Tomé da vida al protagonista de esta tragedia junto a Pepa Pedroche, que encarna a Lady Macbeth, y a un extenso elenco que, además de actores, cuenta con los cantantes del Coro de Voces Graves de Madrid. Y es que, la música es un elemento capital en la propuesta de Helena Pimenta, que se acerca al texto de Shakespeare por tres vías: el texto, la tecnología y la música, con la intención de "iluminar para el público de hoy esta obra tan oscura". En el caso de la música, el intérprete y compositor Iñaki Salvador ha creado una partitura original y, además, ha adaptado los Coros de Ópera de Verdi junto con Juan Pablo de Juan, director de Voces Graves.

Además de la música, las imágenes contribuyen a generar "esa mirada oscura de Macbeth al abismo", cuenta Pimenta, que alaba el trabajo que en este sentido ha realizado José Tomé, responsable también del apartado visual del montaje, que emplea imágenes de vídeo y hologramas con el objetivo de generar la estética del submundo en el que habitan las brujas. En este sentido, el espectáculo establece un juego permanente entre lo real y lo virtual, entre lo que sucede sobre el escenario y lo que vive en las imágenes. En cuanto a la estética del montaje, Helena Pimenta ha optado por trasladar la historia al siglo XX, concretamente a la Primera Guerra Mundial, aunque "el texto no necesita renovarse", simplemente "es el mismo texto, pero con distinta iconografía", cuenta la directora, para quien Macbeth expresa una idea fundamental: "la pérdida de la inocencia humana". Con el asesinato que comete, el protagonista, un héroe hasta ese momento, se convierte en villano y "acaba con el sueño de dignidad de la humanidad".