Escuela flamenca
Forjado como una expresión musical y bailable del pueblo gitano, el flamenco se ha convertido en un arte complejo en el que la danza, el cante y la guitarra se fusionan para crear un estilo único lleno de variantes rítmicas y sonoras.
Nacido en lo más profundo de Andalucía, el flamenco es una nueva lectura artística de la tradición musical hispana que bebe de múltiples fuentes. Se podría considerar el género mestizo por excelencia, puesto que en él convergen diversas culturas que asentaron lo más granado de su música. Esta mezcla de elementos musicales de múltiples procedencias lograron como resultado una música única. Eva González La Lagartija, bailaora pamplonesa que imparte estos días un taller enmarcado en el Flamenco on fire, describe el flamenco como “un arte universal, puesto que no pertenece a nadie”, y agrega que el flamenco, “como el perfume, se mide por su calidad, no cantidad”.
Los inicios de este arte se remontan al siglo XIX, de una forma profesional, puesto que ya desde antes se preparaba el terreno con melodías gitanas, nanas y romances. Durante los años 20 y 30 aparecieron los primeros signos de lo que hoy reconocemos como flamenco: el polo, la caña, la playera, la seguiriya, la rondeña y la serrana, mientras que la guitarra iba confeccionándose acorde a esas melodías, al igual que el baile.
En un escenario convulso en todo el Estado, en el que dominaban las modas francesas y la ópera italiana, Andalucía forjó un lenguaje musical como respuesta a estas influencias, creando una expresión musical y bailable. Esto, cultivado durante años, desarrolló en lo que comúnmente se conoce como palos de cante, toque y baile, tanto de mujer como de hombre, los cuales ofrecían tesituras muy diversas. “El flamenco consta de diferentes pilares, como lo son el cante, el toque y el baile, pero para mí todo se basa en el primero, el cante, porque es el fundamento en el que se apoya todo el flamenco. El resto de elementos lo arropan”, manifiesta la Lagartija, cuyo taller ha sido un éxito ya que ha agotado todas las plazas disponibles durante estos días.
El flamenco, una expresión a través de la música y el baile, podría considerarse un arte austero, ya que los artistas flamencos parecen querer conseguir el máximo de expresión con el mínimo de recursos. A través de la guitarra, con la voz desnuda y el acompañamiento de las palmas, jaleos y taconeo logran un sonido que no deja indiferente a nadie.
disciplinas
Vías de expresión
Cante, toque y baile flamencos
El cante flamenco, a su vez, cuenta con diferentes tipos de voces, que podrían reducirse en dos principales: una más lírica y ornamentada, la propiamente flamenca, y otra más cruda, que predomina desde hace ya unas décadas al estar considerada como más auténtica. El baile tuvo que renovarse y adaptarse a la evolución de estas disciplinas, algo que se puede apreciar, por ejemplo, con el cambio generacional de Farruco a su hijo, Farruquito.
Asimismo, la guitarra flamenca ha vivido una evolución considerable en el último siglo. Este instrumento ha dotado no solo el esencial acompañamiento al cante y al baile, con una rítmica adecuada a cada estilo, sino que ha recorrido un amplio trecho en el ámbito de la guitarra de concierto.
La técnica de la mano derecha es una de las claves de la guitarra flamenca, con la alzapúa como su recurso más genuino, a través de la cual se consiguen hasta dos o tres notas con un solo ataque. Otra de las técnicas más representativas la forman los diferentes tipos de rasgueo o picado de la cuerda. Los arpegios o los trémolos son también elementos indiscutibles de la guitarra flamenca.
“Estas tres disciplinas se complementan entre sí; aunque son válidas cada una en solitario, cuando se juntan deben tener una unión, que se consigue únicamente mediante la comunicación, un factor fundamental dentro de cualquier espectáculo de flamenco”, indica la bailaora Eva González, la cual añade que, precisamente por esto, “es fundamental conocer bien la función de cada disciplina, aunque no sea la tuya”.
Estos tres elementos sirven para conformar unas melodías que nacieron como forma de expresión del sentir del pueblo. Entre estas melodías, los tres temas principales a los que se hace referencia son la muerte, el amor y el desamor. “También la ruina, porque hay muchas canciones que expresan las penurias del pueblo por la falta de dinero”, destaca Eva La Lagartija.
medición
Tres estilos diferentes
Compás binario, ternario y de amalgama
Uno de los elementos más significativos del flamenco es el compás, el cual sirve como elemento de medición de la música. Los flamencos utilizan tres tipos diferentes de compases: binarios, ternarios y de amalgama.
El compás ternario, de tres tiempos, se encuentra en múltiples estilos, como la jota y los fandangos. Complementando a estos, se encuentran los binarios, de dos o cuatro partes. Con este ritmo se encuentran los tanguillos, los tientos -que son una versión más lenta-, y los tangos flamencos. Acelerando o ralentizando la velocidad se obtienen diferentes estilos.
El amalgama, que es la técnica más genuina del flamenco, consiste en un compás de 12 tiempos. Hay muchos estilos que utilizan esta métrica, como la soleá, la seguiriya o las alegrías.
Hay otros palos, por contra, libres de compás, en los que la rítmica se crea en la interacción entre el cantaor y el guitarrista. Estos pueden ser las malagueñas, las tarantas o la granaína. “Todos estos estilos pueden ser fáciles y difíciles a la vez, dependiendo de la velocidad que les des, por ello es muy difícil hacer una clasificación de mayor a menor complejidad”, destaca la bailaora pamplonesa. “Para saber seguir el compás con los pies, hay que conocerlo bien, y hay que tener en cuenta también el el ritmo del cantaor, de la guitarra y del cajón, en el caso de que haya”, comenta.
teoría
La cuarta pata
El estudio del arte flamenco, fundamental
Además del baile, cante y toque, Eva González señala que “la teoría es uno de los factores fundamentales del arte flamenco”, ya que sin ella será “muy difícil bailar o cantar”. La bailaora defiende que trabajar el baile, lo físico, es básico para lograr una buena técnica, pero remarca que esto no se alcanzará “sin un buen conocimiento de los palos”. “Cada uno de ellos tiene una teoría, significa una cosa y viene de una historia diferente”, añade la Lagartija.