Vengo de Murcia, donde actuaba Bertín Osborne, y al día siguiente me lo encuentro en Vitoria hablando de su programa En tu casa o en la mía. No me atrevo a largar en la primera columna de él porque además he leído que va diciendo por ahí que las críticas por su sueldo en TVE se la soplan o que se la traen al fresco. Yo creo que con el calor que ha venido haciendo este verano lo que quería decir el actor y cantante es que se la suda. Y es que necesitaba un poco de humedad para arrancar esta columna ahora que en Vitoria-Gasteiz tenemos a lo más granado de la televisión haciendo presentaciones de comienzo de curso. Un ritual en el que sigue faltando Mediaset y sus producciones. Y es que unos se quejan de las críticas pero bien que las ponen en marcha siempre que pueden. La crítica no es mala por naturaleza, y menos en un medio como la televisión, que es un bien público. Lo que no está tan bien es aprovecharse del medio y no dar explicaciones. Yo por ejemplo: no soy un fan de Bertín Osborne, lo reconozco, pero no voy quejándome de su sueldo, aunque tampoco es que me haga mucha gracia que un tipo como él cobre más que yo. ¿Qué? ¿Porque mide más que yo? Pues no son razones. A mí me la sopla si lo hace en su casa o en la de otra, siempre y cuando no venga a la mía, vamos, que ya me empieza a preocupar verlo a todas horas revoloteando tan cerca. Pues seguiremos mirando de reojo lo que se mueve por esa alfombra naranja que en Gasteiz les ponen a las estrellas de la tele, esperando que al final presenten alguna novedad. Porque después de saber que en la 8ª temporada de Águila Roja por fin Gonzalo y Margarita se van a tocar la mano, pues uno pierde ya la ilusión de ir a aplaudirles a la alfombra porque, visto esto, puede que no haya otro momento más álgido en los próximos años de televisión. Vamos, a no ser que Bertín Osborne me invite a su casa y el resultado lo presente Paolo Vasile de nuevo en el FesTVal de Vitoria.