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Las navarras Maite y Sofía ya revolucionan ‘Gran Hermano 16’

Madre e hija protagonizan el estreno del ‘reality’, líder de la noche con 3,4 millones de espectadores

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pamplona - Gran Hermano, y ya van 16, echó la noche del domingo a andar con el protagonismo indiscutible de Maite y Sofía, madre e hija navarras que tienen que fingir no conocerse y que ayer fueron la sensación del reality. El longevo formato presentado por Mercedes Milá no solo no se resiente con el paso del tiempo, sino que arrasó en su estreno con 3,4 millones de espectadores y una cuota de pantalla del 24,8%. Fue lo más visto del día y el líder absoluto de la noche. Subió en casi un millón de espectadores respecto al arranque de su pasada edición, en el debut más potente de esta década (desde 2009 no se registraban cifras similares). Y buena parte de la culpa de este éxito la tuvieron estas dos navarras, Maite y Sofía, vecinas del barrio de Buztintxuri.

La primera de ellas es una conductora de villavesa de 46 años (de padre también conductor), “pamplonesa de pura cepa”, con cierta querencia hacia los hombres negros, a los que utiliza, independientemente de su color, como kleenex (descripción gentileza de la página web del programa). La segunda es una estudiante de Psicología de 19 años (previamente estudió en Plaza de la Cruz) y camarera del bar Baserri de la calle San Nicolás, que no sabe muy bien qué son las islas paradisiacas. Dice que su objetivo en Gran Hermano es demostrarse a sí misma que es capaz de sobrevivir fuera de su entorno con sus propios medios.

siempre muy unidas Las dos confiesan que han estado siempre muy unidas y mantienen la incertidumbre sobre quién liga más. Ahora, a tenor del primer programa, parecen incluso dispuestas a pelear por el mismo hombre. Y ya puestas, mejor hacerlo en la tele y ante millones de espectadores amantes del morbo por el morbo.

Maite entró a la casa de Guadalix con la premisa de mentir. No podía decir que Sofía era su hija, y a cambio le encasquetaron en el confesionario a un tal Suso como falso descendiente. Maite le cogió el gusto al asunto de no decir toda la verdad y nada más que la verdad y primero probó a adjudicarse 32 primaveras, para instantes después confesar sus 46 tacos. Pocos minutos para un salto de 14 años en un caso de envejecimiento brusco sin precedentes. Maite destacó por su afán de protagonismo, su vestido contrario al recato y por los cariños que le dispensó a su hijo postizo, que a ojos del resto de habitantes de la casa o no es realmente su hijo o tienen una relación pero que muy rara.

triángulo amoroso Y en estas apareció Sofía para confesar su predilección por los tipos del perfil precisamente de Suso, un maromo barcelonés de 22 años con muy buena planta. “Me gustan los hombres como tú”, le confesó sin tapujos. La hija verdadera y el hijo postizo ya se postulan como primera pareja de esta edición de Gran Hermano. Y todo en el estreno. Así las cosas, Maite y Sofía, que siguen los pasos de otros ilustres navarros del programa como Vanesa y Jacinto, prometen horas de diversión y chascarrillos a espuertas a los espectadores de Telecinco. - D.N.