pamplona. La documentalista navarra Mercedes Álvarez, autora de El cielo gira y Mercado de futuros, participa en la Bienal de Venecia con ocho piezas documentales que se enmarcan dentro del proyecto 25% que ocupa el pabellón de Cataluña. En concreto, la iniciativa pretende poner rostro a las personas en situación de desempleo en territorio catalán, donde el paro alcanza el porcentaje que da título a la muestra.
Impulsada por el fotógrafo Francesc Torres y comisariada por Jordi Balló para el Institut Ramon Llull, esta propuesta aborda un tema en el que "España es una autoridad mundial", apuntó Torres durante la inauguración del espacio. "El paro está llegando a cotas espeluznantes y toma unas proporciones trágicas", de ahí que el artista haya querido dar visibilidad a los 900.000 parados de Cataluña a través de ocho casos concretos, los de Gessamí (bioquímica, 33 años), Noèlia (arquitecta, 32 años), Aura (ecuatoriana, trabajadora doméstica y operaria de fábrica, 45 años), Pedro (trabajador metalúrgico, 48 años), Cintia (sin experiencia laboral, 22 años), Kheraba (senegalés, trabaja en el reciclaje, 43 años), Alejandro (miembro de la PAH, 60 años) y Joan Andreu (cajero en sucursales bancarias, 42 años). Ocho peripecias vitales que se plasman a través de dos elementos principales, las fotografías grandes y medianas de Torres y los vídeos de Mercedes Álvarez, a los que se suman, asimismo, otros dos escogidos directamente por los protagonistas. Uno de ellos es una obra del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), donde casi ninguno había entrado nunca y que visitaron acompañados de la documentalista para elegir una pintura, una escultura o una creación artística con la que se sintieran identificados. Por ejemplo, Aura optó por una silla de Esther Ferrer, Cintia se quedó con un vídeo político de Allan Sekula y Pedro, con Retrato de un gudari llamado Odiseo, boceto del acero forjado de Jorge Oteiza que descansa en la Ciudadela de Pamplona desde hace años. El elemento que completaba el proyecto era un objeto cotidiano de sus respectivas vidas con un significado especial, casos de un cojín de sofá, una figurita de jardín, una virgen, etcétera.
valor de uso y valor de cambio De la parte audiovisual de 25%, la realizadora navarra cuenta que el trabajo se desarrolló a lo largo de seis meses, aunque el rodaje duró ocho días en los que un equipo mínimo acompañó a los protagonistas en distintos momentos de su día a día y en sus visitas al museo. En estos retratos se aprecia que, por mucho que estén desempleadas, estas personas "no están paradas en absoluto", apunta Álvarez, que subraya cómo la mayoría de ellas son muy activas en asociaciones, como es el caso de Alejandro y su participación en la plataforma antidesahucios de l'Hospitalet; de Pedro, obrero de la metalurgia y cofundador de la federación del metal de CCOO en Cataluña; de Kheraba, inmigrante africano que se dedica a recoger aparatos que los demás tiramos a la basura y él repara para enviar a África, o de Aura, que reparte comida entre quienes duermen en bancos o cajeros. "Esta gente hace que en estos momentos tan difíciles podamos seguir viviendo juntos", añade la directora, que reconoce que tanto ella como Arturo Redín, coguionista y montador, tuvieron dudas sobre cómo abordar el trabajo. Así, pensando sobre el tema surgió la reflexión entre dos conceptos, valor de uso y valor de cambio, aplicados tanto al mercado laboral como al mercado del arte.
Respecto al primero, la realizadora incide en la idea de que los desempleados no solo no están de brazos cruzados, sino que "desempeñan una labor social muy importante", pero "como no son útiles al mercado, que les ha expulsado, su trabajo no tiene valor de cambio, no es retribuido ni reconocido". Y algo similar pasa en la esfera arte/cultura. "La creación y jerarquización del gusto que crea el mercado da valor de cambio a determinadas cosas e ignora otras. Todos conocemos a artistas de enorme calidad y nula presencia", agrega. De este modo, los vídeos trazan un paralelismo entre el mercado artístico y el laboral, funcionando como "pequeñas notas que significa estar dentro o fuera del mercado".
Sin duda, el de 25% ha sido un trabajo intenso "y con mucho esfuerzo por adaptarnos a la idea original de Francesc y aportarle contenido y reflexión", reconoce la directora, que al igual que el fotógrafo cobró 8.000 euros por este trabajo cuyo presupuesto total, con el traslado de obras, seguros y alquiler de la nave en Venecia y promoción, es de 480.000.