barcelona - Quince nuevas canciones compuestas por Manolo García en los últimos tres años conforman Geometría del rayo, un disco que “tira la caña para pescar esa chispa de felicidad que a veces está ahí” y conjurar “la epidemia general de descontento que se ha extendido en este mundo trastocado”.

El músico catalán procura tener la caña a punto y parece que pesca bastante. “Yo siempre estoy contento -dice a Efe-, tengo días malos, pero soy feliz porque me dedico a la música que me da alegrías, como este nuevo disco, que me encanta. Si no me gustara, no lo editaría”. Geometría del rayo, que sale hoy a la luz, navega por el mundo interior del inolvidable cantante de El Último de la Fila, con temas en los que se mantiene fiel a su personal estilo y que hablan de amor, desamor, pasión y surrealismo. Pero también hay espacio para un baño de realidad en Urge, una canción en la que clama “dejar de escuchar a los necios” y “hacer el vacío a los que incumplen las promesas”. Un tema dedicado a nuestros políticos, porque “deberían ser los sabios de la tribu, los que nos llevan por el buen camino” y, sin embargo, “se pasan el día entero en sus milongas y su apoltronamiento”. “El mundo está trastocado -dice-. El planeta es neoliberal y las partes que no lo son quieren serlo con desesperación. La desigualdad social es flagrante y la parte de abajo está cada vez más confusa y aplastada, mientras la cúspide de la pirámide vive cada vez mejor”. “Noto que los que me rodean y yo mismo tenemos el mismo estado de ánimo: pasamos de todo, estamos hasta las narices, no tenemos ganas de escuchar a los políticos ni de ver sus fotos, y eso lo han provocado ellos”, añade. Ante tanto descontento, Manolo García prefiere “recoger piedras por la playa, pasear por el barrio o jugar al dominó” que ver las noticias en televisión o leer el periódico, pero lo que mejor cura sus heridas es la música. “Soy un monje de la música, estoy consagrado a ella y las canciones son mis oraciones, mis letanías y los maitines con los que me levanto”, señala. Le motiva “recorrer nuevos caminos” en el terreno musical, como el que ha transitado con Toti Soler en la canción Me gustas, o con Jordi Sabatés y Carles Benavent en Dime dónde está.

A sus 62 años, García sigue aprendiendo y mantiene el espíritu juvenil porque, como dice en una de sus canciones, “nunca es tarde cuando el verso cunde”. - Rosa Díaz