cuando de pequeña era la encargada de peinar y maquillar a sus amigas en sus sesiones de disfraces, poco imaginaba que se iba a ganar la vida haciendo lo mismo, aunque de manera más compleja y profesional, claro, y con una ilusión muy similar a la de quien hace algo que le gusta mucho. Y menos aun podía pensar que iba a tener en sus manos el aspecto de Antonio Banderas, Anthony Hopkins o Chris Hemsworth. Porque Uxue Laguardia ha trabajado en los últimos 20 años en los departamentos de maquillaje y peluquería de grandes producciones como Troya, Alejandro, Pan o Piratas del Caribe, haciéndose un nombre en la industria y viajando por todo el mundo embarcada en la fábrica de sueños que es el cine. Hasta que hace un par de años decidió retornar a su Pamplona natal por su calidad de vida, pero sobre todo para que sus dos hijos se criasen con más libertad. Un regreso que no supone un parón en su carrera, sino el inicio de un nuevo capítulo que afronta “con muchas ganas”.

La opción de estudiar maquillaje se presentó casi de casualidad. Tras terminar el Bachillerato y COU, Laguardia decidió pasar un verano en Dublín de au pair en la familia en la que había estado una amiga. Y lo que iban a ser tres meses se convirtieron en seis cuando, llegado septiembre, no la aceptaron en Trabajo Social en la UPNA. “Y en Navidad pensé que mejor me quedaba hasta junio y volvía con un título”, así que permaneció en la capital irlandesa ya en un piso de alquiler con amigos y con un trabajo de camarera. “Entonces tenía pensado incluso estudiar Trabajo Social allí, pero mi madre me preguntó qué es lo que quería hacer en realidad, qué es lo que me gustaba y le dije que el mundo del cine y del teatro, sobre todo esas obras de La Fura dels Baus y Comediants con esos maquillajes tan llamativos”. Dicho y hecho. La madre llamó a un conocido suyo que daba clases en el Institut del Teatre de Barcelona, que a su vez se puso en contacto con la directora del Abbey Theatre de Dublín y esta la condujo hasta el Dun Laoghaire College of Art and Design, centro que solo admitía 20 alumnos cada curso. “Para poder entrar me preparé durante un año, hice cursos de maquillaje, dibujo, diseño... y al curso siguiente presenté mi portfolio y me cogieron”, recuerda Laguardia. Allí estuvo dos años, se especializó en diseño de maquillaje y primera asistente y al salir con matrícula de honor ingresó directamente en los sindicatos del sector, paso obligatorio para trabajar en Irlanda. Poco a poco comenzó a trabajar en cortos “y como a Irlanda venían a rodar grandes producciones inglesas, pude conocer a maquilladoras muy buenas”. De nuevo, los contactos le sirvieron para abrir una nueva puerta y en 2003 se trasladó a Inglaterra, donde el bagaje y sobre todo la recomendación de varios colegas le permitieron empezar a moverse pronto. Su primer título importante fue Die Another Day, la última de la etapa de Pierce Brosnan como James Bond, donde conoció a Paul Engelen, una eminencia en el mundo del maquillaje cinematográfico, que la llamó para su siguiente rodaje, Troya. “A partir de ahí ya vinieron una detrás de otra”, comenta, y enumera de carrerilla películas como Elizabeth. La edad de oro, Harry Potter y el cáliz de fuego, La reina Victoria, Conocerás al hombre de tus sueños, Piratas del Caribe (En mareas misteriosas), Alicia en el país de las maravillas, Blancanieves y la leyenda del cazador, Los miserables, Pan, Fury o Macbeth. Y las que se deja en el tintero. “He disfrutado con todas, las de fantasía como Pan me gustan mucho porque te permiten desarrollar más tu creatividad, pero las de época son especiales y las contemporáneas también”, apunta. Y reconoce entre risas que en el gremio “nos encanta la sangre, los cortes, las heridas”, de ahí que disfrutara con Fury, aunque también tiene predilección por la posticería.

A partir de este listado es imposible no hablar de los actores y actrices. Y menciona con los que más ha conectado. “Como Antonio Banderas, que es encantador y una persona muy culta y apasionada del arte”, o Anthony Hopkins, un primera espada de la interpretación que, sin embargo, “es súper agradable y muy respetuoso con nuestro trabajo”. También cita a Naomi Watts, Freida Pinto o a Chris Hemsworth, al que maquilló en Blancanieves y “con el que hablé mucho de música y, claro, como su mujer es española (Elsa Pataky) pues la conexión fue muy fácil”. Por supuesto, también ha tenido malas experiencias, sobre todo con intérpretes más jóvenes “y, por tanto, más inseguros”, pero la maquilladora navarra ha aprendido a “relativizar” y a amoldarse a todas las situaciones. “Hay actores que tienen muy claro lo que quieren, otros se dejan hacer y en general te los tienes que ganar a todos llevándolos a tu terreno, pero sin imponer nada, porque tienen que confíar en ti”. De hecho, el vínculo que se crea entre el equipo de maquillaje y el elenco suele ser estrecho. “A veces somos como psicólogas, les escuchamos, les reforzamos y les cuidamos mucho”, comenta Laguardia, que está acostumbrada a compartir los camerinos con los actores y las actrices que deciden pasar rato allí charlando y relajándose. “Al final, un equipo de rodaje es como una familia con la que compartes unas 14 horas al día durante unos meses y que un día para otro desaparece y tú vuelves a tu vida de siempre”, y añade: “No todo el mundo vale para esto”. Más que nada porque “viajamos constantemente, no tenemos una jornada de ocho horas ni un sueldo al mes”. En su caso, lo sabe por partida doble porque su marido trabaja también en la industria, concretamente en el departamento de arte. “Creo que trabajar en una oficina nos mataría”, bromea.

nueva base en pamplona La vida de Uxue Laguardia ha sido intensa en las dos últimas décadas, “he trabajado en Tailandia, Malta, República Dominicana, México...” Y lo seguirá siendo, aunque ya desde Pamplona. “A mí siempre me ha tirado esto, sigo teniendo mi cuadrilla de toda la vida y aunque Inglaterra es un país alucinante, la calidad de vida de aquí es mucho mayor”, dice. Así que la familia se trasladó en agosto de 2014, “mi compañero, que es inglés, se ha adaptado muy bien, y los niños -de 9 y 6 años- también”. Y a ella no le ha faltado trabajo desde principios de 2015. “Me enteré que venía Juego de Tronos y como conozco bien al equipo de maquillaje, contaron conmigo”, y algo similar sucedió con The Promise, en la que conoció a Susana Sánchez, “que trabaja con producciones extranjeras en España”, y que la recomendó para Still Star-Crossed, piloto de una serie sobre Romeo y Julieta que se rodó en Salamanca. Hace poco también ha estado en Abracadabra, de Pablo Berger, en la que ha conocido a Sylvie Imbert, que tiene dos Goya. “En este mundo una puerta te abre otra, más que mandar currículums, lo mejor es que te vean trabajar y que te recomienden”. El cine español es una cuenta pendiente de Laguardia, y “me encantaría estar en él porque hay gente muy preparada”. Otro reto para una profesional que adora los desafíos y que está ilusionada con esta nueva etapa de su vida y de su carrera.