hay encuentros casuales -o no- que generan resultados inesperados, pero muy deseados. Llenos de energía e ilusión. Así ha nacido La Fábrica de Gomas, un nuevo espacio que desde el Soto de Lezkairu quiere poner el arte en el centro de Pamplona. De momento, con una exposición colectiva de 14 artistas navarros que se inaugurará esta tarde, a las 20.00 horas, en sus instalaciones de la calle Fuente de la Teja, 12. En adelante, con talleres, otras muestras y diversas actividades que pretenden convertir al lugar en “referente” de creatividad y colaboración en el sentido más amplio, “elástico”, de la palabra.

Olivia Blasco y Alberto García son los dos socios de la “microcooperativa” que ha puesto en marcha La Fábrica de Gomas. La primera tiene más de 15 años de experiencia en el ámbito de las galerías y las ferias de arte. Y le iba muy bien económicamente hasta que hace unos años decidió dar un giro a su vida. “Necesitaba un cambio y lo dejé todo para irme a África; estuve en una tribu durante unos meses” y al volver se instaló en un pequeño pueblo de Aragón, donde estudió y trabajó como guía turística voluntaria. A su regreso a Navarra, en 2014, no encontraba trabajo -“en una entrevista lo primero que me pidieron fueron las medidas corporales”, cuenta- hasta que un día recibió la llamada del gerente de la Galería San Antón para ofrecerle llevar la sala. “Al principio no lo tuve claro porque su línea era muy tradicional y yo soy todo lo contrario, pero me dieron carta blanca y acepté el reto”. Durante año y medio, realizó exposiciones, “algunas muy atrevidas”, y al finalizar ese periodo no le renovaron el contrato, “así que me fui al paro”. Y un día que salía de la oficina de empleo se encontró con un amigo, Javier Soto, que iba por la calle con Alberto García, al que no conocía.

Alberto estudió Empresariales y había trabajado durante 25 años coordinando cursos técnicos para IFES, la empresa de formación de la UGT, pero se quedó sin trabajo cuando el sindicato la desmanteló en 2015. “Me vi en la calle de repente y a continuación cayeron otras cosas malas en el terreno personal, así que fue una época dura”, recuerda. Y comenta que con el poco dinero de la indemnización compró el local del Soto de Lezkairu, una antigua fábrica de gomas que llevaba 15 años cerrada y en el que se encontró de todo, “hasta gatos muertos”, con la idea de habilitarlo “para poner una tienda o montar un negocio de algún tipo”. De hecho, había pasado de profesor a alumno y ya se estaba reciclando en el Servicio Navarro de Empleo con cursos de comercio digital y emprendizaje. Pero el encuentro con Olivia fue determinante. Ella no tenía espacio donde desarrollar sus proyectos y él, al que le gusta el arte y había hecho sus pinitos en restauración, tenía espacio, pero no proyecto. Así, tanto Olivia como Alberto desarrollaron sus ideas con ayuda del CEIN y del SNE, dando lugar La Fábrica de Gomas. “El nombre nos vino dado; cuando venía al bar que hay al lado del local siempre me decían ‘ah, eres el de la fábrica de gomas’, y la gente con la que hablamos también nos sugirió mantenerlo, así que lo dejamos. Además, hoy está muy de moda dar otro uso a edificios industriales como Tabakalera, el Matadero...”, dice García, que define esta propuesta como “un espacio donde integraremos el arte con otras actividades; elástico, adaptable”, agrega.

distribución La Fábrica de Gomas tiene 400 metros cuadrados distribuidos en dos plantas. En la planta baja está la nave central, con una altura de 5 metros, que albergará exposiciones y eventos como presentaciones de libros, performances, teatro, música, circo... y también hay una entrada y dos pequeños almacenes. En en la primera planta habrá pequeños talleres para que artistas y creadores de distintos ámbitos -desde arquitectos hasta diseñadores gráficos o de videojuegos- puedan desarrollar sus ideas. “Pero no de manera aislada y sin contacto con nadie; queremos que en este edificio se produzcan conexiones entre todos los que lo habitamos”, apuntan sus responsables. En ese sentido, los interesados podrán pagar un alquiler o intercambiar espacio por colaboración en el proyecto común.

