, y a Orreaga Filmak (Joseba Garmendia) se sumaron Erpin 360 y ETB, lo que junto con la distribución y promoción a cargo de Vértice, logró alcanzar el presupuesto suficiente, 1.545.000 euros.
Aunque en el elenco figuran nombres como los de Carmelo Gómez, Unax Ugalde, Txema Blasco, Kandido Uranga o Joseba Apaolaza, lo cierto es que el 90% del reparto lo conforman vecinos de Baztan que nunca habían actuado ante una cámara. Y su naturalidad ha impresionado al director y al resto del equipo, que agradece el trabajo de todos cuantos han hecho posible este trabajo.
argumento Hace más de mil años que los peculiares habitantes del valle de Baztan odian visceralmente a sus convecinos los agotes, explica la sinopsis de la película. Durante siglos, les recluyeron en Bozate. Les obligaban a entrar en la iglesia por otra puerta. No podían andar descalzos porque corrompían la tierra, ni enterrar a sus muertos en terreno sagrado. "Raza maldita", grita uno que no lo es. Pero los que sí lo son todavía recuerdan como cuando eran chavales el resto de los niños les tiraba piedras para que no entraran en la escuela. O como, ya de mayores, no les estaba permitido bailar en las fiestas del valle. Un frío día del invierno de 2010, un viejo profesor que recorre el monte en busca de los restos de un antepasado agote, observa tras unas matas cómo el trampero anima a que sus nerviosos perros escarben. El trampero arranca algo de la boca de uno de los animales. Desde la distancia, el profesor no acierta a distinguir de qué se trata. Este hecho concreto es el comienzo de un camino que le llevará a conocer y sufrir en sus propias carnes la terrible historia de un agote que vivió a comienzos del siglo XVII. Comienza el drama.