pamplona. 'Intemperie' presenta a un Luis Eduardo Aute muy crítico, y eso que el disco fue grabado en septiembre de 2010, ¿hasta dónde hubiera llegado si el álbum se hubiera compuesto hoy?
Seguramente hubiera sido el mismo, ya que gran parte de estas canciones las podía haber escrito ayer mismo... Además, alguna de ellas, como Atenas en llamas, es bastante premonitoria, y eso que la escribí hace dos veranos, en agosto de 2010, cuando todavía no había sucedido nada de lo acaecido en Grecia. Fue un tema que compuse evocando un viaje a Atenas. Una foto realizada a los pies de la Acrópolis fue la que me incitó: se trataba de una imagen en la que unos manifestantes portaban una pancarta, en griego y en inglés, en la que se podía leer: "Pueblos de Europa, levantaos". Eso me chocó, ver cómo desde la Acrópolis, la cuna de la sabiduría y la civilización, los griegos pedían a Europa que se levantara sacudiéndose esta máscara de mercadería. Esa contradicción me provocó la escritura de la canción, ya que no existiría Europa sin Grecia, no existiría Merkel sin Pericles. Y aún así, Grecia está desahuciada por Europa, tratada como un país paria al que hay que dar unas limosnas y que casi está en venta.
Después de componer, grabar y defender en directo estas canciones, ¿le queda la sensación de que nos han dejado a la intemperie o quizá es mejor que por voluntad propia nos quedemos al aire libre?
Hay intemperies e intemperies... Está la buscada, que es salir, huir e intentar encontrar cobijo bajo las estrellas pero voluntariamente... Y otra cosa es que te peguen una patada y te echen de tu casa, algo que a nadie le gusta... Sobre todo cuando le ha costado sangre sudor y lágrimas conseguir ese techo. Esto es grave y es lo que está ocurriendo ahora.
La norma, el canon establecido, dice que el hombre vive feliz en armonía, sin embargo usted arranca la primera canción de su último trabajo huyendo de ella y calificándola de inhóspita, ¿por qué?
Si esto es armonía, que venga Dios y lo vea. Yo la armonía no la entiendo de esta manera, la armonía impuesta por un poder económico no es muy armónica... Que estemos todos regularizados por los intereses de los lobbys financieros, en lugar de regularizados por la racionalidad de la sociedad civil, hace que tenga muy poco que ver la armonía con esta sociedad en la que vivimos.
Cuando el desamparo parece campar a sus anchas por su nuevo compacto aparece 'Quiéreme', en la que presenta un amor "sin piedad", ¿quizá esa es la gota de esperanza que permite salir de la 'armonía' que nos imponen?
Puede ser una buena vitamina, que nada resuelve pero hace que el tránsito sea más llevadero. Siempre que se comparte una situación complicada y difícil es más fácil de sobrellevar; en soledad es mucho más jodido. De todas maneras, Quiéreme es una especie de requerimiento a la desesperada y, de alguna forma, inútil: no queda nada pero engáñame y échame un cable. En este sentido, también estamos un poco huérfanos de amor verdadero... De esa entrega absoluta de una persona a la otra que se supone que es el amor; entrega en todas las dimensiones. Eso es algo que prácticamente ya no sucede, digamos que también está en crisis ese estado de gracia que más bien es de desgracia...
"Porque no tengo móvil, ni acciones en bolsa, ni tele de plasma en 3D, ni un equipo de fútbol, ni ropa de marca, ni sé como entrar en la red. ¿Qué me pasa doctor? Será el síndrome de la perdiz, pero siento tener que decirle que me siento feliz". ¿Esta canción es el reflejo de un Luis Eduardo Aute real o de la felicidad que quisiera para sí?
Es una canción muy cínica, es todo lo contrario... Y no es autobiográfica para nada. De alguna forma quiero hacer referencia a que en el mundo de hoy, que alguien diga que es feliz significa que debe ir al psiquiatra porque tiene una grave problema, algo no le funciona...
¿Cree, por lo tanto, que la felicidad no está permitida hoy en día?
Yo casi diría que está prohibida... Te alegras un momento pero enseguida te viene un hachazo que te parte por la mitad.
Llegando al final de su más reciente compacto surge 'Volver al agua', una tema que, sin ejercer de gurú, ¿quizá apuesta por el regreso a los orígenes o a unos valores básicos como una de las claves para comenzar a salir de esta situación?
Yo creo que, de vez en cuando, pararse un momento y mirar de dónde vengo, qué pretendía, que soy y a dónde voy es necesario para encontrar ese punto de partida y no anquilosarse en el futuro, entre comillas. Pero tampoco es una vuelta al pasado, sino volver a los principios que se van perdiendo con el paso del tiempo.
Su concierto en Tudela servirá para presentar al público 'Intemperie', pero, ¿se escucharán canciones clásicas de su repertorio?
Sí, pero pocas... Canto casi todas las canciones del disco porque como no me ponéis en la radio (risas)... Ya no entro en radiofórmulas (risas). Eso sí, aviso que el concierto va a ser largo, sobre todo a los fumadores, para que puedan salir del teatro echarse un cigarrillo y volver.
Después de 42 años de carrera y 32 discos editados, pero, sobre todo, después de lo vivido y superado años atrás, ¿se imaginaba dando vida a un álbum tan 'duro' como este?
No sé si es duro, yo diría que lúcido... Ni optimista ni pesimista ni duro... Creo que lúcido, pero solo lo creo, ya que tampoco sé si estoy muy lúcido. No lo sé, así salió... Ahora estoy con el próximo disco, que van a ser dos, en el que aparece otro tono. Aunque todavía los árboles no dejan ver el bosque sí creo que las nuevas canciones son consecuencia de las que figuran en Intemperie.
Un disco doble, en los tiempos que corren... ¿La lucidez quizá ha dado paso a un punto de locura...?
Sí, verdad... Tendré que pedirle hora al psicoanalista. Lo que sucede es que están saliendo canciones con dos motivaciones distintas, muy Jekyll y Hyde, que claramente están pidiendo dos soportes distintos.
Lo que parece claro es que, en el caso de Luis Eduardo Aute, el 'Canto de sirenas' con que cerró 'Intemperie' no le ha conducido a la muerte artística, ya que se presenta con inusitadas ganas de componer.
Las sirenas, cuando pasó Ulises por ahí, fueron tan terribles como apasionantes, se lo pasó teta escuchándolas... Sufrió mucho porque le sangraban los oídos pero vivió una especie de éxtasis... Pues bueno, vamos a tirar por el camino del éxtasis.