Nadie duda de que uno de los platos fuertes, en todos los sentidos, del Hatortxurock 13 será la banda alavesa Soziedad Alkoholika, que ofrecerá el primer concierto de la gira radicada en su recién estrenado compacto Cadenas de odio.

"Necesitábamos soltar la rabia". Y tal y como están las cosas hoy por el mundo, no hay duda de que mala leche no falta. A partir de ahí, Soziedad Alkoholika ha construido su nuevo trabajo discográfico, un Cadenas de odio que ya es una realidad en el mercado. Tras el éxito cosechado con Mala Sangre (2008) y la buena acogida que tuvo Sesion#2 (la grabación, 20 años después, de su primer álbum), el grupo afronta este nuevo reto volviendo a confiar en el productor Tue Madsen, "que entiende nuestra música muy bien aunque no tenga ni puñetera de qué decimos cuando hablamos", bromearon Juan (voz), Pirulo (bajo), Roberto (batería), Iñigo (guitarra) y Jimmy (guitarra).

En realidad, este trabajo no deja hueco para coñas. Sin contemplaciones, el combo habla de diferentes conflictos sociales, económicos, religiosos y políticos para descargar adrenalina y quedarse a gusto. "Ya veremos qué dice la gente, aunque esperamos que vuelva a enganchar al público; de todas formas, hemos hecho el álbum para satisfacernos a nosotros, así de claro". Eso sí, los propios músicos reconocen que el resultado final "nos ha salido muy áspero con respecto a otros discos". Así lo demuestran las 13 canciones que al final han entrado en el repertorio de la veintena larga con la que SA empezó a trabajar.

Ahora, como siempre, llega el momento de salir al escenario con el nuevo material y los éxitos anteriores. A nadie se le escapa que la banda alavesa es carne de directo y el 7 de enero arrancará en Villava una amplia gira que les llevará a recorrer el Estado de un lado al otro, pero también a salir a Europa (en países como Alemania, el grupo tiene bastante predicamento) y, por supuesto, Latinoamérica, donde el quinteto siempre consigue grandes éxitos. No en vano, más de 20 años en la carretera han hecho que la formación sea un referente de la escena vasca más allá de sus fronteras.

Eso sí, esa proyección exterior no ha impedido que, en cierto modo, los músicos vuelvan a sus orígenes ya que han rechazado diferentes ofertas de varias discográficas y han optado por autoeditar este Cadenas de odio.

Forma y fondo

"Si algo funciona, no tiene mucho sentido cambiar". Con ese convencimiento, la banda ha repetido en Cadenas de odio los mismos pasos previos que con su últimos trabajos. Es decir, en agosto hicieron las maletas y se fueron a los estudios Music Land de Girona para dar cuerpo al álbum junto a un Madsen que "no se anda con lindezas, con él no hay tiempo para el respiro en las canciones, todo es muy explícito y directo". El productor, después, se llevó el material a Dinamarca para confeccionar el resultado final en Antfarm Studios.

Eso sí, en la grabación hay dos detalles que destacar. Por un lado, la colaboración en Ningún respeto de Carlos, cantante de Non Servium. Por otro, la inclusión de un corte en euskera, Gora goaz, "que es algo que nos apetecía mucho desde hacía tiempo". Para vestir a todo el conjunto, SA ha contado además con la colaboración de Brent Elliott White, diseñador norteamericano de sobra conocido "que ha hecho un curro muy metalero".

Procrastinación, Bilis y rosas, Niebla de guerra, Corruptos o la propia Cadenas son algunos de los 13 cortes que componen un trabajo en el que la voz inconfundible de Juan gobierna un sonido que, como siempre, se mueve entre el metal, el punk, el hardcore y el trash, pero ofreciendo alicientes que suenan a nuevo en una banda que está a punto de cumplir 24 años de trayectoria. Casi nada. "Tanto en el aspecto del CD como en el interior puede que haya salido algo bastante agresivo, pero tampoco es que tuviéramos otras intenciones", explicaron los miembros de un grupo que tras incorporar en 2009 al guipuzcoano Iñigo parece haber cerrado de manera definitiva la estabilidad en cuanto a su formación se refiere.

Es más, desde ese año, SA no había vuelto a entrar en el estudio aunque se ha pasado todo este tiempo sin parar de actuar aquí y allá. Eso sí, Cadenas de odio no sólo supone tener un disco del grupo entre las manos después de dos años, sino canciones nuevas desde que en 2008 saliera a la calle Mala sangre.

Con este último trabajo, el combo afianza una trayectoria que pocos pueden igualar dentro de la escena estatal, una carrera trufada por diez largas duración y más de 400.000 discos vendidos, aunque en el caso de Soziedad Alkoholika quedarse con las cifras, por muy espectaculares que sean, sería un error. La banda gasteiztarra, como bien demuestra en directo siempre, es actitud y aptitud. n