donostia - El nuevo trabajo de los irónicos y políticamente incorrectos Lendakaris Muertos se titula Podrán cortar la droga pero no la primavera. El grupo grabó el CD en su gira de 2017 por América, o como dicen ellos, en el “exilio”, “como Puigdemont”.
¿De dónde proviene el nombre de su nuevo disco ‘Podrán cortar la droga pero no la primavera’?
-La frase viene de un poema de Neruda en el que dice “podrán cortar las flores pero no podrán detener la primavera”. Riot Propaganda, unión de los grupos Los Chikos del Maíz y Habeas Corpus, la usó con anterioridad en una canción. Y nosotros hemos hecho la versión lendakariana. Aprovechamos que el disco lo grabamos en Argentina y en Chile, y estuvimos en casa de Neruda. Así que aprovechamos, aunque no sea santo de nuestra devoción.
El disco lo han grabado en el “exilio”, mientras estaban de gira por Sudamérica. Habrá sido intenso.
-Más que duro fue laborioso. Al final estuvimos un mes en América y no teníamos otra cosa que hacer, ni familia, ni trabajo... Estábamos centrados en dar conciertos y en hacer las canciones y grabar el disco. Duro no fue, fue cansado porque dimos ocho conciertos seguidos y al día siguiente había que meterse a ensayar y a hacer las canciones nuevas. Toda la experiencia estuvo muy bien tanto la musical como el viaje.
Es un disco corto para lo que suele hace Lendakaris Muertos (dura 16 minutos).
-Es corto porque se hizo de gira. Fuimos sin nada y dijimos “grabaremos lo que sea”. A no ser que fuese una mierda, evidentemente. Hicimos esas diez canciones y cuando volvimos en el avión nos dimos cuenta de que nos habíamos dejado una sin grabar. Tenemos una pieza de más para el próximo disco. Este es así porque ha surgido así.
El grupo está de gira de nuevo. Han enlazado la anterior, con el disco ‘Cicatriz en la Matrix’, con esta. Lendakaris Muertos no para.
-Teniendo en cuenta que la última vez estuvimos parados dos años, tenemos muchas ganas de tocar. De cualquier modo, parar también está bien, así que supongo que pararemos en algún momento.
Dentro de las temáticas habituales del grupo, en este nuevo disco dedican hasta tres canciones a las nuevas tecnologías. ‘Lamentablet’, ‘Fotomatón’ y ‘El 4k se llevó a mi chica’.
-Ya no son tan nuevas (ríe), sobre todo son asimiladas. Lendakaris Muertos tiene varios pilares en sus letras: el conflicto vasco, las drogas y las tecnologías. Fue una cosa que salió así, pero también es verdad que estamos todos enganchados al móvil, redes sociales, selfies... Nosotros debemos criticarlo, es una labor social.
Sobre el pilar del problema vasco vuelven a publicar otra canción que en este caso se llama ‘Gore ETA’. El grupo terrorista anunció hace poco su desaparición definitiva para este verano. Se van a quedar sin un tema sobre el que hablar.
-No creas. Fuera de aquí nadie se ha enterado. Alguien dijo hace poco que ETA es el único grupo armado que quiere dejar las armas y que no le dejan. Si vas a cualquier provincia española la gente no se entera de que hay un proceso de desarme o una voluntad de que las dejen. La gente que está bien informada sí lo sabe, pero la mayoría no. Nadie fuera de aquí se ha enterado de lo ocurrido hace unos meses en Baiona con la escenificación del desarme, con ese último bolo de despedida. En cualquier otro país hubiese sido una noticia alegre. Habría que hacer una canción sobre eso, sobre el último bolo de ETA en Baiona.
Sus canciones son muy irónicas y muy directas en muchos aspectos. Hay quien se siente ofendido por sus temas. Viendo la tónica actual con Hassel y Valtònic, ¿nunca han temido acabar en un juzgado?
