La tele se repite bastante. Susanna Griso se va a la casa de los famosos y la novedad es que no los lleva a la suya. Han descubierto un filón con Bertín Osborne que quieren explotar todo lo que sea posible. Nos aguardan muchas horas de televisión de confidencias de famosos. Esto es: la tele se está convirtiendo en una familia donde se practica la endogamia. Tú vienes a mi programa y, claro, me invitas al tuyo. Los famosos se van turnando, convirtiendo cada propuesta televisiva en algo que ya hemos visto. Ocurre esto cuando alguien quiere hablar de su libro, de disco o de su película. Comienza entonces un desfile que responde más a los intereses de las empresas que al tirón que despierte el autor, cantante o cineasta. Susanna Griso se pasa dos días con sus anfitriones, una relación que bien pudiera dar lugar a un idilio o algo así. Un tiempo que incluye dormir por ejemplo en la casa de Sergio Dalma, momento con morbo que ya veremos cómo se va resolviendo. Algo que ya hiciera Iñaki López en ETB 2 no hace mucho y que concluyó siempre apagando la luz en soledad en la habitación de invitados. Claro que no creo que a Sussana le dé por echar un cana al aire en directo, más que nada porque su marido es el director de Dos días y una noche. Aunque la novedad de esta semana ha sido el encuentro de Rajoy y Sánchez. Ese par de almas descarriadas que simulan, en público y en directo, como que no terminan de encontrarse. Un desencuentro que lo mismo resulta un paripé que demostraría que estamos ante dos grandes actores (el futuro de Sánchez pudiera estar en las telenovelas, según dicen en El Intermedio de la Sexta). Va a ser que el encuentro no ha sido muy largo y quizá debieran imitar los formatos televisivos y hablarse más: “en tu casa o en la mía” o “dos días y una noche o las que hagan falta”. Un programa así con Rajoy y Sánchez de invitados no tendría precio. Yo al menos lo vería. Por puro morbo.
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