pamplona - Aunque vuestro último disco de estudio es de 2006, eso no significa que Navajita Plateá haya parado, siempre habéis estado ahí, solo que quizá un poco como el Guadiana, apareciendo y desapareciendo.

-No, como la vida misma. No desapareciendo, sino yendo y viniendo. La vida son caminos, y hay unos senderos más visibles y otras veredas que no lo son tanto, pero que no dejan de ser, también, placenteras.

Veinticinco años dan para mucho, bueno, malo y regular, ¿qué es lo mejor que os está dando esta gira de aniversario?

-El aniversario en sí, ya que no nos esperábamos que la discográfica sacara un álbum por el 25 aniversario de Navajita. El disco es algo que cumple, valga la redundancia, con el regalo de cumpleaños. Eso, además de seguir mostrando nuestras canciones, las viejas y las nuevas.

Precisamente, cuando a un disco lo apellidas colección definitiva (teniendo en cuenta que estas denominaciones no las suele colocar el grupo sino la disquera), como es el caso, ¿no se torna un poco peligroso el título, ya que parece como si se apuntara a que Navajita Plateá no va crear más canciones?

-No sé si esa es la perspectiva de la discográfica. El título dependerá de quien lo lea. Definitivo puede ser muchas cosas. Para mí, hace referencia a que son canciones definitivas, en el sentido de que surgieron en un momento y un tiempo. Y ahora se editan como la celebración de un cumpleaños.

¿Cuál es la principal diferencia entre los Navajita de hoy y los de hace 25 años, aquellos que empezaron mezclando el rock con las bulerías?

-Han pasado 25 años y mentiría si dijera que no ha cambiado nada. Por ejemplo, nosotros hemos llegado a ser hasta 14 en el escenario, pero con el tiempo todo se simplifica, se viene a su ser; ahora somos cinco. Es otra manera de disfrutar de la música, con otra madurez.

El paso del tiempo es el mejor juez, ¿qué tal les han sentado los años a vuestras canciones?

-Pienso que ahora están mejor... Pero no creo que haya que pensarlo en estos términos, porque cada forma pertenece a un espacio de tiempo. Algunas de las canciones que integran el disco tienen 20 años, otras tienen menos, pero todas pertenecen a su tiempo. De ahí que hayamos contado con Concha Buika para el tema Frío sin ti, con la idea de actualizar los sonidos con una voz de hoy en día. Del resto no hemos retocado nada porque ha sido un regalo de la discográfica, y no vas a ir tú a decirle a nadie lo qué te tiene que regalar.

El mundo musical, y la industria, ha cambiado mucho, ¿cómo lo estáis viviendo?

-Como concepto musical, no desde el punto de vista de la industria, la madurez te enseña a respetar los tiempos y a hacerlo de otra manera. Nosotros nunca nos hemos guiado por lo comercial, es muy difícil ser número uno constantemente; esa es una labor que no hace uno solo sino un equipo de gente. Y, al final, el que decide todo es el público, con el que tienes que conectar; si eso no existe de manera masiva, no hay ese premio industrial que te hace estar en todas partes. Pero, como digo, nuestro camino es el de la vereda, el de ir tranquilitos, saboreando lo que hacemos.

¿El mayor handicap es conquistar a las nuevas generaciones, esas que no os conocieron en su día pero que sí han oído, lógicamente, alguno de vuestros grandes éxitos?

-El objetivo es hacer lo que te gusta, como lo hacíamos antes, creyendo en un concepto y una forma. Ahora nos pasa lo mismo, independientemente de que sean jóvenes o mayores, lo que nos interesa es conectar con ellos en directo, disfrutando nuestra música; y, precisamente, quizá disfrutándola es como conectamos. En la marabunta de los mercados me pierdo, no es un espejo en el que me gusta mirarme, me gusta más mirarme en el espejo de la música, y creo que lo que estamos haciendo ahora se saborea nota a nota y se transmite de la misma manera.

¿Os sentís presos de Noches de Bohemia o, al contrario, eternamente agradecidos?

-Nos sentimos eternamente agradecidos pero también presos de ella, porque uno no puede huir de lo que lleva en la mochila, y ella va con nosotros. Pero eternamente agradecidos sobre todo, y no solamente a Noches de bohemia, sino a la sucesión de canciones que nos llevó hasta ahí. Aunque está claro que tener un tema así, que con sonar las dos primeras notas, sin cantar, todo el mundo lo conozca, es para estar agradecido.