pamplona. "Fuera de aquí, la visión que se tiene del conflicto es de bueno y malos, de conmigo o contra mí. Se creen que aquí vivimos así, en un extremo o en el otro, y en la película se ve que, en efecto, dentro de los grupos de gente y en las familias hay diferencias, pero que, aun así, sigue habiendo amor y respeto". Las palabras de Amaia Merino sirven bien para explicar el eje temático central de Asier eta Biok, el documental que ha dirigido junto a su hermano, Aitor, y que ya está en las salas de Pamplona, las tres capitales de la CAV, Madrid y Cataluña. Después de tres años de rodaje, del premio en el pasado Festival de San Sebastián y de las muchas vicisitudes que ha experimentado en los últimos días, el público ya puede ver esta película sobre la relación de amistad entre Aitor Merino y Asier Aranguren, recientemente detenido. Una propuesta "incómoda" y muy "sincera" en la que lo político es importante, pero solo a modo de "contexto", ya que "lo importante son los sentimientos".

Aitor y Amaia Merino llegaron ayer a Pamplona junto a la productora Ainhoa Andraka, de Doxa Producciones, que ha respaldado el filme junto a Cineática Films, de Ecuador. Y es que, el proyecto logró el apoyo del país sudamericano desde el principio. Amaia vive allí desde hace dos décadas, incluso tiene la nacionalidad ecuatoriana, y "cuando empecé a mover la historia me sorprendí porque enseguida comenzaron a mostrar interés". "Ahí nos dimos cuenta de que teníamos entre manos un relato universal", apuntó ayer durante la rueda de prensa que los tres miembros del equipo ofrecieron ante los medios navarros como colofón a una semana en la que han visitado Madrid y Barcelona y en la que el arresto y posterior encarcelamiento de Aranguren les ha acompañado en cada presentación. Pese a todo, el recibimiento está siendo "muy emotivo", indicó la directora, que subrayó los aplausos que les dedicaron los espectadores madrileños, con los que compartieron "un coloquio muy interesante" en el que les contaron que la película les había dado a conocer "cosas que no sabían". "Incluso antes de lo que ha pasado estos días estaba claro que la película iba a despertar recelos y vemos que despierta incomodidad e inquietud en algunas personas, pero en general nos están recibiendo muy bien", coincidió Aitor. Y Ainhoa Andraka añadió lo curioso que resulta ver cómo la gente se quedaba en grupos fuera del cine para seguir hablando de ella.

Eso sí, ninguno de los tres ocultó que la temática les ha generado problemas desde el principio y más ahora. "Hay quien ni quiere verla, la rechaza directamente por el título, pero también hay quien nos ha apoyado", señaló Andraka, en referencia a las 14 salas en las que la cinta se exhibe desde ayer. "Esperaremos a ver cómo funciona y si quieren sumarse más exhibidores, estupendo", agregó el director, "consciente" de que es un proyecto "pequeño", pero que "quiere ver mucha gente y ahora mismo no se está satisfaciendo la demanda".

"no es una arenga" Para Aitor Merino, el fin último de Asier eta Biok es que el público se plantee "si hay aspectos del conflicto que no le han contado" y que saque "sus propias conclusiones". En definitiva, se trata de que vea el documental "y que luego opine y si quiere nos critique". "Los prejuicios no ayudan a crecer, a que nos conozcamos y nos entendamos. Hay que dar una oportunidad a la escucha, a la palabra y para eso el cine es la mejor herramienta", según Merino, que insiste en que su película "no es una arenga política", sino "una sincera llamada a la concordia".

La exhibición de la película en Pamplona resulta "muy especial" para los dos hermanos, aunque "lo que tenía que ser una semana de celebración se ha quedado en una semana de estreno porque Asier no está con nosotros". "Aun no nos ha dado tiempo a digerirlo; estos días hemos tenido que correr sobre las circunstancias", explicó Amaia, que tiene "claro" que las detenciones de la semana pasada "son políticas". "Veo que el todo es ETA ahora es ley", afirmó. Y añadió: "También veo que una parte de la sociedad está avanzando en una línea y la otra no, de hecho, parece que vaya en la dirección contraria". Aitor, por su parte, expresó su convicción de que "la mayoría de la sociedad vasca quiere que esto se acabe. Mucha más de la que se sumó a la manifestación del sábado pasado desea que haya cambios en la política del Gobierno; una política que en ocasiones parece que no busca la paz".

En cualquier caso, ambos realizadores resaltaron que, pese a que la política está presente en la película, "hemos tenido absoluta libertad para contar lo que queríamos". "Se la fuimos enseñando a Asier a medida que la hacíamos y aunque hay cosas que se dicen que no comparte y que no es un retrato complaciente de él, nunca nos pidió que cambiáramos nada, lo cual habla de su valentía y generosidad". Y de que Asier eta Biok es, por encima de todo, una historia "sobre el afecto" entre dos personas distintas que mantienen un fuerte vínculo desde la infancia.