madrid - Tras siete años de silencio discográfico, la vocalista Najwa Nimri y el productor Carlos Jean calientan los motores de la nueva etapa de su proyecto musical conjunto, Najwajean, con un álbum de electrónica y un sonido que, como es marca de la casa, intentará huir de los convencionalismos. “Reconozco que en algún momento yo me he sentido un poco seducido por el éxito y no he sido fiel a mis principios, pero si tienes a mucha gente detrás de ti, te sale el instinto de supervivencia y se trabaja en base a lo que el público pide. Por otra parte, la mayoría de la música española no ha arriesgado nunca”, comenta Carlos Jean. De su compañera, precisamente, lo que más destaca es su gusto por el riesgo. “Siempre que haga algo, hay que escucharlo”, dice.

Ella, por su parte, destaca “el esfuerzo titánico” que su partenaire ha hecho en este tiempo separados para levantar su compañía. “Pero lo que más me gusta es la calidad de su sonido y los graves, sus cojones al producir. Tiene una pegada que no es de este planeta”, afirma.

Aseguran que la química sigue fluyendo después de tantos años inmiscuidos en sus “ajetreadas vidas paralelas”. La excusa para volver a reunirse estuvo en el concierto ofrecido el pasado verano dentro del homenaje que el festival madrileño Día de la Música rindió a los 25 años de vida de Subterfuge, su primer sello. Empezaron a hablar de esta vuelta, aunque las cosas no se aceleraron hasta que recientemente llegaron al tipo de sonido que buscaban, lo que Nimri llama “el qué y el cómo”. “Es una electrónica con mucha contundencia en la parte de graves, como siempre, y la voz de Najwa hace que todo tenga continuidad. Es una música que seduce, con un punto más inquieto”, explica el músico de origen haitiano.

Su nuevo álbum, aún sin título y que se espera para otoño, será un compendio de versiones de temas antiguos que, en medio de su desarrollo, se convierten en algo más actual, además de canciones inéditas como Wanting, el primer anticipo del compacto.

Fue Carlos Galán, mandamás y alma de Subterfuge, quien le puso nombre al estilo del dúo, trip hop. Empezaron a trabajar juntos “por intuición” con un ordenador en casa, cuando nadie lo hacía, y así llegaron a su primer álbum No blood (1998). Cuando están juntos, ella puede relajarse, dedicarse a “surfear la ola”, mientras Jean ejerce de “apisonadora” y pone “las navajas”, como se verá en el primer concierto de este nuevo ciclo, que ofrecerán hoy en el Teatro Circo Price de Madrid.