-Nuestras letras ofenden a mucha gente, no solo a las personas de un lado. Las letras las hago yo y ya sé lo que he escrito. Supongo que si nos hubiesen querido detener, ya lo hubiesen hecho. Sabemos perfectamente que no hacen apología del terrorismo, porque no es lo queremos hacer. Otra cosa es que busquen tocarte las narices, eso me da más miedo. No me gustaría verme sentado en la Audiencia Nacional como estuvo en su día Soziedad Alkoholika. El peor de los casos sería estar sentado ahí, pero sé que no nos pasaría nada.
¿No han tenido problemas de este tipo?
-Sí que nos han puesto de terroristas o de amigos de los terroristas. Al final a nadie le apetece pasar por eso y mucho menos lo que le está pasando a Pablo Hassel o a Valtònic, o a mucha más gente. Es cierto que una de las asociaciones de víctimas del terrorismo mandaba cartas a las salas en las que íbamos a tocar diciendo que hacíamos apología del terrorismo. Hacían una especie de amenazas veladas para que no pudiésemos tocar. Todo el mundo sabe en qué parámetros nos movemos y no pasa nada. Pero tal y como están las cosas tampoco me sorprende nada.
Parece que vivamos una especie de regresión con la libertad de expresión.
-Yo creo que siempre la ha habido, lo que pasa es que cambiaron las leyes y ahora se nota más porque las aplican para dar un escarmiento y para que la gente se corte de opinar otras cosas. Al final, aunque a todo le llamen terrorismo, están castigando otras cosas como criticar la monarquía. Si un grupo critica a la Policía, eso no quiere decir que esté haciendo apología del terrorismo. Una cosa es criticar a la Policía y otra alegrarte de un atentado en el que han matado a alguien, pero meten todo en el mismo saco.
Haciendo referencia a la tercera pata de sus letras, las drogas, en el disco anterior incluyeron una canción llamada ‘Modo Dios’ y en este otra que se llama ‘Speederman’.
-Es una broma reiterativa de nuestros discos. Tenemos que meter por lo menos una canción relacionada con las drogas. Al final es lo que la gente quiere (ríe). Es como cuando te comprabas un disco de Los Ramones o de AC/DC, ya sabes lo que buscas y lo que quieres que haya. No quieres experimentos. Nosotros nos seguimos divirtiendo hablando de las drogas y del problema vasco, y la gente es lo que quiere. La de Speederman es una de las canciones que más le gusta a la gente.
¿Ven como habitual el consumo de drogas en la sociedad?
-La droga está en la sociedad en muchos aspectos, no solo el speed y la cocaína, sino medicamentos, televisión... Personalmente no tomo drogas y no he tomado nunca, pero en el mundo musical ahí están. Nunca me han llamado la atención. Pero es un tema que da mucho juego.
¿Qué espectáculo han preparado para hoy?
-Vamos cambiando la lista de canciones. Digamos que acabamos de arrancar y estamos tanteando un poco con las canciones nuevas. Una cosa que nos encanta de los conciertos de Lendakaris Muertos es que siempre nos piden canciones nuevas de los últimos discos. Eso está muy bien, no hay que vivir solo de las rentas. Oso panda, Veteranos de la kale borroka... Esas canciones nos las siguen pidiendo y las tocamos siempre, pero es de agradecer que nos pidan los nuevos temas y que los coreen. Tocamos unas 40 canciones por espectáculo y de Podrán cortar la droga pero no la primavera metemos unas seis. Como son cortas, si no te gusta alguna, en minuto y medio pasará.
¿Cómo lleva su proyecto paralelo en euskera, el grupo Aberri Txarrak?
-Está en el congelador, pero con un montón de temas nuevos hechos. Si me meten en la cárcel haré más, pero como no va a ser así... Entre la vida personal y con los Lendakaris tocamos mucho, no es un proyecto muy viable. Pero los Aberri Txarrak seguiremos, sí, cuando se pueda.