“Generación Lorca es un homenaje al teatro en su forma más pura y bella. A ese teatro que no entiende de tecnicismos y que se centra en la experiencia, en la emoción y en el descubrimiento de las palabras que un día fueron escritas para ser pronunciadas delante de un público”. Así de sencilla y directa es la descripción que Ana Artajo y Ion Martinkorena, autores del texto, hacen de la obra que actualmente representa el Taller de Teatro Escolar del IES Navarro Villoslada, con la que alcanza su 40ª temporada. Ahí es nada.

Ana y Ion ofrecen algunas de las claves de un montaje en el que un grupo de alumnos de instituto se enfrenta a una importante, y en estos tiempos casi milagrosa, misión: montar con su taller de teatro Bodas de sangre. “El universo lorquiano se entrecruzará desde entonces con sus historias personales, y la palabra de Lorca inundará sus vidas para cambiarlas para siempre”, apuntan. Y damos fe que así esta siendo.

En su primera temporada al frente del taller, Ana Artajo apunta que han elegido a Lorca por “una honda palpitación del espíritu, como decía Machado... Nosotros queríamos contar una historia de teatro dentro del teatro, de descubrimiento del mundo teatral, y partiendo de esa idea, Ion tuvo muy claro a Lorca. Y de forma inmediata a mí se surgió Bodas de sangre”. Ana cede el testigo a Ion que se pregunta:¿Por qué? Porque es él. El dramaturgo, el autor, el poeta mas representativo de las letras españolas de cualquier siglo. Es el gran ejemplo”.

Pero esta obra va mucho mas allá de una mera representación de Bodas de sangre, ya que en el montaje “se entrelaza, sobre todo, con su poesía de juventud, ya que cuando él empezó a escribir tenía unos pocos años más que los chavales que la están representando. Queríamos que fuera pedagógica y didáctica, pero que, además, contara con una línea de belleza y estética; de coger la palabra de Lorca y ponerla en boca de chavales de 18 años y que en ellos resuene. De hecho, los poemas los elegimos pensando en las chicas y chicos que los iban a interpretarlos, porque, además, van unidos a la parte musical. Lo importante era crear un atmósfera del Lorca joven, enamorado, del Lorca que puede despertar en los chavales con los que trabajamos los sentimientos que ellos viven”. A modo de resumen, Ana Artajo relata que “a través del montaje de Bodas de sangre, las problemáticas de la obra se trasladan a las vidas de los estudiantes; es decir, que ellos viven conflictos que están tal cual en Bodas de sangre”. “No es una actualización -matiza Ion- porque cuando se interpreta Bodas de sangre, es puramente esta obra, sin adaptación”.

Para la representación, el vestuario es notablemente homogéneo, “no queríamos que las historias se contaran a través de los complementos para evitar que el público juzgara a los actores previamente, y por eso hemos buscado una neutralidad en el vestuario, sin colores, pero, a su vez, que cada uno diera su toque personal, ya que el desarrollo de cada personaje lo hacen ellos, y ahí es donde está el trabajo del actor”.

Un trabajo que se complementa con música en directo y baile, “ya que uno de los grandes valores del Navarro Villoslada es que se trata de un centro en el que los chavales destacan por su creatividad y por las inquietudes culturales, y eso había que aprovecharlo”. ?Musicalmente, se abre con Ciudad de los gitanos, de Marea, “y, además de composiciones propias (Jose Cobo) también cuenta con temas de Extremoduro o Leonard Cohen, todas con versos de Lorca”.

Los protagonistas Inge Díez, de 17 años, es una de las actrices de la obra, que representa el papel de Raquel. Para ella, Lorca, antes de acometer esta obra, “no era nadie, básicamente no lo conocía. Cuando nos comentaron para hacer Bodas de sangre, investigué un poco pero ha sido durante los ensayos cuando hemos ido sabiendo de su vida, de lo que quería transmitir. Y ahora puedo decir que es una persona muy interesante”. Consciente de interpretar un clásico del teatro, Inge recuerda que “sentí un poco de responsabilidad, porque no tenía experiencia teatral ni había leído Bodas de sangre, por lo que no sabía a que me enfrentaba. Pero me he dado cuenta de que las emociones siguen siendo las mismas. Además, el taller de teatro te permite por un momento olvidarte de los estudios, de tus problemas y meterte en la piel de otra personas; y eso es una liberación”.

Javier Arana, también de 17 años, actor y ayudante de dirección musical, apunta sobre Lorca que “para mí era como una leyenda, una figura mítica, no había leído nada ni visto sus obras... Esta obra me ha servido para descubrirlo, acercarme a él y ver que aunque escribiera hace 80 o 90 años, las pasiones y los conflictos de sus obras se pueden seguir identificando con lo que sentimos”. En este sentido, Javier tiene claro que hacer teatro “es como jugar a vivir vidas que no son la tuya, a meterte en universos diferentes”. Respecto a la música, Arana explica que “de lo que se trataba, además de poner música a Lorca y Bodas de sangre, era de poner banda sonora a la generación actual, es decir, que se pudiera entender a Lorca pero también a los jóvenes”.

Representaciones. La próxima función tendrá lugar mañana a las 19.30 horas. Las siguientes serán los días 14, 21 y 28 de abril. Las entradas son gratuitas y se pueden recoger en la conserjería del instituto así como la misma tarde de cada representación, a partir de las 18.15 horas en el centro.

Reparto. El elenco está integrado por: Sunil Quintero, Brais Rey, Saioa Aguas, Javier Arana, Clara Maza, Aitor Rubio, María Ibáñez, Inge Díez, Jokin Herranz, Claudia Guerrero, Kristina Tatarintseva, Laura Giménez, Thania Andrés, Luken Porras, Nerea Vallejo, Myriam Lazcoz, Mikel Otamendi, Koldo León, María León e Ismael Paredes. Los músicos en directo son: Thania Andrés (guitarra), Javier Arana (piano), Brais Rey (saxofón), Miguel Estébanez (batería) y Nerea Vallejo y Thania Andrés (voces).

Escenografía. La obra se representa sobre una rampa de skate, “un espacio propio de la generación que representa la obra, sin mobiliario escolar y sobre el que se ha escrito la primera página del manuscrito de ‘El público’, en la que también se hace metateatro”, apunta Ion Martinkorena.