donostia - El bailarín y coreógrafo Jon Maya, creador de Kukai Dantza, entiende que “también toca” que la cultura tenga en la CAV el respaldo que ha permitido a otros “ámbitos” alcanzar niveles que los sitúan “a la cabeza de Europa”. No le gusta “poner demasiado el foco” en que la danza sea “la hermana pequeña de las artes”. “Disciplinas como el cine y la música están más socializadas, pero creo que todo es cuestión de política cultural y tendríamos que mirarlo por ahí”, apunta Maya en una entrevista.

Opina que los políticos, los que gobiernan y los que aspiran a hacerlo, no suelen hablar de políticas culturales “contundentes”. “Este desconocimiento, te da la clara señal del lugar que ocupa la cultura”, añade. Por lo que conoce y le cuentan, las compañías de danza en la CAV lo tienen más fácil que en otras comunidades autónomas, aunque advierte de que si se comparan con otros países no están en el “pódium”, sino “en el descenso”. “A las compañías vascas nos miran con envidia porque tenemos apoyos. Tenemos un circuito de exhibición en los teatros de la red Sareak con buenos equipamientos. Nosotros somos un grupo estable en un lugar como Errenteria, cuando compañeros en otros lugares están deshaciendo compañías porque no las pueden sostener”, afirma. “¿A qué nos queremos parecer?”, se pregunta. Y contesta: “No tengo duda. Si cojo el mapa, miro hacia arriba en Europa”.

más contenidos y menos cemento Recuerda que la Diputación de Gipuzkoa y el Gobierno Vasco han sacado datos que colocan a la CAV “a la cabeza de Europa en muchos aspectos”. “Pero en nuestro sector se vive en la precariedad. Lo que estamos haciendo en otros ámbitos de la sociedad, en la cultura también toca”, subraya el bailarín guipuzcoano, nacido en Errenteria en 1977. Lamenta que la educación y la cultura no estén “superunidas” como en otros países, “donde es natural que desde muy jóvenes los chavales vayan al teatro, tengan un espíritu crítico, pregunten, participen y sean creativos”. “Yo aquí no lo veo tan cerca, diría que lejos. Muchas veces los proyectos culturales son de estructura y de cemento y no de contenidos. De eso tenemos muchos ejemplos”, apostilla.

Los espectáculos de Kukai son esencialmente contemporáneos, pero en ellos siguen latiendo las danzas tradicionales vascas. Ese es el distintivo de una compañía que ha vivido un antes y un después de Oskara, montaje que vuelve a presentar en distintos escenarios a la vez que estrena Erritu. A una decena de salas, entre ellas la Salle Garnier Opéra de Montecarlo y los Teatros del Canal de Madrid, llegará Oskara antes de final de año, una obra producida junto a Marcos Murnau y La Veronal que ganó tres premios Max en 2017, cuatro meses antes de que Kukai obtuviera el Premio Nacional de Danza en la modalidad de creación. Maya señala que con este espectáculo están “dando el último empujón a muchas puertas” que comenzaron a abrir con Gelajauziak y Topa.

Con Erritu, montaje bello e íntimo, preestrenado este año en el Santuario de San Miguel de Aralar y representado ya en las capitales de la CAV y en Biarritz, fruto de la colaboración con Sharon Fridman, emprenderán en 2019 una gira por teatros del Estado. “Las propuestas que no nacen en grandes ciudades como Madrid o Barcelona siempre cuesta más que lleguen, pero a festivales como los de Tàrrega, Valladolid y Madrid en Danza llevamos más de diez años acudiendo”.

Han tenido que superar, además, la “fase de conocimiento”, cuando tenían que aclarar en qué consistía su trabajo. “Muchas veces los directores de teatro preguntaban si éramos el grupo de danzas del pueblo. Ahora no necesitas explicarlo”, dice. “Y aunque Oskara, Topa o Erritu sean estéticamente y conceptualmente contemporáneos, la fuente de inspiración siempre tiene que ver con los bailes o la cultura tradicionales, es nuestro ADN”, destaca. Y eso es lo que los hace “singulares”. “Compañías de danza contemporánea en el mundo tiene que haber millones mejores que la nuestra, pero en el circuito en el que nos movemos no hay gente que haga creación contemporánea a partir de lo que hacemos nosotros”, precisa Maya.