Jaime Chávarri: “Ahora el cine se produce con vistas a su encaje en la televisión”
El director recibió ayer el homenaje del festival Ópera Prima, en el que reconoció su alejamiento de la gran pantalla
Tudela - Con paso ligero, sonriente, mirada directa y gesto afable, Jaime Chávarri camina por el hall del hotel AC Ciudad de Tudela. En la rueda de prensa anterior a la proyección de su ópera prima, Los viajes escolares, en el Cine Moncayo, reconoce que el homenaje que se le brinda en Tudela le hace sentirse agradecido. “Cuanto más modesto sea el festival, lo prefiero. Está bien que sea en petit comité”, señala el director. Un director que ayer protagonizó el tributo anual a cineastas destacados del panorama estatal que cada año organiza el Festival Ópera Prima de Tudela. Chávarri destiló sinceridad, cierta ironía y también confesó su alejamiento de la gran pantalla desde que rodara Camarón, en 2004. “Aunque las puertas nunca se cierran del todo”, matizó.
El suyo fue el testimonio de un enamorado del cine que, como él mismo describió, fue perdiendo poco a poco el interés por el séptimo arte, pese a que tiene una gran pantalla en su casa en la que ve las películas, especialmente las españolas, que más le interesan y que él mismo compra. “Dejé de hacer cine porque, tras Camarón, me ofrecían proyectos tras los cuáles rondaba el rumor de que a mí me daban subvención segura y cosas parecidas. Además, eran proyectos muy hinchados, que yo veía que jamás se rodarían”, reconocía. Chávarri, además, narró que “las producciones se fueron cuidando menos, se fue rodando con menos tiempo y la gente a la que podía interesarle el cine que yo hacía ya no iba al cine. Me quedé con el teatro, que me encanta y es más barato, y con las clases. Elegí una tercera edad tranquila”, bromeó.
El cineasta no negó que haya talento de sobra en los nuevos realizadores, loando la dinámica del festival tudelano y la oportunidad que da a los directores noveles, aunque deslizó que observa “cierta autocensura” a la hora de hacer películas, señalando directamente a los productores. “Ahora, ser productor es casi como ser colaborador de televisión, Los proyectos se afrontan según el encaje que vayan a tener en la televisión”, criticó, matizando no obstante que existen excepciones. “Hay productores que están recuperando, por decirlo de alguna manera, la dignidad profesional. Y con ellos estoy seguro de que se creará de nuevo una industria de cine en España”, dijo. En su alegato, Chávarri loó la figura de productores como Elías Querejeta, los que tenían “un gran sentido del cine” y “defendían su proyecto sin pensar en la televisión, con los directores y guionistas que ellos querían, sin importarles nada más”.
El público Sobre las nuevas dinámicas en el público más joven, el director reconoció que el espectador ha cambiado su perfil, poniendo como ejemplo la caída del cine de género. “Aquí, en terror o en serie negra se han hecho cosas fantásticas, pero ahora ya no se ven. Y, por ejemplo, desde hace un año más o menos, a los jóvenes les ha entrado una especie de fiebre por el melodrama, algo que antes era impensable”, describió.
Chávarri se quedó como recuero el cartel de su ópera prima que colgaba en la sala de prensa del AC, un cartel basado en el que en su día realizó Iván Zulueta y cuya existencia desconocía. “Esta película se estrenó de mala manera en el Bellas Artes”, rememoraba el realizador, quien la calificó de “marciana” para la época en que se rodó. A aquel director osado y underground de los 60 le acompañaron ayer en el homenaje Manuel Hidalgo, Lola Salvador y Diego San José, justamente tres profesionales de diferentes generaciones de lo que él confiesa que “nunca dominó”: el guion.