Coleccionar arte, una forma de vida
expertos y apasionados por la creación contemporánea analizan el momento por el que pasa este fenómeno
Una pasión por la belleza -en el más amplio sentido del término, más allá de la estética- y, sobre todo, por las personas que la crean, que no muchos pueden permitirse cultivar -y menos en estos tiempos-. Pero una pasión que persiste por la constancia de quienes, además de poder permitírselo, creen firmemente en el arte como motor de aquello con lo que más merece la pena disfrutar en este mundo.
El coleccionismo de arte se ve a menudo, desde fuera, como una excentricidad, un lujo. Y quizá lo sea, pero también es el origen de gandes museos y, por ende, de grandes exposiciones. ¿Se ha valorado en su justa medida? ¿Cómo se ve al coleccionista de arte? Y sobre todo, ¿por qué momento pasa esta práctica en este tiempo de crisis económica? Estas cuestiones fueron analizadas el pasado jueves en el Palacio de Arazuri por diversos expertos y coleccionistas, en el marco del Foro que el Museo Universidad de Navarra acaba de dedicar al coleccionismo de arte contemporáneo.
aquí y ahora
Coleccionar, una ardua labor
Fernando Meana y Marcos Martín Blanco fueron de los primeros que empezaron a coleccionar arte en España, en los años 70 y 80. "Entonces éramos cuatro. Ahora hay más, y esos cuatro que empezamos somos unos empedernidos", dicen. Para Estefanía Meana, hija de Fernando y también coleccionista, "ahora hay más compradores de arte, pero corredores de fondo, muy pocos. Hay más gente que compra cuadros para los sofás, pero que ejerzan esa ardua labor de hacer un verdadero coleccionismo, con criterio y sentido, hay pocos". En opinión del periodista, colaborador de El País, y también coleccionista Miguel Ángel García Vega, "el momento actual, de crisis, va a hacer de filtro, en el sentido de que van a desaparecer los compradores de arte y van a quedar los coleccionistas". Lógicamente, con la crisis la práctica del coleccionismo ha bajado -como también los precios de obras de arte, que en muchos casos "llegaron a ser escandalosos", según Martín Blanco-. "Se han acabado esos años que hemos vivido de bonanza cultural, pero confío en que la gente valore la cultura y se quite de otras cosas", apunta Sofía Barroso, mujer de coleccionista y profesional con una amplia trayectoria asesorando a compradores y mecenas de arte. Rosina Gómez-Baeza, crítica de arte y gestora de colecciones, reconoce que "la práctica del coleccionismo ha bajado. Pero hoy hay jóvenes con mucha inquietud, que se informan, se forman, viajan... quizá empiecen por adquirir pequeñas obras, pero se van entusiasmando".
coleccionismo público y privado
"Se necesita una sinergia"
La crisis económica ha frenado de golpe el coleccionismo público. "El proceso de restricciones prespuestarias afecta casi al 90% de las colecciones. Y ahora, con la crisis, se ve los museos que han comprado bien. El Reina Sofía, por ejemplo, tiene hoy más visitas que nunca, y lo ha logrado con un programa muy social, de izquierdas, duro en el sentido de que no es fácil para el espectador. La clave de que funcione no está solo en la colección que tengas, sino en cómo la narras al público", afirma García Vega. Martín Blanco y Gómez-Baeza destacan la necesidad de que hoy en día "haya una sinergia entre lo público y lo privado. Ambos se necesitan, tiene que haber un maridaje". Aunque Rosina apunta que "habrá que resolver muchos problemas, como la fiscalidad, el IVA...". Martín Blanco asegura que "con la crisis, es imposible que los museos públicos puedan revolucionar el arte. Hay que ver la forma de incoporar de forma efectiva las colecciones privadas en los espacios públicos. Eso implica que los museos públicos sean menos estatistas... Habrá que mirar al modelo anglosajón o al americano". Todos sostienen que "los políticos deben valorar la necesidad de favorecer y proteger las relaciones entre lo público y lo privado, porque de lo contrario culturalmente estaremos en un callejón sin salida". "Hay gente que dona su colección de arte a un museo y se guarda en los almacenes. ¿Para qué la dona entonces? Ahí se pudre...", critica Gómez-Baeza.
Los coleccionistas se definen como "gente que ama el arte", y aseguran que esta práctica es "un modo de vida". Dando un paso más, García Vega añade: "El coleccionista es alguien a quien le gustan las personas. No colecciona obras, sino formas de pensar y de sentir".
una labor poco valorada
"Los coleccionistas aseguran el futuro de nuestro patrimonio"
No hay divergencias ante la pregunta de si la labor del coleccionista de arte es justamente entendida y valorada socialmente. "No se reconoce", responde categórico Marcos Martín Blanco. Según Rosina Gómez-Baeza, "el coleccionista permite al artista seguir creando, y al sistema de galerías seguir funcionando. Los coleccionistas son los que aseguran nuestro patrimonio para el futuro... fíjate si es importante su labor", dice. Y recuerda que "todos los grandes museos, de cualquier época, están repletos de grandes obras que tienen detrás a sus coleccionistas". ¿Esa labor peligra en España, sin el respaldo de una potencia económica detrás? "Está claro que ese respaldo favorece y protege el coleccionismo de arte. Ahora vemos en alza a artistas brasileños, muy cotizados por sus obras, ¿y por qué? Porque Brasil es la potencia económica del futuro", explica Miguel Ángel García Vega. Sofía Barroso confía en que "la situación mejore en España con las generaciones jóvenes, que han aprendido a mirar el arte y tienen el ojo mucho más pulido que en épocas pasadas".
En cualquier caso, los coleccionistas encuentran sus ventajas a la recesión económica: "Las galerías de arte son más flexibles, te dan todo tipo de facilidades a la hora de comprar obra, te dejan pagar a cómodos plazos, y, algo que no ocurría cuando empezábamos a coleccionar, en los 70 y 80, ahora te dejan acercarte mucho más a los artistas".