El león cavernario de la cueva de Arrikrutz camina de nuevo en el museo San Telmo
Será la última oportunidad “en mucho tiempo” de ver uno de los esqueletos más completos de este animal de la península
donostia - Un suceso inesperado es lo que da pie a grandes hallazgos. Es lo que le ocurrió en 1966 a Iñaki Zubeldia, quien perdido en las galerías de las cuevas de Arrikrutz de Oñati, acabó hallando los restos de un león cavernario, que desde hoy se exponen en el museo de San Telmo dentro de las exposición El león de Arrikrutz. “Zubeldia se perdió en la cueva y cuando logró salir lo hizo con un regalo”, expuso ayer el comisario de la muestra, el paleontólogo Asier Gómez, quien explicó que en 1981 Jesús Altuna publicó un artículo sobre su investigación en la revista alemana Bonner zoologische Beiträge, lo que le dio visibilidad mundial.
Los restos de este animal - 1,2 metros de altura hasta el hombro, una longitud de 2,2 metros y un peso aproximado de 250 kilos-, que componen el esqueleto más completo de la península ibérica, se han expuesto de forma previa en el Museo de la Evolución Humana de Burgos, desde donde llegaron a Donostia para después volver a Gordailua en Irun, lugar en el que se conservan. Precisamente, dado que es posible que pase “mucho tiempo” hasta que esta pieza se vuelva a mostrar al público, la directora de San Telmo, Susana Soto, instó a la ciudadanía a que no se pierda esta oportunidad y visite la instalación antes del 10 de febrero del año que viene.
Los restos que se exponen corresponden a un león adulto que murió en la cueva. Muestran señales de fracturas en varias de sus costillas, que Gómez interpretó como lesiones causadas por otro animal y que se encontraban en proceso de curación cuando el animal murió.
Pese a las ya citadas dimensiones, el paleontólogo y también investigador de Ikerbasque dijo que no sería de los “más grandes”. En otra galería de Arrikrutz se encontró otro fémur de otro individuo -también se puede ver en la exposición-, que consideran que pudo llegar a pesar hasta 330 kilogramos. El experto avanzó que pruebas genéticas y de Carbono 14 ayudarían a concretar algunos rasgos del león de Arrikrutz, como su sexo -la estimación del peso en función al fémur encontrado, hace pensar a los investigadores que el otro individuo era un macho-. Los tamaños y pesos estimados demuestran que eran más grandes que los parientes que han llegado hasta nuestros días.
Gómez expuso las características de los leones que llegaron a Eurasia hace 600.000 años y se extinguieron hace 14.500. La subida de las temperaturas y la caza por parte de los seres humanos llevó a su desaparición. Por otro lado, al haberse denominado león cavernario -se le llamó así porque se encontró el primero de estas características dentro de una cueva a comienzos del siglo XIX-, la realidad es que investigaciones posteriores han descartado la posibilidad de que viviesen dentro de cuevas.
El hecho de hallar estos felinos dentro de la tierra puede deberse a que animales carroñeros -como hienas- los hubiesen herido y arrastrado dentro de grutas o que los propios leones hubiesen entrado bajo tierra atraídos por el olor de algún animal muerto y que, finalmente, no hallasen la salida.
viaje al interior de las cuevas La exposición se abre con una reconstrucción realista del león de Arrikrutz que da paso a una estancia en la que se muestran representaciones fotográficas de arte parietal -pinturas en la pared- en las que se aprecian los distintos animales con los que convivían nuestros antecesores. La del museo es una exposición que simula la inmersión en las cuevas, en la que se exhiben 16 piezas, entre fósiles originales, réplicas y arte rupestre.
En la citada segunda estancia se representa la relación que tuvo el ser humano con estos animales y cómo los representó -se pintaban más animales “peligrosos” que los que servían para alimentar a los humanos-. Así, pueden verse una representación de la pintura del león en la cueva de Armintxe, en Bizkaia, así como un gran panel, versión del original de la cueva de Chauvet-Pont d’Arc, en Francia, en la que se dibujaron hasta 447 animales de catorce especies distintas. La exposición también acoge réplicas con forma de este felino, que originalmente se hicieron hasta de reno y en marfil de mamut.
También se exhibe otra réplica, en este caso de Löwenmensch o el hombre-león, aunque algunos investigadores consideran que puede representar a una mujer. La pieza original data de unos 40.000 años de antigüedad. En el tercer espacio, antesala de donde se encuentra a la joya de la muestra, se muestran cráneos de cuatro animales que convivieron con los felinos. Entre ellos se encuentra un cráneo de cuon (pariente del perro), descubierto en Obarreta (Bizkaia). Gómez explicó que estos animales eran similares a los canes y que se movían en manada. De esta manera tenían la capacidad de vencer a un león.
A su vez, el visitante podrá ver una calavera de un leopardo de más de 30.000 años de antigüedad descubierto en Allekoaitz (Gipuzkoa), así como un cráneo de hiena adulta encontrada en Madrid y otro de cría hallada en Labeko Koba, en Arrasate. Por último, destaca un cráneo de gran tamaño de un oso de las cavernas -se extinguió hace 28.000 años- proveniente de la cueva de Askondo, en la localidad vizcaina de Mañaria.