pamplona- Carles Benavent es el bajista de referencia en el Estado desde hace muchos, muchos años. En esta ocasión, acompañando la voz de Carmen Linares, de nuevo lleva sus cinco cuerdas a la orilla del flamenco. Una cita imperdible.
Camarón de la Isla, Enrique Morente, Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar y ahora Carmen Linares, con razón denominan a Carles, Jorge y Toni como la santísima trinidad del flamenco jazz.
-Será por la edad también (risas), son ya muchos años de batalla, llevamos toda una vida.
En el espectáculo que trae a Pamplona, Cuatro, Carmen, además de sustentarse en el trío de ases, dialoga de tú a tú casi con cada uno de los instrumentos. En el caso de Carles Benavent, el Cuatrovehículo
-Fue ella la que me propuso la granaína, yo me lo estudié un poco y me pareció fantástico. Es un trocito de bajo y voz, nada más, que intento hacer lo más ortodoxo posible para que te recuerde a la guitarra, se haga familiar y no sea una cosa extraña.
Pero, ¿Carles Benavent es capaz de hacer algo ortodoxo?
-Sí, hombre, lo intento, a veces sí (risas), aunque me cuesta (risas). Tengo mucho respeto, lo que sucede es que con el bajo puedes hacer muchas cosas parecidas a la guitarra pero hay otras que son genuinas y no se puede. Pero, en realidad, yo siempre intento acercarme a ella, siempre he intentado poner al bajo como una prolongación de la guitarra flamenca.
Precisamente, el bajo es un instrumento que se esconde, o esconden, bajo la excusa de que conforma la base sobre la que debe caminar la canción o brillan el resto de instrumentos. Pero Carles Benavent, sin duda, ha conseguido sacarlo de ahí y colocarlo en otro nivel.
-Esto se debe a la inquietud de dar el paso adelante y ponerme en la misma línea que el saxofón o del que está dando el solo, se trata de incordiar un poco (risas). Ha sido una inquietud que he tenido desde pequeñito, desde que empecé a tocar el bajo porque me parecía que, con menos cuerdas, iba a ser más fácil que la guitarra. Luego ya fue cuando me encantó la posición del bajo, yo siempre digo que es como la portera del edificio, se entera de todos los chismes de la comunidad; siempre está por debajo pero controla ritmo, armonía y la estructura.
Incidiendo en el concierto que ofrecerá junto a Carmen Linares, desde su punto de vista, ¿cómo es la relación del bajo con el flamenco, ya que, en principio, no son un instrumento y un género que hayan nacido el uno para el otro?
-En realidad, la guitarra y bajo son instrumentos de cuerda que no están tan distantes el uno del otro, solo hay una octava de diferencia. Con el flamenco concretamente yo tuve la suerte de empezar la casa por el tejado, puesto que lo primero que hice fue una colombiana con Paco de Lucía, un dueto de bajo y guitarra que no sé cómo tuve el valor de tocar... Ahora me daría más miedo que en aquel momento, porque cuando eres joven no te da miedo nada, estaba súper lanzado y con Paco al lado yo sabía que tenía que ser bueno a la fuerza; ahora me daría pánico.
Y, ¿qué sucede cuando a esa ecuación se le suma el jazz?
Tampoco es que yo haya sido, concretamente, un músico de jazz; además, el abanico se ha ido agrandando. Por otra parte, siempre he tocado cosas eclécticas, música española, mediterránea, también he hecho música brasileña... Yo tenía un popurrí encima hasta que me encontré con Paco y en aquel momento lo vi claro y descubrí el camino a seguir por muchos años.
Cuando se da una magia tan especial como la que acontece entre Jorge, Carles y Tino, ¿uno qué siente?
-Somos como una familia, tenemos las mismas peleas y los mismos amores que los hermanos; nos parecemos mucho en unas cosas y en otras somos muy diferentes, pero ahí está la gracia, ¿no? Si fuéramos iguales sería muy aburrido. Cuando hay buena sintonía, la mezcla de los tres tiene todos los colores, es fantástico.
No deja de ser una pregunta reiterada, pero las respuestas siempre son diferentes, ¿por qué cuaja tan bien el flamenco con el jazz?
-No sé si son músicas que están hechas desde el sufrimiento, muy emotivas... Tú oyes un gospel o un blues y te emociona porque tienen sentimiento, y con el flamenco sucede lo mismo, aunque quizá todavía sea más exagerado que el blues. A mí del flamenco lo que apasionó desde el principio es la dinámica, es de emociones muy fuertes. Una de las cualidades que vi en Paco era que pasaba de la agresividad de un picao que parecía una ametralladora a un trino súper dulce sin perder el pulso: eso es el control de las emociones.
¿Pesa mucho todavía la ausencia de Paco de Lucía ?
-Parece que no ha pasado, yo todavía no me lo acabo de creer. Hacía poco que habíamos estado juntos y habíamos hecho planes para tocar juntos otra vez... Se me hace muy extraño, muy irreal que no este.
Mirando todavía más atrás, ¿qué recuerda Carles Benavent de álbumes como Soy gitano o Potro de rabia y SoygitanoPotroderabiaymiel
-Fueron unas colaboraciones fantásticas, estoy muy orgulloso de haber estado ahí y me siento muy feliz por haber estado metido en esos discos. Me han venido muy bien para mi interior y mi formación como persona y como músico.
Su último disco en solitario data de 2011 Un, dos, tres...
-En ello estoy, precisamente me pillas ahora grabando el próximo disco, que será con un cuarteto de cuerda, y estará integrado por temas del disco Agüita que corre. Hicimos una actuación con estos temas arreglados por el compositor y guitarrista Joan Sanmartí, y yo me dije: si ya hemos hecho todo este trabajo, vamos a registrarlo en un disco. Lo empezamos a grabar el año pasado y espero terminarlo antes de que acabe este.
cuatro referencias
Camarón
“La manera de estar y de expresarse. Es difícil para mí emularlo, pero hay un disco en el que llegué a doblar la voz de Camarón con el bajo, y eso fue una experiencia increíble para mí, en una pista su voz y en otra el bajo, fue increíble. Es algo que tengo que hacer más veces porque da mucha sensación de lo que está interpretando el cantaor al intentar doblar todas las notas y los giros”
Paco de Lucía
“Han sido 21 años viviendo con él y aprendiendo cosas juntos”.
Carmen Linares
“Es encantadora, yo la siento como una prima mía, también es como de la familia. Desde que la conocí sigue siendo igual, y a mí me encantan las personas así, que siempre están con la sonrisa en la boca”.
Sabicas
“Es entrañable. Cuando tocamos con Chick Corea y Paco de Lucía en Nueva York, nos vino a ver, y no aguantó todo el concierto. Luego vino su hermano al camerino y nos dijo que no había podido aguantar toda la actuación porque le parecía que tocábamos música de insectos, como si fueran mosquitos o moscardones revoloteando, porque todo tenía muchas notas. Me acordaré de eso toda la vida”.