pamplona - Los contrastes de Pamplona, como ciudad con un tímido aire cosmopolita pero con cierto aroma rural, conforman la exposición Ruidos y silencios del pintor navarro Manuel Bermejo. Por primera vez expone en Ciudadela, en este caso en el Pabellón de Mixtos, para mostrar el retrato de una ciudad a través de sus calles, su tráfico, sus fábricas o su ferrocarril. La muestra se puede visitar hasta el 14 de diciembre.

El visitante encontrará más de 30 óleos en los que se reconocen paisajes de los barrios de Etxabakoitz, los Ensanches o la Milagrosa, o las carreteras de circunvalación de la ciudad. Bermejo retrata la Pamplona más urbana como un nudo de movilidad, de calles atestadas por el tráfico. Una ciudad que se despereza cada día y en la que el pintor se convierte en observador motorizado de los paisajes urbanos que se encuentra, desde la posición privilegiada de su automóvil como perfecto mirador para plasmar los pasos de cebra, las rotondas o a los motoristas en su deambular.

Pero la ciudad también tiene sus descampados, sus arrabales, sus fábricas abandonadas y sus vías del tren. En este caso, el autor recorre a pie, como un peatón más, esos rincones de tranquilidad en los que reina el silencio, en contraposición al ruido del centro urbano o de las grandes vías de comunicación. Tanto una como la otra se reflejan mediante un uso peculiar de la luz, con cierto tono melancólico y costumbrista, con amaneceres y ocasos que ablandan los duros perfiles de los edificios o los vehículos pintados. Incluso aparece la lluvia, que distorsiona la perspectiva del cuadro al igual que modificaría la visión desde dentro de ese coche que le sirve al artista de mirador, y los reflejos en los días claros o los destellos de los faros en esas tardes noches oscuras de cielo cubierto tan típicas en Pamplona. Una visión contemplativa y hasta cierto punto nostálgica de la ciudad.

Pero la muestra esconde algo más. Una parte de la obra expuesta en Mixtos refleja a otro Manuel Bermejo, más centrado en la persona, más reflexivo, que se olvida por un momento del paisajismo para centrarse en el retrato. La figura humana toma cuerpo y presencia en cuadros como Dream Team o en diferentes retratos y autorretratos con su peculiar pincelada. También la conciencia social se inmiscuye en la pintura de Bermejo a través de obras como el pensador de Rodin meditando sobre una calavera, como evocación de la memoria histórica, o la valla de Melilla a contraluz, como reflejo del día a día de la inmigración. El propio autor realizará una visita guiada a la muestra el sábado 13 de diciembre, a las 19 horas.

Manuel Bermejo (Cirauqui, 1952) se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona con Juan José Aquerreta y Salvador Beúnza. Es uno de los habituales en los concursos de pintura que se organizan en Navarra y en comunidades limítrofes, además de un activo participante en grupos como Bistre o la asociación Alfredo Sada. De forma individual, ha expuesto en la casa de cultura Fray Diego de Estella, en la casa de cultura de Zizur Mayor, en el CITI Navarra en los edificios inteligentes y en Elizondo. - D.N.