pamplona - Durante los últimos dos años, ha estado compartiendo penurias de camping en Con el culo al aire, la serie que recientemente ha terminado su tercera y última temporada también en la principal cadena de Atresmedia. Romero es un actor sevillano que reconoce su suerte de enlazar un trabajo con otro pero que ha estado ocho meses esperando a que le saliera un proyecto. Tiene también entre manos una obra de teatro, Cancún, que empezará a ensayar durante este verano, y una película sin fecha que rodará en Puerto Rico. La diferencia entre los personajes de la serie que ha terminado y la que está en marcha es muy notable; “ahí es donde radica la gracia, poder pegar saltos de perfiles con los personajes”, comenta. Mientras en la serie anterior todo eran situaciones cómicas, en Bajo sospecha el drama surge con la desaparición de una niña el día de su primera comunión.

Un género totalmente diferente al que ha interpretado.

-Radicalmente diferente y eso hace que los personajes no tengan nada que ver, ni un puntito en común. He pasado de la comedia más disparatada al drama total, de la noche al día. Chema y Rafa no se parecen en nada, no tienen en sus perfiles nada que les identifique.

Chema era bastante peculiar en con ‘El culo al aire’.

-¿Peculiar? Bueno, puede? Era un cabroncete que quería aprovecharse de las malas situaciones de los acampados allí; y vaya si se aprovechaba. Ha sido un personaje con el que me he reído mucho, con el que he sido odiado por el resto de los personajes? En fin, lo hemos pasado bien en la serie, pero todo tiene que tener un final.

Hablemos de Rafa, ¿qué tal le siente a usted el uniforme?

-Es que no lo llevo, soy un policía que va de paisano, con unos pantalones anchos y una camisa que me viene grande, pero ese es el estilo de mi personaje. Yo te diría que soy el anti policía. Bajo sospecha es un drama terrible, se produce un hecho que hace temblar de miedo a un pueblo y pone en jaque a una familia completa.

A usted parece que le ha tocado la lotería, enlaza una serie con otra.

-Trabajar es que te toque la lotería. Me siento afortunado siempre que tengo un papel entre manos, soy afortunado por poder trabajar en distintos registros.

¿Se ha sentido encasillado?

-Ya no tanto, pero en esta industria es muy fácil que te pongan un sambenito y te tengan haciendo personajes similares.

¿Le ha ocurrido?

-Sí, después de hacer Padre coraje, pasé varios años haciendo asesinos y personajes de malvivir.

¿No le gustaba?

-Prefiero hacer papeles diferentes y también géneros diferentes, pero una vez que te han encasillado también puede ser una suerte, te conviertes en el asesino y cuando necesitan a uno te llaman siempre.

Se ha quedado sin vacaciones de verano, ¿no?

-Aunque dé la sensación ahora de que he enlazado una serie con otra, la verdad es que han pasado ocho meses desde que acabamos la grabación de Con el culo al aire. Así que vacaciones ya las he tenido, y no voluntarias. Este trabajo es así, y si tienes que grabar durante el verano, bendito sea el trabajo; gajes del oficio, digo yo.

Momentos duros para la profesión, ¿no?

-Para la profesión de actor, todos los momentos son duros. Quien más, quien menos, pero todos hemos tenido parones, los inicios han sido complicados. Cuando no había crisis también pasábamos por situaciones duras. Unas veces trabajas y otras no. El actor siempre ha estado en crisis, al menos casi todos; siempre hay gente con más suerte, pero seguro que si preguntas, incluso a los que les ha ido medianamente bien, te contarán que en algún momento han estado a verlas venir.

¿Se ha visto muchas veces con el culo al aire?

-Y quién no alguna vez. Está claro que es difícil asumir que las cosas te pueden ir mal en algún momento. Pero en esta profesión ese riesgo va en la decisión que tú tomas al dedicarte a esto. Siempre nos queda eso de que hacemos lo que nos gusta, eso no quiere decir que te guste pasarlo mal. De todas formas, en estos momentos lo de pasarlo mal es extensivo a todas las profesiones. Antes decían que tal o cual profesión tenía futuro, ahora ya no hay ninguna.

¿Cómo ve el futuro?

-Nunca he sido pesimista y no cabe duda de que las cosas están mal. Supongo que saldremos de esta, nadie sabe cómo, pero siempre hemos salido de las crisis, unos más perjudicados que otros, eso como siempre.

¿Es usted de los que ahorran o es de gastadores?

-Pude vivir más o menos bien de esta profesión hacia los treinta y tantos años; hasta entonces, no podía permitirme nada, así que me he acostumbrado a ser austero. Ahorro lo que puedo, no te digo que no me permita alguna cosilla, pero hay que ser prudentes, tengo dos niñas pequeñas y en el guion familiar no está escrito lo de gastar demasiado.