pamplona. El manual de la buena esposa, una comedia desternillante que habla sobre la mujer y los tiempos que le tocó vivir desde 1934 hasta 1977, llega hoy al Teatro Gayarre de Pamplona, en doble función, a las 20.00 y 22.30 horas. Las entradas para disfrutar de esta obra, dirigida por Quino Falero y protagonizada por las actrices Llum Barrera, Mariola Fuentes y Concha Delgado, cuestan 18 euros en sala, 14 en palco y 8 en anfiteatro.
Con el adoctrinamiento femenino durante el franquismo como tema central, El manual de la buena esposa habla también sobre las relaciones matrimoniales, la educación, el deporte, la invasión de las suecas, la religión, la censura, la radio, los programas radiofónicos, la música de distintas épocas y las costumbres sociales. El objetivo es hacer reír y pensar a partes iguales. La comedia, una producción de La Zona, lleva a escena sketches de los autores más destacados del momento: Miguel Del Arco, Verónica Fernández, el navarro Alfredo Sanzol, Yolanda García Serrano, Ana R. Costa y Juan Carlos Rubio. "Esta colección de sketches podría hacer pensar en una secuela de aquel Florido pensil de hace casi tres lustros, pero multiplica su potencia por el mayor mordiente de sus textos y el superlativo trabajo de sus tres intérpretes, que convierten el escenario en una auténtica fiesta", destacan desde el Gayarre.
Durante muchos años, las mujeres en España fueron educadas para ser buenas madres, buenas cristianas, buenas esposas, buenas patriotas; y además, obedientes, dóciles, caritativas, resignadas, alegres, diligentes, sufridas y honradas. Semejante adiestramiento estuvo a cargo de la Sección Femenina durante la dictadura franquista y se hizo omnipresente en la vida de las mujeres españolas de aquella época. Estas mujeres formaron su carácter a base de estas enseñanzas, aprendieron economía doméstica, reglas para satisfacer a los maridos, instrucciones para cuidar a los hijos y normas para servir a la patria. Pero también practicaron deportes, siempre acordes con la condición femenina, ayudaron en los hospitales, en el campo, en las fábricas? y, por supuesto, se divirtieron con los coros y danzas. Para unas resultó un hecho glorioso y para otras se convirtió en algo insufrible, pero todas se vieron condicionadas por las lecciones de los manuales que instruían su educación. En palabras del director de la obra, Quino Falero, "los documentos y las publicaciones de la época resultan tremendamente curiosos, en ellos se recogen normas, pautas, guías, obligaciones y deberes que despiertan el asombro desde una mirada actual, pero también provocan la risa. Resulta inevitable reír ante esas reglas de adoctrinamiento, la risa como mecanismo de defensa ante semejante gravedad". Y añade que "si privar a las personas de educación supone una tremenda agresión, más grave aún resulta el someterlas a un aleccionamiento determinado, basado en falsos principios y con intenciones claramente definidas". Sobre todo esto reflexiona la comedia, siempre con el humor como gran aliado.