“Por la fama de borde que tengo hay gente que no se acerca, eso es una ventaja”
Risto Mejide se incorpora hoy a la programación de Cuatro con el programa ‘Chester in love’. Quiere que sus invitados se abran en canal para hablar de su vida interior
pamplona - ¿Qué es el amor? ¿Qué es el sexo? ¿Qué es el dinero? ¿Qué es Dios? A alguna de estas preguntas contestará hoy Cristina Cifuentes en el nuevo programa de Risto. El publicista quiere rebuscar en las profundidades, sin cursilerías ni falsos romanticismos. En otros programas serán Belén Esteban, Nacho Vidal, Mónica Cruz o Esperanza Aguirre quienes, entre otros, se sentarán y compartirán sofá para dar respuestas a alguien que dice ser un “intruso y un impostor”. “Muchos de tus colegas me han preguntado si lo mío era un papel. Bueno, pues ahí llevas la respuesta: es mucho más que un papel. Es una farsa. Soy una farsa. No soy quien digo ser, porque nunca lo he sido. Y lo que es peor, porque en realidad me gusta no serlo”, afirma Mejide.
Chester in love, ¿un programa amoroso? No le pega a usted.
-Va a ser un programa sobre el amor, pero confundimos amor con cursilería. En ocasiones el amor es muy jodido, no tiene porqué ser blando y fofo. El amor nos arrastra por las esquinas muchas veces.
¿Cree que sus invitados van abrir su corazón a las preguntas muy personales?
-Así ha sido normalmente. En Viajando con Chester ya había un componente muy personal; en este caso, no va a ser menos. En el primer programa está Cristina Cifuentes?
Se sabe poco de su vida personal, ¿se va abrir en canal en cuestión de sentimientos?
-La hemos visto en miles de entrevista, pero en ninguna hablará de lo que habla en mi programa: del amor, de su relación de pareja.
¿Somos muy pudorosos?
-Creo que hemos confundido la vida íntima con la vida interior. Hay muchos programas que se dedican a destapar la vida íntima de los personajes, pero no hay tantos que se preocupen por cómo vive interiormente esa persona.
¿A qué nos estamos refiriendo con vida interior?
-Cómo quiere, cómo odia, cómo anhela, cómo desea, qué desea? Más que el quién, es el cómo. Más que de destapar con quién estás, con quién te acuestas y con quién vas, se trata de hablar de cómo te gusta querer, de cómo te gusta que te quieran.
Descarta lo cursi en el programa, ¿hará lo mismo con los toques románticos?
-Depende lo que se entienda por romanticismo.
Para muchos es un ramo de flores, una cena a la luz de la velas, ya sabe. Pero ¿qué entiende usted por romanticismo?
-Para mí no tiene nada que ver con la cursilería, con poner velas en una cena o con leer a la otra persona poemas de Pablo Neruda... Tiene más que ver con ser incoherente con todo lo que dijiste que no ibas a hacer.
¿Entonces?
-Un día dijiste: nunca más voy a convivir con alguien. Y, de repente, te encuentras que convives con alguien y eres muy feliz. Dices: nunca tendré hijos. Y los tienes. Ese el romanticismo de verdad.
¿Romanticismo o contradicción con lo que un día pensaste?
-Sí. Es la contradicción a la que te fuerza una persona, es la aparición de alguien que te hace plantearte lo que creías que era inamovible en tu vida, eso es romanticismo de verdad. Lo demás son patrañas para mí.
Una cena con velas, una noche sorpresa, puede tener su encanto, ¿nunca organizaría una cosa así para su pareja?
- Una cena con velas es un componente estético que ayuda, pero no tiene tanto que ver con el romanticismo como esas decisiones que cambian tu vida y se toman por alguien. El romanticismo consiste en decidir algo no en base a lo que a ti te apetece, sino en lo que la otra persona necesita o te hace saber que quiere.
Usted tiene un hijo y también tiene pareja, ¿es de los que había negado ambas cosas en su vida?
-Claro, lo dije. En algún momento dije que hijos no y que otra convivencia tampoco. Y ahí estoy, tengo un hijo y tengo pareja. Es la incoherencia de mi vida, la contradicción.
¿Su romanticismo particular?
-Podemos llamarlo así.
Es usted muy peleón, ¿veremos esta faceta en el programa?
-Dejo que el público lo juzgue, pienso que es un programa muy honesto, es un programa en el que miro a los ojos a mi invitado y digo las cosas como las pienso. Creo en la honestidad, no tanto en la polémica.
Para no creer en la polémica se ha metido usted muchas veces en el ojo del huracán.
-Es una consecuencia, jamás algo buscado. Busco la honestidad en los invitados, que la gente sea de verdad, diga la verdad y se sienta de verdad. Si genera controversia es algo que se me escapa; yo solo busco la verdad.
Cuando habla es de los que parece intentar sentar cátedra. ¿Se arrepiente de algo de lo que ha dicho?
-¿Esa impresión doy? No me arrepiento, el arrepentimiento es hacer fotocopias del dolor y no tiene ningún sentido. Creo en aprender de los errores cometidos.
Parece que la mención al nombre de Risto Mejide va siempre asociada a la etiqueta de borde.
-Bueno, tampoco es una etiqueta que me moleste demasiado. Se vive mucho más tranquilo siendo borde.
¿Usted cree?
-Sí, yo no envidio la fama de otros compañeros de televisión que están cenando en un restaurante y no les dejan en paz.
¿Y qué tiene que ver esa situación con ser un borde o no?
-Que a mí, por la fama de borde que tengo, hay mucha gente que no se me acerca nunca. No me dirá que eso no es una gran ventaja.
Tiene pareja, un hijo, hace colaboraciones periodísticas, publicidad, escribe libros y sale en televisión. ¿Cuál es el secreto para estirar el tiempo?
-El día tiene muchas horas y tengo la suerte de colaborar con gente muy buena, no lo hago todo yo solo. Es cuestión de rodearse de gente muy válida y muy buena.
Es un hombre con suerte; se fue de Mediaset dando un portazo, se alió con la competencia y otra de vez vuelta al origen.
-Se ha exagerado mucho. No soy el primero que lo hace y tampoco voy a ser el último. No le doy tanta importancia, lo que uno quiere es hacer productos interesantes en televisión, sea en un lado o en el otro.
¿Qué pesa más en usted, el publicista o el presentador?
-Me gusta definirme como comunicador, es un término que lo agrupa todo. A veces comunico para un programa de televisión y otras comunico para una marca. Para mí no hay tantas diferencias. La comunicación significa que alguien tiene un mensaje que dar a mucha gente. - R. Lakunza