Henry Moore se abre a Pamplona
El paseo Sarasate acoge hasta el 10 de enero seis esculturas del escultor Henry Moore, una muestra “única y monumental” donde las obras en bronce superan los tres metros de altura. A lo largo de estos meses habrá 13 visitas guiadas a la exposición.
seis monumentales esculturas han tomado el paseo Sarasate. Desde ayer y hasta el próximo 10 de enero, el arte y el paisaje urbano se dan la mano con la exposición de algunas de las esculturas de Henry Moore, una muestra “única y monumental” en la que las formas que toma el bronce superan los tres metros de altura y reflejan la esencia del artista inglés, que basó su obra en la naturaleza y la figura femenina. Con esta iniciativa, enmarcada en el proyecto Arte en la calle de la Obra Social la Caixa, la obra de Henry Moore se abre a la ciudad de Pamplona, que se convierte en una “galería de arte” para el público en general. En concreto, las seis obras que se pueden ver en el centro de la ciudad son Figura reclinada en dos piezas núm.2 (1960), Gran figura de pie: filo de cuchillo (1976), Pieza de bloqueo (1963-1964). Óvalo con puntas (1968-1970), Formas conectadas reclinadas (1969) y Figura reclinada (1982).
Estas esculturas forman parte del gran legado que Moore (1898-1986) dejó a su fundación para acercar el arte contemporáneo al público. Fueron creadas por el artista en la cúspide de su carrera, entre 1960 y 1982, y muestran la gran conexión que el escultor contrajo con España en una única visita que realizó, en la que pasó, entre otros lugares, por la vieja Iruñea. Además, la muestra, que ya ha viajado por otras ciudades de todo el Estado, como Málaga, Santander, Burgos, Islas Canarias, Sevilla, Valencia y Bilbao, es una clara representación de los motivos principales de su obra: la fascinación por la figura reclinada y la relación madre e hijo; la exploración de la relación entre la figura humana y el paisaje; la tensión entre lo natural y lo abstracto; y la transformación de los objetos naturales en formas escultóricas.
El jefe de colecciones de Henry Moore Foundation, Sebastiano Barassi, resaltó en la inauguración de esta exposición abierta que el artista hubiera estado “encantado y honrado” de que sus obras se exhiban en Pamplona, cuando la visitó en el año 1934 junto a su mujer y dos amigos. Asimismo, Barassi elogió los lazos y conexiones que existían entre Moore y España, así como la influencia de algunos de los artistas más relevantes como Picasso. “Moore tuvo la oportunidad de conocer a Picasso, y el arte de este último se convirtió en un parámetro muy importante con el que medir sus propios logros”, contó el jefe de colecciones de la fundación, que estuvo acompañado por el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron; la directora territorial de CaixaBank en Navarra, Ana Díez Fontana; y el director de Fundación Caja Navarra, Javier Fernández Valdivieso.
las claves de moore, al aire libre Asimismo, subrayó que la exposición que desde ayer se encuentra en Pamplona mantienen la esencia que Moore quiso transmitir con todas sus obras. “Estas esculturas, que exploran las claves del arte de Henry Moore, están al aire libre y dialogan así con la arquitectura de la ciudad y con la naturaleza de paseo Sarasate de esta ciudad, algo que el artista siempre tuvo muy presente en su obra”, agregó, y agradeció la acogida que ha tenido la muestra en Pamplona.
Por su parte, Joseba Asiron invitó a todos los navarros y navarras a ver la exposición de las obras “de uno de los artistas más grandes de la escultura moderna”, que han convertido “las calles de nuestra ciudad en una galería de muestra”, destacó el alcalde, quien durante los años que ejerció como profesor de Historia del Arte, siempre acababa el curso escolar con una clase sobre la obra artística de Moore.
un escultor de la naturaleza Las figuras reclinadas y las esculturas abstractas fueron un pilar fundamental dentro de la obra de Henry Moore, uno de los grandes maestros de la escultura moderna. El inglés solía partir de un elemento natural para crear: guijarros, piedras o huesos de animales que encontraba en su jardín. Los utilizaba para hacer una maqueta, que más tarde emplearía para hacer grandes esculturas. Asimismo, Moore es autor de obras monumentales de mármol y bronce, donde una de las fuentes de inspiración es, además de la naturaleza, la figura femenina, con un lenguaje plástico que cabalga entre la abstracción y la figuración.
Para ver las esculturas con una explicación detallada de cada una, se realizarán 13 visitas guiadas a la exposición, de las cuales ocho serán en castellano y cinco, en euskera. Las visitas en castellano serán los días 15 y 29 de noviembre; los días 6, 19, 20 y 27 de diciembre; y el 2 y 10 de enero. Por su parte, las visitas en euskera comenzarán el 22 de noviembre y seguirán los días 13 y 26 de diciembre; y el 3 y 9 de enero. Estas visitas, además, estarán compuestas por grupos de 30 personas (los menores de 18 años no ocupan plaza), y tendrán una duración de una hora. Una vez finalizada la exposición, las obras regresarán al museo-fundación, creado por el artista en 1977 en Perry Green, muy cerca de Londres.
‘Formas conectadas reclinadas’ (1969). El juego entre la forma exterior y el interior protegido es una constante de la obra de Henry Moore que encontramos en ‘Formas conectadas reclinadas’, metáfora de la maternidad, que conecta con un tema universal del arte desde siempre y, más allá del tema, propone una investigación formal sobre la relación entre una forma grande y otra pequeña, lo duro y lo tierno, lo sinuoso y lo angular.
‘Gran figura de pie: filo de cuchilla’ (1976). Esta obra evoca una de las esculturas más conocidas de la historia de la humanidad, la ‘Victoria de Samotracia’, a partir de la forma natural de un hueso de pájaro, al que Moore añadió una cabeza y un pie, y que más tarde amplió y modeló en bronce. La obra transmite una sensación de ingravidez y verticalidad flotante.
‘Pieza de bloqueo’ (1963-1964). Los objetos naturales y formas artificiales son una de las principales fuentes de inspiración del artista, los cuales también se reflejan en esta obra. Articulaciones, mandíbulas, piedras de molino o cerraduras sugieren imágenes compuestas que, en la escultura que se describe, provocan multitud de asociaciones.
‘Figura reclinada’ (1982). Esta es la obra más reciente que se presenta en la exposición, la cual el artista realizó a la edad de 84 años. “La figura reclinada ofrece la máxima libertad de composición y de espacio. La figura sentada tiene algo donde sentarse. No puedes moverla de su pedestal. Una figura reclinada se puede reclinar sobre cualquier superficie. Es libre y estable al mismo tiempo. Además, está en reposo, se adapta a mí”, dijo el escultor, por aquellos años, sobre su obra.
‘Figura reclinada en dos piezas núm.2’ (1960). Moore simplifica los elementos figurativos, de manera que la figura humana se asimila a formas de rocas y acantilados. Al mismo tiempo, juega con la verticalidad de las figuras en relación con el conjunto de la escultura, de concepción horizontal. “Ambas esculturas son una mezcla, una fusión del cuerpo humano con las formas rocosas y con el paisaje y, al igual que una metáfora en poesía, dan un nuevo aspecto a cada elemento, y tal vez también un nuevo significado”, describió Moore en su día.
‘Óvalo con puntas’ (1968-1970). En esta escultura se encuentra de nuevo una combinación de elementos antropomórficos y formas de la naturaleza que, en un lenguaje abstracto, que aspira a alcanzar una expresión sublime a la vista del público.
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