ya convertido referente ineludible en lo que se refiere al dibujo histórico, por denominarlo de alguna forma, Martintxo ha dotado con una personalidad específica a los dibujos que ilustran el libro. "Hemos querido apostar por dibujos simples, intentando definir los personajes y eliminando los fondos a la par que utilizamos el estilo abocetado, trabajado con lápices, para, de esta forma, enfatizar el texto con las ilustraciones". Un trabajo para el que Altzueta ha dividido su talento entre la imaginación y el rigor historicista. "El retrato de Carlos III, por ejemplo, está basado en otro anterior del propio rey que se puede ver en su tumba de la Catedral de Pamplona, solo que nosotros le hemos dado un aire más actual. Eso sí, en aquellos dibujos en los que me dejo llevar por la imaginación lo hago bajo los parámetros que me indica Joseba Asiron". Entre las ilustraciones más destacadas que incluye el libro figura la del castillo de Irulegi, "ya que es la primera vez que se ha dibujado", apunta Martintxo, apostillado por Joseba: "La recreación se ha hecho a partir de los cimientos encontrados, proyectando el edificio hacia arriba". Una forma de trabajo que Altzueta define como "inventiva basada en conceptos reales o que pudieron existir; es lo como la ciencia ficción, que no es otra cosas que ficción que parte de la ciencia". En esta ocasión, la mayoría de los dibujos son en blanco y negro. "Joseba y yo nos dimos cuenta, mientras trabajábamos en estos dibujos, que hay procesos intermedios que tienen mucho valor estético. Por ejemplo, los primeros bocetos de un castillo son siempre a carboncillo o lápiz, con un resultado elegante". En este sentido, matiza Joseba, este tipo de dibujos era perfecto para el libro ya que le otorga "una aire de cuaderno de campo, aunque, posteriormente, el público los podrá ver ya coloreados en otros trabajos que estamos preparando". - F.F.G.
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