Jordi Évole ha vuelto y parece que tuviera una flor en el culo o algo así. Justo el día en que montó en su programa Salvados una especie de Consejo de ministros en el que estaba como invitada Esperanza Aguirre. Va la lideresa y dimite como presidenta del PP de Madrid, aunque ojo que sigue como concejala. No es de extrañar que Salvados fuera el programa más visto el pasado domingo, que contó además con otros cuatro exministros (Josep Borrell, Carmen Calvo, Josep Piqué y Eduardo Serra además de Esperanza). Y es lo que tiene estar siempre en la pomada: más tarde que temprano la casualidad acaba dándote la noticia. Porque la tele todavía es ese instrumento de ocio e información, normalmente acompañado de una mando a distancia que sirve para hacer búsquedas activas. Gran parte de los éxitos televisivos se deben más a la curiosidad que tienen los espectadores que a la promoción que las cadenas hagan de sus programas. Esa curiosidad sigue dando sus frutos y quizás por eso haya una obsesión de mejorar lo que se está viendo. Unas veces aprovechando los anuncios y otras en cuanto barruntamos que lo que vemos se está convirtiendo en un coñazo. El mando sale en nuestra ayuda y gracias a él programas con cierto interés como el de Jordí Évole acaban acumulando más audiencia que cuando arrancaron. Una virtud que unos programas mantienen a diario capaces de congregar espectadores que luego sus sucesores van perdiendo. Uno de estos es Saber y ganar, que compite con las grandes cadenas todos los días y luego pierde a diario el 80% de su audiencia. Un concurso que tira de esta cadena desde hace 19 años ya que todos los días de lunes a viernes parte del uno para subir hasta el ocho e incluso el diez por ciento. Al parecer un momento de lucidez que algunos espectadores tienen al cabo del día pero que luego pierden con la obsesión de usar, como quien huye en un cohete, el mando a distancia.