La Federación de Coros de Navarra, a pesar de los escasos medios con los que cuenta, no ha escatimado esfuerzos para mantener su presencia en el panorama musical coral y educativo navarro, cada vez de una forma más abierta y exigente.
Con este objetivo ha auspiciado el programa Cantando mi cuerpo, bailando mi voz. Un proyecto que ya ha dado sus primeros pasos en el instituto Alaitz, y que continuará en 2017, con unas metas muy claras: proporcionar a todos los miembros de “coros txikis y jóvenes de Navarra, así como a los centros educativos que lo deseen, y a sus direcciones, una experiencia grupal placentera, de gozo y diversión en torno al canto y el movimiento. Desarrollar conciencia en el movimiento y la voz, en la expresión, en el ser grupal y social. Ofrecerles un regalo educativo y de crecimiento personal que ensambla su afición por el canto y con su deseo formativo en estos campos. En definitiva, el objetivo general de esta propuesta es el disfrute, la libertad y trabajar la conexión cuerpo-voz-emoción”.
Carlos Gorricho, presidente de la Federación de Coros de Navarra, apunta sin reparos que la entidad se decidió a lanzar este proyecto porque “desde Educación no se está haciendo nada en el área de música, donde cada vez recortan más las horas. De hecho, esto parte de iniciativas personales de los profesores. Además, quiero que quede claro que el objetivo de este proyecto no es crear coros. Es decir, si sale un coro en el Instituto Alaitz, que ha sido el pionero en esta iniciativa, fantástico, pero si no sale, será una formación que los chavales y chavalas de 14 y 15 años se llevarán para siempre. La idea es que se formen y tengan una idea de lo que puede ser la música coral a través del baile, de cantar o de la dinámica corporal. Lo importante es educar a las nuevas generaciones en el gusto y en el placer del arte en general. Y, por otra parte, hay que resaltar que los cursos son en castellano y euskera sin descartar el inglés”.
El origen del proyecto, rememora Gorricho, nace de una conversación con Kati Leatxe, de Karekin Kultura, “con la que hemos desarrollado el proyecto, porque nosotros, en la federación, sabemos de lo que sabemos, pero la educación de los niños y los jóvenes es sagrada, y hay que saber lo que se lleva entre manos, cómo tratar a los chavales y cómo motivarlos. Karekin Kultura lo cogió con mucho cariño y ha desarrollado un trabajo excepcional”.
Pero este proyecto no solo se marca este objetivo primordial sino que, además, se sustenta en la loable premisa de que “la cultura no tiene que ser sectaria. Y por eso estos cursos son totalmente gratis. Si las apymas de cada centro colaboran económicamente, bien, pero si no, la federación se hará cargo de su coste integro”, explica Gorricho.
Para Oskar Estanga, que es el encargado de impartir todos los cursos, la primera experiencia en el instituto Alaitz de Barañáin ha sido más que satisfactoria. “El segundo de Bachillerato Artístico fue un grupo ideal para comenzar con este ciclo. Artistas potenciales y en activo, entraron muy bien a la idea de que el canto es una herramienta para conectarnos con lo que somos y compartirlo con el mundo de manera sincera y entregada. Emoción en los cuerpos, vida en las voces, plenitud en los corazones”.
karekin Kultura Por su parte, Kati Leatxe, impulsora y piedra angular de Karekin Kultura, a la par que ideóloga de estos talleres, apunta que “como gestora cultural, he trabajado el tema de la creatividad cultural integrado en el desarrollo personal. Así, tras una satisfactoria experiencia con el coro txiki de Aoiz, desarrollé un proyecto, que fue el que presenté a la Federación de Coros, que no dudaron ni un minuto en lanzarse a desarrollarlo. En los coros se trabajaba muy bien la voz pero faltaba ese gozo, esa espontaneidad y libertad a la hora de expresarte. De esta forma, los talleres, que imparte Oskar Estanga, se centran en el canto, el baile, el movimiento corporal. Se trata de vivir el cuerpo, juntándolo con la voz, para que vayan al unísono. En el fondo queremos demostrar a los chavales que esto puede ser un gozo, no solo una tarea o un taller al que les han apuntado sus padres”.
Un ‘cuerpo’ de objetivos dobles
1. Vinculación de los miembros del grupo entre ellos y con la dirección del coro o profesorado. Establecimiento de unas relaciones más cercanas, de contacto y comprensión entre los miembros del grupo. “Cantamos juntos, disfrutamos juntos, crecemos juntos”.
2. Trabajar el camino canción-emoción-cuerpo. Indispensable para crecer como intérpretes y personas.
3. Romper las paredes que la rutina construye entre los participantes esperando que esto luego se inserte en el trabajo habitual del grupo.
4. Desarrollar una mayor espontaneidad para interpretar y expresar, impulsando la confianza en los movimientos de todo el cuerpo a la hora de cantar.
5. Enseñar a jugar con la experimentación en momentos permitidos para ello.
6. Ofrecer especialmente a los niños un modelo de masculinidad, amante del canto, de la expresión corporal y de la libertad en el ser.
1. Aumento de la autoestima, los recursos personales y la confianza en uno mismo.
2. Aprender modos adecuados de relación y establecer relaciones satisfactorias.
3. Desarrollar formas más eficaces de comunicación con tu entorno y la asertividad.
4. Siendo tan positivo para la sociedad el hecho de que estos niños y niñas quieran pertenecer a un coro en la era del fútbol, la cultura digital y la individualización, devolverles un obsequio en modo de diversión es un reconocimiento que los adultos y las entidades que los rigen pueden ofrecer para reforzar estos caminos de crecimiento y expresión tan poco premiados hoy en día socialmente.
2017. Zubiri-Garralda (enero), Aoiz (abril), Orkoien (abril) y Zizur (tercer trismestre) y Tudela (enero). Tafalla también a cerrado a falta de concertar fechas.