Para Xabier Santakiteria (Pamplona, 1973) ha sido un trabajo “medio terapéutico” fotografiar flores congeladas. “Fotografiándolas en casa durante horas, a ratos empezaba a sentir cosas extrañas: desde cosas alegres a otras desagradables”. Y es que cree que todos tenemos en nuestro interior emociones tanto negativas como positivas “congeladas literalmente”, y que son esas, precisamente, las que no dejan que la vida fluya de una manera natural. “Los apegos, miedos, recuerdos, la rabia?”. Congeló las pequeñas flores robadas de arboles públicos, de grietas del asfalto, o compradas en algún mercado, las inmortalizó utilizando la técnica de la macrofotografía -“la fotografía de las cosas muy pequeñas”- y las reunió en la exposición Jardines interiores, instalada en la estación de metro de Polanco, en la Ciudad de México. En unas vitrinas ha colgado 26 instantáneas de varios tamaños, llenas de color, de matices, tanto abstractas como figurativas, y se podrán apreciar hasta el 30 de junio. “Si todo va bien, después las expondré en otra estación. También me han ofrecido hacer un exposición con ellas en la Euskara Etxea de aquí”.
La de Polanco es una estación muy transitada. “Pasan por ahí casi un millón de personas cada trimestre”. Santakiteria, fotógrafo también de profesión, vive en la ciudad desde el 2010, y antes había residido durante otros tres años en Canarias, en la isla de La Palma concretamente. Comenzó a estudiar Biología aunque lo dejó a mitad de carrera, y después se formó como fotógrafo tomando algún curso en la Asociación Fotográfica de Navarra. “Pero sobre todo soy autodidacta”. Sospecha que la exposición es “consecuencia lógica” de llevar ocho años haciendo fotos de flora o de naturaleza.
A Vanessa Bohórquez, responsable de la unidad de cultura del Sistema de Transporte Colectivo de la capital mexicana, le gustó el trabajo del pamplonés, y le ofreció la vitrina de Polanco. “Ha sido ella, además, quien se ha ocupado de la museografía de la muestra”. La empresa Fotosmile, por su parte, ha aportado el dinero para la producción y le ha ofrecido a Santakiteria un patrocinio “sin condiciones”, en palabras del propio creador de la fotografías.
Instantáneas de detalles muy pequeños. “La macrofotografía son como pequeños paisajes”, comenta el autor. “Y me parece muy introspectiva. Fotografiar grandes paisajes o hacer retratos también puede ser introspectivo, pero por lo que he experimentando, donde más puedes reflexionar sobre ti mismo y tener diferentes sensaciones o emociones es la fotografía de detalles muy pequeños, porque puedes encontrar un poco como en las nubes, que componen diferentes figuras?”, reflexiona. Le interesan las fotografías de flores congeladas, a nivel más plástico a su vez. “Cómo transforma el hielo las flores, sus colores, sus formas? Tengo la sensación que las flores congeladas transmiten más sensación de movimiento que las flores frescas, naturales”. Algunas de las fotografías expuestas se asemejan a óleos. El gran pintor inglés William Turner (1775-1851) es una de las fuentes de inspiración de Santakiteria. “Su manera de retratar la naturaleza, las tormentas, incendios? Algunas de las fotografías de la exposición las elegí porque me recordaban algún trocito de algún cuadro de Turner”, reconoce.
El poema de Artze Hablando de nombres propios, de referencias, Santakiteria también se ha acordado del famoso poema de Joxanton Artze Martxa baten lehen notak, luego musicado por Mikel Laboa. Ha colocado un panel dentro de una de las vitrinas, que incluye la receta para fotografiar flores congeladas -“mi idea era compartir mis conocimientos”, aclara el fotógrafo-, y también el siguiente verso del citado poema, traducido al castellano: el sol está en nuestro interior / la luz que abrirá la oscuridad / el corazón que derretirá el hielo (gure baitan datza eguzkia / iluna eta izotza urratu dezakeen argia / urtuko duen bihotza).
Cuando estaba en el proceso de fotografiar los recipientes con las flores “más pequeñas posibles congeladas,” le pareció que el verso de Artze ponía en palabras lo que barruntaba, y confiesa por qué: “El proceso me empezó a parecer muy similar a lo que yo sentía dentro: mi exilio voluntario, estar fuera de mi tierra, Euskal Herria, lo que sentía de nostalgias, de sensaciones muy positivas aquí y otras no tanto? La necesidad de limpiarme para poder apreciar bien el lugar donde vivo. Y la manera de limpiarme me parecía abrazar esas cosas frías de dentro, darles calor, para que se descongelen y lleguen cosas nuevas”.
Suena muy lírica su explicación, y el mismo se encarga de esclarecerlo. “Toda mi fotografía, aunque, a lo mejor, suene un tanto espiritual, trata de honrar la naturaleza; me esfuerzo para que le den las gracias por su belleza, fuerza, abundancia?”. Las flores recogidas de las grietas, por ejemplo, son, según Santakiteria, “el latido de la naturaleza que hay debajo”.
Debajo, en el subsuelo de la ciudad, están expuestas las fotografías. El colorido de ellas contrasta con lo monocromático de la estación. También, claro, que estén colgadas en uno de los sitios más rápidos de la ciudad, donde nadie para, cuando al autor la fotografía le parece un arte lento. “Pero he estado aquí varias veces desde que abrí la exposición el pasado 1 de mayo, y algunos tuercen el cuello para mirarlas y otros, directamente, se paran”. Ese es el reto del fotógrafo: detener la mirada del que observa su trabajo. En la galería más democrática de la ciudad, a un coste de 5 pesos mexicanos. Las réplicas de las fotografías que reflexionan en grande desde lo pequeño, se podrán adquirir, “a precios populares”, en la web del autor: www.arimafoto.com.