Las exposiciones serán, sin duda, el eje que ensamblará todas las piezas. En ese sentido, Olivia Blasco subraya su apuesta “por la frescura”. “No me importan las edades, quiero obras que cuenten buenas historias, que emocionen y estén bien resueltas; no me voy a cerrar a nada”, afirma. Para la primera colectiva la respuesta de los artistas “ha sido buenísima; prácticamente todos con los que hemos contactado nos han dicho que sí. Queremos que sepan que está es su casa, la casa de todos; la fábrica del arte para todos los públicos”, termina.

14 artistas. En la primera exposición colectiva, abierta hasta el 28 de octubre, exponen: Ignacio de Álava, David Anocíbar, Monika Aranda, Belén Arévalo, Natxo Barberena, Joseba Burusko, Iruña Cormenzana, Milthon Duarte, Txema Goldaratz, Juanjo Lazcano, Joseba Lekuona, Ángela Moreno, Jabier Villarreal y Eduardo Yáñez.

El 2 de noviembre. Se inaugurará la segunda exposición, en este caso individual, con obra del búlgaro Bojida Toneff.

Sin su ayuda... Olivia Blasco y Alberto García comentan que no habrían podido culminar el proyecto sin la ayuda de cuatro amigos: Carlos, Isidoro, Javier, José Mari.

Localización. c/ Fuente de la Teja, 12. Pamplona.

Monika Aranda. La artista presenta la pieza Horas, en la que mezcla dos lenguajes, uno tridimensional, creado con varillas de acero, y una pintura más clásica. “Lo que quiere representar es que cualquier motivo puede causar una obra y que cualquier lenguaje es válido para contar una historia”. Juanjo Lazcano sabe cuál...

Belén Arévalo. “Me parece estupendo que se creen espacios donde los artistas podamos encontrarnos”, apunta la artista. En su caso, presenta dos obras de distintas épocas. En una de ellas sigue trabajando los collages fotográficos “en torno a temas como la mujer, las personas, la sociedad, la memoria” y la otra forma parte de la serie Gárgolas que se vio en El Sario, pero en tamaño más grande.

Joseba Burusko. “Se necesitan espacios nuevos y compartidos con otras disciplinas que nos reúna a los artistas y a los ciudadanos”, dice el escultor, que presenta obras relacionadas con el antimilitarismo y la insumisión, de cuyo surgimiento se cumplen 25 años. “Quiero celebrar la lucha de la sociedad y la transformación que se produjo entonces en la conciencia de la sociedad”, comenta.

Milthon Duarte. El artista valora muy positivamente que se abran espacios como La Fábrica de Gomas, donde presenta una pintura en la que plantea la relación entre los símbolos universales con el ser humano y de este con la naturaleza y la sociedad. “Trato de hacer amuletos en los que utilizo elementos naturales”, en este caso uno que coloca al hombre como intermediario entre el cielo y la tierra, convirtiéndose en conjuro para que llueva.

Joseba Lekuona. “Siempre es positivo ver que hay gente que lleva adelante estas iniciativas”, comenta este artista, que muestra varias esculturas. Dos de ellas son “las hermanas pequeñas de la escultura que tengo en la plaza Puente la Reina de la Chantrea”; dos cubos que juegan con la luz, la materia y los volúmenes. Además, presenta una naturaleza muerta de arcilla, unas pequeñas maclas de magnesita y un Big Brother de mármol blanco y piedra de calatorao.

Ángela Moreno. La artista presenta Hecho de silencio, diez piezas que son dibujo a lápiz y grabados que acompañan a una obra base que da sentido al conjunto. Una obra compuesta por varias hojas de magnolio recogidas en el jardín de la residencia donde su madre, enferma de Alzheimer, pasó sus últimos años y que ella ha transformado tejiendo ganchillo a su alrededor. “Así, tejiendo, me siento más cerca de ella”, comenta Moreno, que a través de esta propuesta trabaja la presencia, la ausencia, la compañía a lo largo de 15 años de enfermedad. Además, también se trata de poner en valor oficios considerados tradicionalmente femeninos.