madrid - Con la exhibición por primera vez en España, y tras tres años de restauración, del cuadro La educación de la Virgen, culmina un proceso que se inició en un sótano de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, en el que se descubrió en 2010 esta obra temprana de Velázquez.

Hasta principios de octubre, la pintura podrá contemplarse en las afueras de Madrid, en la sala de Arte de la Ciudad Financiera del Banco de Santander, entidad que ha financiado la restauración llevada a cabo por Ian Macclure y Carmen Albendea. También Sevilla podrá disfrutar de esta obra antes de su regreso a Estados Unidos, de donde con toda probabilidad no volverá a salir. La educación de la Virgen formará parte de una importante exposición que estará abierta en la ciudad hispalense hasta mediados de enero del próximo año.

El cuadro encontrado en 2010 data de alrededor de 1617 y es una de las primeras obras de Velázquez tras salir del obrador de su maestro Francisco Pacheco. Las inundaciones que sufrió la ciudad de Sevilla en 1626 y la mala conservación que durante años sufrió la pintura hicieron necesario un lento e intenso proceso de restauración del cuadro, que se donó a Yale en 1925. A su llegada a la Universidad, en un estado bastante deteriorado, la obra fue atribuida a un artista sevillano desconocido, hasta que John Marciari, comisario de pintura italiana y española del Museo de Arte de San Diego, reivindicó la autoría de Velázquez.

“Me dije que estaba loco por pensar que había hallado un Velázquez”, afirmaba Marciari al relatar cómo una mudanza en el Museo de Arte de la Universidad de Yale en 2003 le llevó hasta un cuadro grande, dañado, de autor desconocido, cuya gran calidad le azuzó la curiosidad y se percató de que debía ser un Velázquez, uno de los pocos cuadros de la época sevillana del genio español. En su opinión, Velázquez terminó la pintura en torno a 1617, cuando tenía unos 18 años, momento en que “Velázquez se está convirtiendo en Velázquez”, afirmaba el experto cuando dio a conocer su descubrimiento. Tras encontrar el cuadro e iniciar las investigaciones sobre él, envió una foto del mismo al investigador Salvador Salort, especializado en Velázquez, pidiéndole que adivinara el autor de la obra. La respuesta fue: “estoy temblando. ¿Dónde lo encontraste?”.

En opinión de Marciari, el cuadro es un encargo para el Convento Carmelita de Santa Ana en Sevilla, donde fue parte del altar hasta una inundación en 1626. En lugar de pintar a la Virgen en un trono, coronada y rodeada de estrellas, como hacía su maestro sevillano Francisco Pacheco, Velázquez muestra a una familia humilde en un lugar humilde, con una Virgen que aprende las primeras letras.