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Más de lo parecido 'Parecido no es lo mismo'

Autores e intérpretes: Faemino y Cansado. Lugar y fecha: Teatro Gayarre, 12-15/12/12. Público: lleno.

VUELVEN Faemino y Cansado (o Cansado y Faemino, que tanto monta), y una visita suya siempre es una ocasión que hay que marcar en rojo en el calendario. Han pasado un par de añitos desde la última vez y el tiempo ha hecho su benéfico trabajo sobre nuestra memoria, diluyendo los recuerdos de los gags de aquella ocasión. ¿Dijeron lo de Kierkegaard? ¿Lo de los nueve dentistas y el chicle con azúcar? ¿Salía el Gran Mimón? ¿De qué iba el chiste de Arroyito y Pozuelón? Pues vaya usted a saber. Queda solo la sensación de haberlo pasado en grande y la esperanza, la certeza, de repetir. Por eso, en cuanto ponen un pie en el escenario, antes incluso de que abran la boca, ya hay unos cuantos fieles que se están partiendo la caja. Sí, señor: si luego el resto del espectáculo no les gusta, por lo menos esas risas anticipadas no se las quita nadie.

Parece una bobada, pero a mí esas risas me resultan una prueba inequívoca de que, en el humor, y supongo que en cualquier otra cosa, lo principal es crearse un estilo y enganchar con él al personal. Como dice Cansado en un momento del espectáculo: "La gente nos dice: lo vuestro lo hace cualquiera. Sí, pero se nos ha ocurrido a nosotros". Ya, añado yo, y si lo hiciera cualquiera, los escenarios y las televisiones estarían llenos de gente haciendo lo mismo que hacen ellos. Y no lo están. Ni siquiera ellos hacen lo mismo. Hacen parecido, que no es lo mismo.

A Faemino y a Cansado no se les pide que innoven; solo se les pide que se mantengan fieles a sí mismos, al recuerdo que tenemos de ellos, para que lo renueven en cada visita y luego se nos olvide hasta la siguiente, de modo que no estemos seguros de si lo que nos cuentan es nuevo o lo hemos oído antes. Cansado y Faemino no ofrecen nunca más de lo mismo; en todo caso será más de lo parecido. Y si se repiten en algo, más me repito yo en cada crítica que les hago.

Por ejemplo, algunas de las cosas que siempre destaco: lo bien que funcionan los roles que cada uno tiene asignados; reparto según el cual la comicidad de Cansado actúa algo así como por saturación verbal, sin dejar un silencio sin ocupar por un discurso solo en apariencia repetitivo. Faemino, por su parte, tiene la misión de permanecer en un aparente segundo plano y soltar aquí y allá latigazos dadá. Salvando las distancias, Cansado es algo así como el payaso listo, mientras que Faemino encarna a un augusto que lo mismo resulta vitriólico que alelado, según lo pida el momento. Como muestra, el impagable sketch del concurso que se marcan a mitad de espectáculo, con Faemino en su faceta de zoquete. Descacharrante.

Otra cosa que no me canso de comentar: el nivel de depuración al que han llegado con su humor. No necesitan ni vestuario (salvo las americanas blancas de Arroyito y Pozuelón) ni prácticamente ningún elemento. Como excepción, en esta visita sacaron una surrealista corona magnética cuántica (?). Vale, usarán poco atrezzo, pero el que llevan es de tecnología punta.

En fin, Parecido no es lo mismo es, a la vez, un espectáculo más que rodado y un work in progress permanente en el que se introducen cambios graduales a la manera lampedusiana, para que todo siga igual. Si alguien ha visto el montaje anteriormente y lo disfrutó, y en esta ocasión le ha gustado menos, es probable que haya cambiado él más que el espectáculo.