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Javier Egiluz rompe con la composición cerrada

el artista navarro presenta su nuevo trabajo, esta vez más intuitivo, en la galería ormolú hasta el 1 de julio

Javier Egiluz rompe con la composición cerrada

Intuición, integración de elementos y la necesidad de romper la composición cerrada son las tres coordenadas que definen la exposición que Javier Egiluz tiene en la Galería Ormolú hasta el próximo 1 de julio, un cambio en su pintura que se aprecia nada más acceder al espacio y que supone una evolución en su obra, alejada en cierta manera de lo que ha hecho hasta ahora. “Puede parecer una evolución de Destination -serie pictórica que el artista navarro inició en 2014 y se extendió hasta 2015-, tiene muchos puntos en común, pero esta exposición es un punto y aparte”, explica el propio artista, quien en esta muestra parte de la idea básica de “romper con las composiciones más cerradas que habían predominado en mis exposiciones anteriores”.

Si bien sus anteriores trabajos se trataban de composiciones más cerradas y más localizadas en el lienzo, donde jugaba con los espacios vacíos, para esta exposición el artista pretende “que todo el lienzo participe de la composición, de los motivos del cuadro, y que lo haga activamente”. En este sentido, no ha querido dar tanto juego a los vacíos. Por ello, subraya, “el planteamiento ha sido bastante distinto”, aunque continúa con las composiciones a base de figuras geométricas, y en este aspecto tiene mucho que ver con la serie Destination.

Las tensiones en las relaciones entre los elementos del cuadro desaparecen en cierta medida en esta nueva serie pictórica. “En mis anteriores exposiciones sí que había ciertas tensiones buscadas en los cuadros, pero en esta ocasión no me he planteado este aspecto demasiado, sino que he preferido guiarme por la intuición, sin una idea previa de cómo iba a ser el resultado final, sino que he preferido que el proceso sea más intuitivo”, agrega el artista, a quien le interesa mucho “todo aquello que surge en el proceso, que no cuentas con ello y que, al final, te lo quedas para ti”, en definitiva, lo azaroso y lo complicado que acaba enriqueciendo mucho al cuadro. Asimismo, el artista destaca que en sus obras siempre han aparecido “elementos muy intuitivos y otros más pensados”, aunque en esta ocasión prima el primer aspecto por encima de todo. “En muchas ocasiones empezaba un cuadro sin saber siquiera hacia dónde me dirigía”, agrega.

Una constante

Uso de capas de luz y color partiendo de una base oscura

Una constante en el trabajo de Egiluz es la utilización de diferentes capas en sus cuadros. “No es algo metódico y radical, pero sí es algo que siempre utilizo”, dice el artista, y explica: “Parto de una base oscura y voy añadiendo capas de luz conforme van secando, dejando entrever algunas capas y texturas y otras no, o matizándolas más o menos”. Asimismo, y aunque el artista aplique la máxima de que menos es más en sus obras, lo que ha hecho en esa ocasión, en vez de desdibujar alguna capa, es “mostrar más elementos”. “No significa que por ello haya más información, porque puede haber la misma información en dos trazos que en veinte, dependiendo de cómo estén trabajados”, sostiene.

Una de las influencias que ha guiado esta serie pictórica ha sido el mosaico, algo que se aprecia en prácticamente todos los cuadros que componen la exposición, donde las formas geométricas están muy presentes. “Trabajar la tesela o el cuadro da estas geometrías, aunque en esta ocasión el resultado considero que es más lírico que otras veces, es una especie de geometrización de la lírica”, subraya, ya que en sus anteriores exposiciones “la geometría tenía más peso” mientras que ahora el resultado es “más etéreo, más espacial”. Para hacer realidad esto, el artista utiliza diferentes elementos, como la espátula o la brocha para trabajar las capas y la esponja, para crear esa ilusión de mosaico.

En cuanto a los colores, destaca el uso concreto de unos rojos muy saturados y unos azules muy vibrantes, aunque también utiliza mucho los colores más claros, donde el blanco es predominante en la mayoría de estos trabajos recientes. “Siempre digo que para mí es secundario el color, porque me interesa más la composición y la forma del cuadro, y esa integración de la forma con las texturas para que los elementos que hay dialoguen bien; en este sentido, el color pierde importancia y es secundario”, comenta el artista, quien espera que sean los cuadros lo que hablen por sí mismos y “conecten con las emociones del visitante más que con la razón o el intelecto”.

Trayectoria. El artista navarro Javier Egiluz realizó sus primeras exposiciones en 1999, en la Galería Molmar de Pamplona en una muestra colectiva y en el Café Tramoia de Zarautz de manera individual. Durante 17 años ha ido evolucionando desde la abstracción hacia una mayor expresividad y frescura que puede apreciarse en sus últimas obras, expuestas en la Galería Ormolú (calle Paulino Caballero, 42) hasta el 1 de julio. Toda su trayectoria se puede consultar en su página web, estrenada el año pasado: www.javieregiluz.com.