Has definido, curiosamente, el sonido y las canciones de 'Zazpi kantoietan' como 'rockdance', ¿por qué?
-Sí, fue un término que utilicé yo una mañana y a estos les hizo gracia. Le pregunté al grupo a ver si podía utilizarlo, me dijeron que sí, y dicho está. Está claro que nos basamos en el rock, somos rockeros de base, pero también tocamos otro tipo de estilos. Digamos que nos gusta el rock, pero para pasárnoslo bien, no en plan rock duro de oír. El mejor ejemplo es este disco, con canciones que son de estilos diferentes pero para nada tranquilas. Biarritz puede parecer lenta, pero su melodía es mucho más rápida que cualquier medio tiempo en el rock and roll.
-Visto el vídeoclip de 'Bixotza suten' ('Corazón ardiente'), ¿algunos ertzainas os estarán agradecidos por ayudarles a salir del armario?
-No sé, no sé, no sé (risas). Lo que pensarán ellos no lo sé, pero está bien que haya cosas así, que funcionen así y que salgan cuestiones diferentes en armonía con la sociedad actual; que no sea todo triste y melodramático.
-Tiene su gracia cantar estos días, en los que Euskal Herria parece Mordor, climatológicamente hablando, "han vuelto los escotes, es tiempo de pecar" ('Gabak zerueri begire', 'Noches mirando al cielo').
-Es que es un tema que cantamos con la esperanza de que llegue la primavera a este país, porque tenemos un otoño y un invierno más largos...
-¿'Gora kopak!' ('Arriba las copas') es, en cierto modo, ejemplo de una de las claves del éxito de Gatibu, ese carácter festivo y divertido de sus conciertos, tan necesario en tiempos oscuros como los que vivimos?
-Sí, porque la alegría siempre ha hecho falta. En estos momentos es un poco más difícil reírse, pero se intenta. Es mejor poner un poco de cada uno para no caer en el victimismo y ser nosotros mismos. Además, lo malo, con un poco de humor, siempre se lleva mejor.
-Y, precisamente, ¿cómo estáis viviendo esa escalada sin tregua del grupo que, con cada disco, parece que sube varios peldaños de golpe?
-Con la sensación de que con cada trabajo seguimos sorprendiendo, y eso es algo que se agradece, ya que significa que la gente te ha escuchado y nos da la oportunidad de exponer nuestras canciones en directo. Cada vez que sacamos un álbum nos suelen preguntar a ver si tenemos la llave del éxito, pero esa llave no la tiene nadie. Lo único que intentamos es que la cerradura no cierre del todo.
-Tras escuchar la canción del mismo nombre, ¿Biarritz se consolida como el paraíso bucólico de todos los vascos?
-Bueno, mi niña se llama Biarritz... Se puede interpretar de las dos maneras, que era precisamente la intención.
-¿Rock and roll para Gatibu es sinónimo de vivir deprisa con el corazón ardiendo?
-Sí, la verdad que sí. Dicen que el rock and roll es una manera de vivir y, efectivamente, así es. Hay que ser rockero y disfrutar a tope con lo que se hace. Corazón ardiente y fuego a la barraca.
-Solo siete canciones en el álbum, "pero el disco sale más barato". ¿No suena un poco a excusa?
-Nooooo, mira... Sacamos el disco en directo hace dos años y ya teníamos tres canciones nuevas que, en lugar de dejarlas para este álbum, las metimos en el directo. Realmente este compacto debía tener diez canciones, pero tampoco trabajamos más allá de los temas que queremos grabar, nos limitamos al producto que tenemos y a la cantidad que haya. Es más, creo que a partir de ahora va a ser así, porque grabar sistemática diez canciones de las que cinco o seis no vas a utilizar, no tiene mucha sustancia.
-Precisamente, la ventaja es que, al editar solo siete temas, los podéis tocar todos en la gira de presentación del álbum y meter unas cuantas más de los cuatro discos anteriores...
-Sí, tenemos ya cuarenta canciones de Gatibu, así que el repertorio es amplio. De hecho, en los directos de esta gira hacemos 19 temas, dejando 21 fuera pero con un amplio margen de maniobra.